Microsoft lanzó un 15 de noviembre de 2001 su primera consola doméstica, Xbox, una máquina que adaptaba la arquitectura PC al mundo de las videoconsolas de sobremesa, apostando por la potencia. La consola vendió 24 millones de unidades: 16 en EE.UU., 6 en Europa y 2 en los mercados asiáticos y supuso el salto definitivo de la compañía de Redmond al mundo del entretenimiento del hardware dominado hasta la fecha por Sony y Nintendo, así como la extinta SEGA.
Un proyecto que comenzó como DirectX-Box
El proyecto, conocido como "DirectX-box", hacía alusión del uso del DirectX en una consola de videojuegos, un estándar en PC que había facilitado la adopción de gráficos avanzados en el mundo del PC. No obstante, la consola fue un proyecto del equipo DirectX de Microsoft contando con la dirección de Kevin Bachus y Seamus Blackley y la producción de Ed Fries, que entonces era el jefe de publicación de videojuegos de la compañía.
Tras varias decisiones comerciales y cambios estéticos, nombre definitivo para su comercialización fue "Xbox", conservando la génesis del proyecto, especialmente la letra "X" que forma el logotipo del sistema y que se ha convertido un símbolo en los videojuegos.
La Xbox está basada en la arquitectura x86, contando con un procesador de 32 bits, basado en el diseño del Pentium III, que presentaba una velocidad 733 MHz y 64 MB de RAM a una velocidad de 200MHz. Además, y de forma revolucionara, Xbox ofrecía un disco duro -8 GB en el primer modelo y de 10 GB en modelos posteriores-, que fue usado primordialmente para guardar juegos y los contenidos descargados en Xbox Live. Además de variantes USB, la consola incluía un puerto Ethernet para la conexión a internet.
La máquina tuvo una gran aceptación en el territorio norteamericano, en parte gracias a la confianza en la marca de Microsoft y la distribución de software y videojuegos innovadores como Halo, que se convirtió en buque insignia de la consola. La consola se estrenó sin su servicio en línea Xbox Live, que tardaría todavía unos meses en llegar a los usuarios, pero que abrazaron rápidamente los juegos del catálogo de la consola y acabó transformando el modelo de negocio de la empresa.
Su legado sigue vivo. Redmond hizo llegar la retrocompatibilidad de la primera consola con Xbox One, su actual sistema, ofreciendo videojuegos clásicos mejorados a nivel gráfico y técnico.