Es casi mareante la cantidad de juegos notables y excelentes, de renombre y desconocidos, de grandes compañías y de estudios pequeños, que se han lanzado en 2023. Algunos de ellos son experiencias que nos atrapan durante decenas de horas, cuando no cientos, pero tampoco han faltado juegos concisos que han hecho valer cada minuto dedicado por el jugador. The Cosmic Wheel Sisterhood es uno de estos últimos, un título que desde el principio provoca curiosidad por la originalidad de su propuesta, y que no tarda en atrapar por su emocionalidad.
No es de extrañar. Editado por el sello Devolver Digital, viene de la mano de Deconstructeam, el estudio valenciano especializado en aventuras narrativas que, forjado en la experimentación a la que da espacio las game jams, no ha hecho más que subir de nivel tras cada título, comercial o no. Con The Red Strings Club, además de tocarnos el corazoncito en varias escenas, ya ejecutaron con maestría la idea de que las historias interactivas no se ramifiquen tan solo con decisiones directas, sino con otros elementos de la partida; en aquel caso, la preparación de cócteles para influir en el ánimo de los personajes con los que conversamos en la barra de un bar.
El alcance de la idea se ha ampliado exponencialmente con The Cosmic Wheel Sisterhood, en tanto que las posibles ramificaciones aparentan ser prácticamente infinitas mientras se juega. Al fin y al cabo, las respuestas presentes en una conversación y las acciones disponibles ante una situación están influidas por algo relativamente aleatorio, que deja espacio a la creatividad del jugador y que tiene innumerables variables: la construcción de un mazo de cartas y de los naipes en sí mismos.
Nuestra propia baraja de tarot
La mecánica tiene sentido porque encarnamos a Fortuna, una bruja espacial exiliada de su aquelarre y privada del objeto con el que canaliza su poder de vidente: la baraja de tarot. Por ello llega a un pacto prohibido con un behemot, una criatura cósmica que dotará de poder a la protagonista y le ayudará a crear su propio mazo de cartas predictivas. Una parte importante de la partida consiste en la creación de ese mazo.
Cada carta consta de tres partes, y cada una de ellas tiene un coste diferente de los cuatro tipos de energía, un recurso que conseguimos al elegir ciertas interpretaciones de las cartas cuando las leemos ante otros personajes, y también al desechar los naipes ya creados. Así, según los elementos elegidos para cada parte, la carta resultante será diferente, y cada carta tiene varias lecturas diferentes al echarlas a nuestros interlocutores. Además, aunque no afecta a las opciones ni a otros aspectos jugables, su diseño es personalizable, lo que da alas a la creatividad plástica.
Con estos elementos sobre la mesa, podéis imaginar que cuando Fortuna recibe a brujas, brujos y otros personajes en su encantador hogar aislado en el espacio más profundo, las conversaciones pueden tomar caminos muy diferentes. Hay momentos en los que podemos elegir entre distintas opciones de diálogo, pero también situaciones en las que nos piden que le echemos las cartas; las respuestas elegibles están influidas, primero, por el azar de robar una u otra, y después los propios elementos elegidos para fabricar el cartón mágico.
Personajes especiales en un mundo complejísimo
Pero toda esta complejidad e innovación en las mecánicas serviría de poco si lo que nos contaran no fuera interesante. Menos mal que es todo lo contrario. La protagonista es un personaje profundísimo, con un pasado interesantísimo que descubrimos paulatinamente y unas ambiciones con las que es fácil empatizar. Su relación con el behemoth, algo que dictamos con nuestras decisiones, es genial. Esa criatura, y todas las brujas y brujos que vienen a charlar con nosotros, son personajes multifacéticos, complicados y con un contexto desarrollado, a los que es fácil querer u odiar.
¡Y ese mundo! La sociedad brujil intergaláctica imaginada por Deconstructeam derrocha originalidad, pero como es habitual en los otros juegos del estudio español, le sirve para hablar de nuestro mundo, de nuestros problemas y de nuestras emociones; de las heridas no cerradas, del cómo nos mostramos ante los demás, del quiénes somos, de política y del funcionamiento del sistema democrático. En definitiva, de psicología y de sociología.
Que logre hablar con tino sobre cuestiones tan delicadas mientras a la vez que generamos estrategias para la creación de nuestro mazo y de sus cartas es una hazaña tan solo comparable a su apartado audiovisual. La creatividad de los diseños de los personajes y la belleza de los poquitos escenarios que visitamos se mezclan con una banda sonora con la que es imposible no emocionarse y que siempre sabe cuándo resaltar para que la lágrima que llevábamos un rato conteniendo termine derramándose por nuestra cara.
Este 2023, por la cantidad de grandísimos estrenos de calidad, los muchísimos juegos independientes geniales que se han publicado han quedado un poco tapados, pero entre tantísimo lanzamiento que nos ha aturrullado durante los últimos meses quedan en nuestro recuerdo algunas conversaciones, ciertos personajes y varios momentos que hemos vivido junto a Fortuna y sus amigas.
