A día de hoy Activision Blizzard es una de las compañías más importantes de la industria del videojuego, la quinta si hablamos en términos de ingresos recibidos, razón por la que casi no nos ha extrañado que Microsoft se haya tenido que gastar la escalofriante cifra de 68.700 millones de dólares para adquirirla. Esta inesperada compra, que llega justo cuando la compañía está envuelta en escándalos de acoso en el entorno laboral, ampliará la plantilla de equipos de desarrollo de Xbox con nuevas franquicias y más de diez nuevos estudios, lo que le hará superar la treintena, conformados por casi 10.000 empleados alrededor de todo el mundo.
Sin embargo, la compañía ahora presidida por Bobby Kotick no siempre tuvo estas magnitudes. En sus orígenes estaba formada por cuatro personas, ex desarrolladoras de Atari, que decidieron salir de la compañía por considerar que no estaban recibiendo reconocimiento, ni público ni económico, de su trabajo en los videojuegos más exitosos de la Atari 2600.
Estos cuatro desarrolladores eran David Crane, Larry Kaplan, Alan Miller y Bob Whitehead, quienes dejaron sus puestos en Atari para fundar la primera distribuidora independiente de la historia del videojuego en 1979, cuando todavía no existían estudios de desarrollo externos a las propias compañías de hardware.
De desarrolladores para Atari a compañía multimillonaria
Por aquel entonces los desarrolladores de videojuegos no aparecían en los créditos ni en los manuales de los mismos, y tampoco recibían bonus económicos pese a ser los responsables de los principales éxitos de compañías como Atari. Eso llevó a los cuatro fundadores de Activision (que en aquel momento se llamaba Computer Arts, Inc. hasta que dieron con la idea de combinar las palabras 'active' y 'television') a buscar apoyo legal y financiero, asegurándose una inversión de un millón de dólares, para conseguir dar forma a lo que hasta entonces no había existido: una empresa que crease videojuegos desde fuera de las compañías que poseían las consolas domésticas.
A tenor de la situación actual de la compañía podemos decir que la jugada salió bastante bien, aunque ya desde el primer momento pudieron presumir de éxitos como el famoso Pitfall!, desarrollado por el propio David Crane, que vendió más de cuatro millones de unidades. En los años posteriores tendrían lugar una serie de altibajos fruto de un intento de expansión que no llegó a salir del todo bien (durante su etapa como Mediagenic), la compra por parte de Bobby Kotick, la adquisición de nuevos estudios y la fusión con Vivendi, que acabó dando como resultado la Activision Blizzard que conocemos hoy en día.