Hacer un remake de uno de los mejores y más influyentes videojuegos de la historia podría parecer fácil, pero lo cierto es que no lo es. Sí, tienes una base fantástica sobre la que sustentarte para garantizar que tu nueva versión de dicho clásico sea, como mínimo, igual de divertida a poco que actualices su apartado audiovisual a las tecnologías actuales, pero, la realidad es que los jugadores vamos a tender a comparar nuestros recuerdos embellecidos por la nostalgia con el enorme impacto que tuvo en nosotros y en toda la industria la obra original. Y estar a la altura de eso, puede ser una tarea imposible.
Por suerte para todos, Capcom tiene una bonita historia de amor con los remakes de Resident Evil, como bien demuestran los de las dos primeras entregas de la saga, y este año le tocó hacer lo propio con Resident Evil 4, un juego que marcó un antes y un después en nuestro hobby favorito, redefiniendo para siempre los títulos de acción e instaurando una serie de mecánicas sin las cuales hoy no podríamos entender el ocio digital. Y si bien ese impacto se ha perdido ya 15 años después, su remake ha resultado ser otra obra maestra que no ha decepcionado lo más mínimo, mejorando en todo al título en el que se basa y añadiendo multitud de novedades y cambios que hacen de esta aventura una experiencia tan familiar y nostálgica como nueva, refrescante y actual.
Un remake a la altura de nuestros recuerdos
En líneas generales, estamos ante un remake que sigue de cerca los pasos del original. De este modo, volveremos a encarnar a Leon S. Kennedy en su viaje a un remoto pueblo de España, donde una secta tiene secuestrada a la hija del presidente de los Estados Unidos.
Por supuesto, las cosas no tardarán en torcerse y nos tocará abrirnos camino a tiro limpio por multitud de escenarios mientras criaturas de todo tipo intentan acabar con nosotros.
El recorrido es muy similar al de la obra de 2005, recreando con muchísimo acierto la mayoría de momentos míticos e icónicos que se nos quedaron grabados a fuego en nuestras retinas e incluyendo también la mayoría de sus escenarios, cuyo diseño es muy parecido, aunque con una dirección artística más oscura y terrorífica. Sin embargo, Capcom no perdió la oportunidad de añadir infinidad de pequeños cambios aquí y allá para sorprendernos independientemente de si esta es la primera o enésima vez que jugamos a esta entrega.
Una puerta cerrada que en el original no lo estaba, enemigos colocados de distinta forma, cambios en el orden de nuestro recorrido, secciones enteras rediseñadas, partes completamente nuevas, jefes muy mejorados, salas con una disposición diferente… Resident Evil 4 Remake siempre sabía cómo desconcertarnos para obligarnos a estar en guardia, permitiéndonos disfrutar de la aventura como la primera vez, pero manteniendo su esencia intacta en todo momento para que siempre tuviésemos la sensación de estar jugando a algo muy familiar.
Y ese es el gran mérito de este remake, el de ser el Resident Evil 4 magnificado por nuestros recuerdos en vez de simplemente contentarse con ofrecer lo mismo que realmente fue pero con mejores gráficos. Evidentemente, hay muchas más mejoras, como unos controles mucho más ágiles y versátiles que nos permiten movernos y disparar al mismo tiempo, un gunplay mucho más satisfactorio y pulido, numerosos extras para rejugar el juego todas las veces que queramos, un nuevo sistema de paradas y esquivas tremendamente satisfactorio que aportan un importante y jugoso extra de profundidad a los enfrentamientos, una narrativa mejorada que redime a ciertos personajes que quedaron muy desaprovechados, un apartado audiovisual apabullante y un largo etcétera.
Lo que nos queda al final es un juego frenético, con un ritmo envidiable, con unos tiroteos inigualables, increíblemente variado, tenso y espectacular como él solo. Sí, no vamos a negar que durante el lanzamiento echamos de menos algunas situaciones míticas y modos adicionales, algo que se ha ido solucionando con los contenidos que se han añadido tras su estreno inicial, incluyendo el divertido modo Mercenarios y Separate Ways, una imprescindible expansión protagonizada por Ada que deja a la altura del betún la pequeña campaña extra del original en la que se basa, complementando de maravilla lo visto en el viaje de Leon. Y para rematar, un espectacular modo para la realidad virtual en PS VR2.
Sin lugar a dudas, uno de los mejores juegos de acción que se han hecho nunca, un remake de primera categoría y, por supuesto, una de las mejores experiencias que nos ha dejado este 2023, un año destinado a ser recordado durante mucho tiempo por todas las alegrías que nos ha dado como jugadores.