Si ayer os contábamos como una jugadora decidía abandonar la competición de eSports Overwatch Contenders (que podríamos definir más o menos como la segunda división de este videojuego) a raíz de acoso en línea, ahora se ha sabido que esta usuaria no era en realidad quien controlaba al personaje.
En un comunicado hecho público por el equipo Second Wind explican que ni los jugadores ni los responsables del equipo tenían constancia del engaño, que ha sido reconocido.
Según parece, quien jugaba realmente era un usuario que usa habitualmente el nick de Punisher y parece que le habría propuesto a diversas jugadoras, todas ellas mujeres, realizar este engaño alegando la intención de realizar una suerte de experimento sociológico. Al menos, eso le han indicado otras jugadoras a Rod Breslau:
I have received screenshots of Punisher in a private message conversation with a woman Overwatch player 'Catsui', who was not aware of this incident until recently. Punisher, seen in a Battlenet conversation under Ellie, uses his 'egirl smurf' to grief OWL and other top players. pic.twitter.com/K1Tb2PFVLL— Rod Breslau (@Slasher) 5 de enero de 2019
Las explicaciones del equipo
Second Wind ha explicado que estaban en una situación complicada porque habían perdido algunos miembros del equipo y se acercaba el día de cierre de las inscripciones de miembro para la competición.
Varios de los miembros de Second Wind habían jugado con Ellie sin sospechar nada y comentaron que era buena.
"Cuando contactamos con Ellie originalmente, no hubo nada que nos hiciera sospechar", han dicho. Según parece, las comunicaciones las realizaba una mujer tras ese seudónimo, pero quien jugaba en realidad era supuestamente Punisher.
Second Wind explica que puesto que desean respetar la privacidad de los miembros del equipo, no forzaron la entrega de documentación personal, pero que hablaron por teléfono y por sistemas de mensajería privada sin que hubiera sospechas de ningún tipo.
El equipo asumía que la presencia de una mujer, la primera en la competición, podía atraer tanto interés como comentarios negativos, por lo que "trabajamos con Ellie para mejorar su presencia pública, preparándola para entrevistas, retransmisiones y fomentando un entorno en el que pudiera jugar con otros miembros del equipo de forma pública".
Cuando empezaron a llegar las amenazas de doxxing (hacer públicos datos privados de una persona) y amenazas personales contra Ellie, Second Wind contactó con Blizzard para corroborar la identidad de la persona tras el seudónimo. El objetivo era calmar las aguas despejando toda duda. Sin embargo, a raíz de ese movimiento y por la presión de las amenazas, Ellie comunica que deja el equipo. Más tarde, Blizzard confirma que Ellie "no era realmente quien decía ser y se ha descubierto que esa cuenta estaba siendo usada con objetivos que no respaldamos".
¿Acoso por ser mujer o sospechas fundadas?
Todo el suceso, pese a que Ellie era en realidad una cuenta conjunta (un usuario jugaba y una usuaria se hacía pasar por quien jugaba), sigue manteniendo abierta la cuestión de si el acoso, amenazas e insultos se hubieran dado si se hubiera tratado de hombres.
Desde el punto de vista del juego, lo más sospechoso era que Ellie escalara a velocidad de vértigo hasta la cuarta posición de las competiciones y entrara en contacto con jugadores profesionales de Second Wind con tanta facilidad. Esto, sin duda, es sospecho y puede ser indicio (como se ha demostrado) de que tras Ellie había alguien con amplia experiencia en el juego.
Sin embargo, las amenazas y el acoso se inician con motivos que parecen misóginos: antes de desvelarse el pastel, ha habido -como os contamos ayer- mensajes de tono sexual y posteriormente amenazas de doxxing contra alguien que deseaba mantener su privacidad.
Que Ellie finalmente fuera un fraude posiblemente solo consiga prorrogar el problema de la baja representación de jugadoras en eSports y que muchas usuarias se lo piensen para evitar que se repita el acoso, ahora bajo una falsa legitimación de colectivos misóginos escudados tras el antecedente de este engaño.