Hace poco, en nuestro especial sobre juego más difíciles que Dark Souls, hablamos de una saga muy particular: Swordquest. Esta saga es parte de la historia de los videojuegos gracias a la extraña propuesta que Atari diseñó para promocionarla. Compuesta por cuatro juegos, Swordquest iba a permitir a los jugadores ganar ostentosos premios que sumarían 150.000 dólares, que, si calculamos la inflación, equivaldría a casi 400.000 dólares actuales.
El primero de los lanzamientos se produce en octubre de 1982, y con él se lanza el concurso. Cada juego, que se subtitularían Earthworld, Waterworld, Fireworld y Airworld, contaría con un cómic que expandiría la historia y que, junto al propio juego, permitiría resolver un complejo misterio. Aquellos que fuesen capaces de resolverlo asistirían a una prueba final organizada por Atari, donde se decidiría al campeón.
El premio por resolver el misterio y superar esta prueba final variaba en función del juego, pero todos compartían un mismo valor: 25.000 dólares. Los ganadores se harían, en función del juego, con un talismán, un cáliz, una corona o una piedra filosofal, todos hechos de oro y piedras preciosas. El ganador absoluto ganaría también una espada valorada en 50.000 dólares, pero os podemos ir adelantando ya que, por culpa del juego que hoy nos ocupa, esa espada se quedó sin dueño.
La cosa empezó bien. Swordquest: Earthworld vendió más de medio millón de copias, aunque tan sólo ocho personas consiguieron resolver el misterio. La segunda parte, Waterworld, se lanzó tan sólo unos meses después, en febrero de 1983. Sí, 1983. El año por ser el de una de las mayores crisis en la historia de los videojuegos, y que casi acaba con Atari.
Tuvimos que esperar un año para poder jugar a la siguiente entrega, Swordquest: Fireworld. Suponemos que por la situación financiera de Atari y por la necesidad de sacar algo de dinero rápido, este título se lanzó en un estado terrible, repleto de bugs que hacían todavía más difícil superarlo. Por si esto fuera poco, las referencias para poder resolver el misterio junto al cómic estaban mal, por lo que era más cuestión de suerte que otra cosa poder conseguirlo. Este título, de hecho, ni siquiera se llevó a las tiendas, y sólo estuvo disponible para los miembros del Atari Club.
Con la compañía incapaz de afrontar los gastos de este concurso, no es de extrañar que se cancelase la cuarta y última parte, Swordquest: Airworld. Esta entrega iba a estar basado en el I Ching, el libro chino escrito durante la dinastía Zhou. Este libro está compuesto por oraculares representados por 64 conjuntos de seis líneas llamados hexagramas; hexagramas que se representarían en el juego.
Desde una perspectiva en primera persona (tan primera persona como era posible en Atari 2600), y a los lomos de un caballo alado, iríamos volando, recogiendo objetos y esquivando obstáculos hasta llegar a un objeto especial, que nos permitiría acceder a uno de estos hexagramas. En cada uno de ellos habría una prueba y, obviamente, necesitaríamos completar los 64 para poder encontrar todas las pistas necesarias para resolver el misterio. Junto al cómic, claro.
Pero ni el juego se terminó ni se llegó siquiera a escribir la historia del tebeo. El anterior título de la saga ya había tenido un lanzamiento muy limitado, y cancelando la cuarta entrega, también podía cancelarse legalmente el concurso y ahorrarse estos dos últimos premios, la piedra filosofal y la espada, aunque se rumorea que estaban ya fabricados. Aparentemente, la corona tampoco se llegó a disputar, y los jugadores que resolvieron el misterio simplemente fueron compensados con 2000 dólares.
El desarrollador de este título, Tod Frye, explica que nunca llegó a ser totalmente jugable y que, seguramente, era demasiado ambicioso para la situación de la compañía. Nunca se ha llegado a encontrar ningún prototipo, pero, más allá de su valor histórico, probablemente no nos estamos perdiendo mucho. Sí que se consiguió conservar la ilustración de la portada, que al menos nos deja algún material oficial de este proyecto tan particular.
Con Swordquest: Airworld se perdió la piedra filosofal y la espada del concurso; se perdió un trocito de la historia de los videojuegos y un trocito de la historia de Atari. Obviamente, es una saga que no se va a recordar por su valor jugable, pero sí merece ser recordada por su ambición, por ser uno de los primeros casos de cross media y por su ambición, un reflejo de lo que los videojuegos fueron –y vuelven a ser–.