La fiscalía de California ha presentado un total de 46 cargos contra el acusado de orquestar un swatting que terminó con el fallecimiento de Andrew Finch, hombre de 28 años que fue disparado por uno de los policías que asaltaron su casa al responder a la falsa llamada que había avisado de una situación con rehenes y bombas en su domicilio. Todo era, según la acusación y la investigación realizada, una broma resultado de la frustración por una discusión en una partida en línea que supuestamente habría realizado Tyler Barriss. Lo más absurdo es que Andrew Finch ni siquiera jugaba con videojuegos, por lo que no tenía ningún tipo de relación con Barriss.
La fiscalía californiana presenta 46 cargos contra Barriss porque consideran que ese es el número de falsas llamadas a emergencias que ha realizado fingiendo situaciones de alto riesgo para forzar ataques a domicilios de personas completamente inocentes realizados por fuerzas policiales de asalto táctico (SWAT en inglés).
La mayoría de los casos de swatting que la fiscalía imputa a Barriss se produjeron a finales de 2017. El último de ellos es el que terminó en el fallecimiento de Finch, en Kansas, donde se juzgará a Barriss por este caso en particular.
Estos casos se produjeron después de que Barriss fuera puesto en libertad tras cumplir pena de dos años de cárcel por amenazas de bombas. Las llamadas más antiguas se remontan a 2015, es decir, antes de que entrara en prisión.
Algunas llamadas, según argumenta la fiscalía, estuvieron motivadas por disputas económicas (en todos los casos, por menos de 10 dólares), o para intentar que cerraran los centros educativos de sus amigos para que pudieran pasar el día jugando con videojuegos. Se le acusa también de haberse hecho pasar por miembro de ISIS para realizar amenazas de bombas.
Estas 46 acusaciones presentadas en California se suman al juicio en Kansas contra Tyler Barriss que se iniciará el 7 de enero de 2019 por el cargo de homicidio imprudente involuntario. No se sentará solo ante el tribunal: Shane Gaskill y Casey Viner son acusados también por la fiscalía. La discusión entre ellos por unos pocos dólares es lo que llevó finalmente a la llamada de swatting de Barriss, según la reconstrucción de los hechos que presentará la fiscalía. Esto implica que pueden ser cómplices de homicidio imprudente.