Nos encantaría saber, de todas las ideas que barajan los desarrolladores, cuál es el porcentaje de juegos que llegan a las tiendas. Como probablemente sabréis si habéis seguido esta columna durante los casi nueve años que lleva viva, el porcentaje es bajísimo. No sólo hay muchísimos proyectos en desarrollo que se quedan a medio camino, sino también muchísimos conceptos que nunca salen del papel. Hoy queremos recuperar uno de esos títulos que nunca fueron más que un par de páginas de texto e ilustraciones, pero que bien podría haberse convertido en una realidad si God of War hubiese sido un fracaso.
Cultura sureña
Allá por 2004, David Jaffe y su equipo en Sony Santa Monica estaban entrando en la recta final de la primera aventura de Kratos. Viendo la luz al final del túnel, el estudio empezó a barajar diferentes ideas para un nuevo proyecto, y así nació el llamado Shitkickers, nombre en clave que, sospechamos, no sería el final. El concepto con el que Jaffe quería vender esta idea era sencilla: «Max Payne en el sur profundo de los Estados Unidos», con el que darle a «todo fan de la NASCAR su propio héroe de acción». Con esto, seguramente, ya os podéis hacer una buena idea de lo que nos habría esperado.
A pesar de que la cultura sureña estadounidense tiende a representarse de manera cómica y ridiculizada, con los llamados rednecks o paletos, Shitkickers quería hacer todo lo contrario, siguiendo el ejemplo de The Dukes of Hazzard (también conocidos como Los dukes de la suerte o Los duques del peligro en Hispanoamérica, o... ejem, El sheriff chiflado en España) o Smokey and the Bandit (Los caraduras en España y Dos pícaros con suerte en Hispanoamérica), serie y película, respectivamente, que representaban los estados sureños con un prisma más glamuroso.
En lo jugable, quería coger la fórmula de Max Payne y aderezarla con nuevas ideas para hacer que los tiroteos en tercera persona se sintieran frescos y diferentes. Aparte, los vehículos cobrarían una importancia enorme, y serían parte fundamental de la experiencia. La mención a la NASCAR por parte de Jaffe, nos hace pensar que la acción sería frenética, con accidentes, explosiones y choques por todas partes. Bueno, eso y una de las ilustraciones en las que aparece un coche volando por los aires. Aunque la plataforma que originalmente tenían en mente era PSP, no se descartaba llevarlo a PlayStation 2 no sólo por su mayor potencia, sino por hacerlo llegar a un público mayor; en 2005 o 2006, cuando se lanzase el juego, la base de usuarios de la consola de sobremesa sería mucho mayor que la de la portátil.
Para dar algo más de atractivo y autenticidad, Jaffe quería conseguir licencias para las armas, tiendas y los vehículos locales, algo que llamaría la atención de su público objetivo. De igual manera, quería incorporar una banda sonora licenciada con música country y rock sureño, además de actores y actrices conocidos para que hicieran de personajes no jugables. La estrella sería Dwayne Johnson, «The Rock», que reimaginaría su papel en Walking Tall, el remake de la cinta de 1973, para convertirse en el protagonista de esta aventura.
Nuevo estudio, misma saga
Como decíamos, este concepto no fue mucho más allá de un par de documentos. Cabe esperar que Sony prefiriese financiar otra entrega de Twisted Metal, teniendo en cuenta que Twisted Metal: Head-One fue el siguiente juego dirigido por David Jaffe ya como parte de su nuevo estudio, Eat Sleep Play. El director dijo este mismo año que sigue gustándole la idea, y ciertamente es una temática que no se ha explorado mucho, pero no parece muy probable que Shitkickers vaya a volver pronto a la vida.