Quizás algunos de vosotros hayáis oído hablar de la conducta de los "hikikomori" (se podría traducir como aislamiento en español). En realidad la primera vez que me comentaron qué era un hikikomori lo entendí algo como: "Son las personas que alrededor de los 16-17 años no quieren ir a la escuela y se pasan el día en su cuarto jugando con los videojuegos", y claro, yo pensé: "¡Qué listos que son los japoneses! Eso no es ninguna enfermedad, yo a esa edad también quería lo mismo". Sin embargo a medida que me han ido contando más cosas u otros artículos que he podido leer, resulta que la "enfermedad social" de estos hikikomori es bastante seria.
En principio suele afectar más a los varones alrededor entre los 16-25 años. Digamos que en la etapa de bachiller y la universidad. Debido a una serie de factores como la fuerte competitividad de la vida japonesa, la persona empieza a aislarse del mundo, empieza a salir menos y recluirse en su habitación durante largos periodos de tiempo para alejarse de la presión social. Es cierto que todo en Japón es protocolo y competición. Cuando eliges una determinada universidad en Japón, normalmente siempre te guías por el prestigio de la misma. En España, por norma general, solemos elegir las públicas y cuando no te llega la nota, si puedes permitírtelo, te vas a una privada. Es cierto que algunas son "mejores" que otras, pero no tiene un componente tan marcado como en Japón. Aparte, la vida laboral es extremadamente dura y durante los primeros años en una empresa, normalmente tienes que hacer horas extras y trabajar muy duro para "hacerte valer". A medida que los japoneses crecen y salen de su querida infancia para enfrentarse con la vida real, se sienten abrumados.
Esta competitividad, junto con otros valores como la escasa sociabilización que existe en el país nipón aísla aún más a la persona. Llegado un punto el hikikomori más extremo no sale de su habitación, su familia le deja la comida en la puerta y deja las sobras en el mismo lugar. Normalmente duerme por el día y vive por la noche, donde dedica al tiempo a navegar por Internet, ver la televisión y jugar con los videojuegos. De hecho su escasa relación social se realiza a través de Internet o los juegos en línea. En casos extremos, algunas familias afirmaron no haber visto a su hijo en años teniéndole en una habitación de la misma casa.
Otro de los factores que fomentan la aparición de hikikomori son los abusos. Todos sabemos que los adolescentes pueden ser muy crueles, y estas burlas, junto con la falta de amigos, propician aún más esta conducta.
Ante esta situación muchos os estaréis preguntando: "¿Y qué hacen las familias?" Está claro que en España si nos volviésemos un hikikomori aparecería nuestra queridísima matriarca, bata en ristre, abriría la puerta y te diría algo como: "¿Pero qué es esta leonera de cuarto? ¡¡¡Quiero este cuarto recogido inmediatamente y date una ducha que hueles a tigre!!!" o bien tu padre: "¿No has ido al colegio? Muy bien pues castigado sin consola" a la vez que te suelta el típico cogotazo made in Spain (medio fuerte, donde no duele y siempre con cariño). En Japón tradicionalmente es la madre la que lleva la educación de los niños, estando el padre trabajando "full time" o bebiendo con sus amigos después del trabajo "full time" también.
La madre normalmente es más protectora y deja en un principio que la cosa se arregle sola, gran error cuando comprueban que lo que hacen es empeorarla. Además, en Japón, país del honor, el respeto y la vergüenza, consideran que este tipo de problemas no han de exponerse, es un problema de familia y ha de quedarse en la familia (suena un poco a El Padrino, ¿no?). Los nipones no son dados a expresar sus sentimientos y exponer este problema se considera como una exposición muy explícita de la vida familiar.
Así pues podemos resumirlo como un tipo de depresión agorafóbica, que sucede normalmente de forma gradual y en la que se pueden diferenciar varios niveles. No todos los hikikomoris cierran la puerta de su cuarto o no salen ni para ducharse, otros simplemente no salen de su casa o lo hacen lo justo para comprar lo necesario para subsistir. A pesar de ello, en estos últimos años, los matrimonios japoneses suelen ser bastante distintos, la gente joven es más abierta, el marido colabora más en la casa y en cierto modo el rol de muchas cosas está cambiando poco a poco. También es verdad que, una vez identificado al hikikomori, se actúa con más celeridad en busca de ayuda psicológica, aunque esto también dependerá del tipo de familia.
Después de daros una breve descripción de un nuevo apartado de la vida japonesa os dejo un vídeo muy interesante que he visto en Internet sobre los hikikomori.