Assassin's Creed Rogue

Una aventura de acción en mundo abierto que nos pone por primera vez en la saga en la piel de un templario

En el año en el que la saga de Ubisoft daba su accidentado salto a la nueva generación con el polémico Assassin's Creed: Unity, la compañía gala no quería dejar a los usuarios de PS3 y Xbox 360 sin su ración de AC, y lanzaba este Assassin's Creed Rogue, una aventura de acción en mundo abierto ambientada entre entre Assassin's Creed IV: Black Flag y Assassin's Creed III, explorando tanto el cierre de la saga colonial como los eventos que llevaron a la Revolución Americana.

La historia sigue a Shay Patrick Cormac, un miembro de la Hermandad de los Asesinos que tras una misión fallida con consecuencias catastróficas comienza a cuestionar los motivos y métodos de los Asesinos. Esta crisis de fe lo lleva a desertar y convertirse en un Templario, jurando cazar a sus antiguos hermanos, ofreciendo una perspectiva original y única dentro de la serie al colocar nos en el papel de un Templario.

Retomando la exploración y el combate con barco, y con nuevas mecánicas, como la posibilidad de ser atacados por asesinos ocultos y el uso de herramientas específicas para Templarios, el juego transcurre en tres grandes escenarios, como son el Valle del Río, una localización de la frontera nativa americana que combina la navegación por los ríos y la exploración del terreno con pequeños asentamientos y campamentos del ejército francés; el océano Atlántico Norte, en el que tenemos que sobrevivir a vientos helados y esquivar y destruir icebergs,así como luchar contra osos polares; y la gran ciudad de Nueva York, que ya recorrimos en Assassin's Creed III, pero que aquí visitamos diez años antes.