Los trucos han estado presentes toda la vida en los videojuegos -de hecho antes eran mucho más habituales que ahora- y eran una manera de suavizar la dificultad de muchos títulos gracias a códigos que aumentan el número de vidas, desbloquean un selector de niveles, añaden dinero o dan inmunidad. No hay nada de malo en usar estos secretos si es necesario pero ¿qué opinan los jugadores? ¿Es hacer trampa? Según un estudio, el 46 % de los jugadores estadounidenses consultados opina que realmente no, no sería hacer trampa porque es una opción creada por los desarrolladores en sus pruebas.
Este estudio de All Home Connections señala que un 37 % de los jugadores admite haber utilizado trucos en alguna ocasión, y han confeccionado un mapa de los estados que señala los juegos actuales donde más se abusa de estos códigos. El número 1 es para Grand Theft Auto 5, una saga que siempre ha contado con multitud de trucos de todo tipo, seguido por el battle royale gratuito Fortnite y el juego de supervivencia Valheim.
El juego de Rockstar aparece en el primer puesto de búsquedas de Google de 14 estados, con aproximadamente 246.000 búsquedas mensuales de "GTA 5 cheats". El propio juego da pie a ello, hay 34 trucos disponibles de todo tipo, desde ventajas a efectos cómicos.
No son trampas, aseguran los jugadores
Del 46 % de los jugadores que asegura que estos códigos no cuentan como trampas, el 22 % opina que hackear el juego sí lo sería. El 43 % dice que solo ciertos juegos deberían ofrecer este tipo de trucos, especialmente los de un jugador. El 34 % comenta que usar códigos hace el juego menos divertido porque se vuelve demasiado fácil. Sin embargo, un 30 % opina que usarlos una vez se ha terminado sí lo convierte en más divertido.
Por grupos, el 63 % de los hombres responde que han usado trucos de vez en cuando o de manera regular, mientras que en las mujeres el porcentaje baja a 53 %. Por edades, los millennials -entre 1981 y 1993- son los más tramposos quizás porque en su juventud estos trucos eran bastante numerosos, mientras que los boomers -entre 1946 y 1964- los que menos.