Cuando Reggie Fils-Aime, antiguo presidente de la división americana de Nintendo, fichó por la compañía, este ejecutivo tenía una PlayStation 2 y una Xbox, pero no una GameCube. Aunque Fils-Aime tuvo una gran colección de juegos de Super Nintendo y había sido un seguidor de la compañía japonesa, no había apostado por ella en esa generación.
Según ha explicado en el podcast Present Value, cuando llegó a Nintendo en 2003 como vicepresidente de ventas y publicidad en EE.UU. (en 2005 fue ascendido a presidente de la división americana), no tenía la consola de Nintendo de ese momento, GameCube, pese a que sí había sido usuario de Super Nintendo y Nintendo 64.
"En el año 2003, el mercado de las consolas domésticas contaba con la GameCube de Nintendo, Xbox acababa de llegar al mercado y Sony tenía su PlayStation 2.
En el mercado global, PlayStation 2 estaba dominando las ventas. GameCube y Microsoft estaban más o menos empatadas, así que para una compañía que se había acostumbrado a dominar las ventas, Nintendo estaba en una posición incómoda", rememora el retirado ejecutivo de la compañía.
"Yo conocía a Nintendo y sus sagas. Tuve no solo una Super Nintendo, sino también una Nintendo 64. Tenía una PlayStation 2 y una Xbox; todas estaban en mi casa. Lo curioso es que cuando me entrevistó Nintendo no tenía la GameCube", desvela Fils-Aime.
"Asi que, como consumidor, veía riesgos y oportunidades. Veía qué cosas hacían falta no solo desde el punto de vista de las ventas y la publicidad, que era el puesto para el que me iban a conratar, sino también desde un punto de vista global".
Por tanto, vemos cómo el distanciamiento que, como usuario, tenía Reggie Fils-Aime con respecto a Nintendo en la era de GameCube le permitía tener una visión crítica con la política de la compañía hasta ese momento.
Sus años como presidente de la división americana de Nintendo, coincidiendo en el tiempo con Satoru Iwata como presidente de la compañía en la central japonesa, llevaron a Nintendo a presentar las propuestas de Wii y Nintendo DS. Reggie Fils-Aime fue querido por los aficionados durante sus años al frente y se considera que sus aportaciones fueron muy importantes para la revitalización comercial de Nintendo tras GameCube.