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Conexión Japón

Leo Carrascosa, nuestro corresponsal en Japón, nos cuenta sus experiencias. Anécdotas, curiosidades y artículos relacionados con el mundo de los videojuegos desde el día a día de un español en Japón.

Mi primer día en Japón

Todo era coser y cantar…
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Actualizado: 17: 0/0/21:31

Queridos lectores de Conexión Japón, una anécdota que llevo varias semanas queriendo añadir es una curiosa y divertida experiencia (si no eres tú el susodicho) como es el primer día que llegas a Japón.

Siempre que cuento esta historia la gente se echa a reír a carcajadas aunque en mi caso la sensación era más de rabia y angustia. Bueno, vamos a ello.

La primera vez que vine a Japón preparé y estudie muchas cosas antes de venir. Mi japonés no era demasiado bueno pero al menos podía formular preguntas básicas y entender las respuestas. Sabía que no debía coger el taxi en el aeropuerto, sino un tren que salía mucho más económico.

La llegada al aeropuerto y la salida fue bien sencilla. Sigues a la gente, carteles en inglés, los de inmigración que te hacen la foto y cogen tus huellas dactilares, en fin cosas normales. Más tarde pasas por una zona donde si los inspectores lo consideran oportuno te abrirán la maleta. Personalmente en mis alrededor de seis entradas al país, siempre me han abierto la maleta. Quizás por ser extranjero, quizás por ser de España o simplemente porque mi aspecto a sus ojos es algo sospechoso. Es lo que tiene la barba de 3 días y la dejadez a la hora de vestir.

Bueno una vez he salido de esa zona, pregunto y consigo el ticket de un tren que me llevase a Shinjuku, donde estaba la oficina de la empresa con la cual había contratado una habitación. Tenía que estar antes de las 17 o la oficina cerraba, así que iba un poco justo de tiempo.

Una vez llegue a la estación, saque mi precioso mapa impreso de donde estaría la oficina. Iluso de mí pensé: "Buah, con este mapa ya me apaño. O sino pregunto en inglés". Así pues llego a la estación y aparte del exagerado número de personas me di cuenta de que Shinjuku era posiblemente la estación más grande donde había estado en mi vida. Mire el mapa y no comprendía nada ya que estaba todo en kanji y para aquel entonces apenas podía leerlos. Shinjuku tiene más de diez salidas y allí estaba yo, cual guiri perdido con dos maletas enormes, el portátil colgado y mirando el mapa como si de un jeroglífico se tratase.

Salí por la salida incorrecta, di unas cuantas vueltas, pregunté a un par de personas pero no supieron decirme nada. Al fin unos jóvenes se arrancaron, y nunca mejor dicho, a responderme y hacerme unas señas en inglés. Así que me puse a andar en la dirección que me habían dicho. Para más inri estaba lloviendo muy fuerte, y con las dos manos ocupadas en las dos maletas, el portátil colgado tampoco podía ni sostener un paraguas.

No me costó mucho encontrar la oficina, una vez situado en el mapa sólo seguí la dirección correcta, pero eso sí...llegue completamente calado. Allí firme el contrato, me dieron las llaves de la casa, me explicaron el reciclaje y me despidieron amablemente. En esta oficina me proporcionaron también una foto de mi casa, un pequeño mapa y me dijeron como llegar en transporte público.

Vuelta a Shinjuku con las dos grandes maletas, cuando el maletín del portátil se rompe y todo se esparce en medio del suelo mojado de la calle. Curiosamente el disco duro externo a pesar de caer en un charco, a día de hoy sigue funcionando.

Entro en Shinjuku, cojo un tren, cambio en Ikebukuro, cojo otro tren. Y aparezco donde no es. Resulta que el tren era Express y a pesar de ser la misma línea, el tren express salta las paradas menos visitadas parando sólo en las importantes. Vuelta a coger el tren LOCAL en otra dirección y por fin llego a mi estación.

Salgo del tren y miro el mapa…de nuevo todo en Kanji. Sólo había dos salidas así que me la juego, salgo por una y comienzo a andar. En ese momento llovía aún más fuerte. Pregunté a un par de personas las cuales me miraron y siguieron caminando a pesar de que les llamé la atención de manera amable (Sumimasen=Disculpe). Entonces me miré. Tras unos cuantos minutos debajo del agua estaba completamente calado. Eran las 22 de la noche y empezaba a ver poca gente y más en esa zona, mas residencial y tranquila. También por aquel entonces llevaba unas rastas que me llegaban a la cintura. Las dos maletas con el maletín del portátil cogido como buenamente podía. Era una mezcla entre homeless y delincuente extranjero en potencia para los japoneses. Además debido a la lluvia, el mapa de papel por supuesto, se había mojado y la tinta se había corrido. El papel comenzaba a estar blando y ya tenía un par de agujeros. Más que un mapa de mi casa parecía el del mapa de la Isla Tortuga que perseguía Jack Sparrow.

Finalmente un joven me indicó el camino... seguí el mapa y llegue a mi calle, que estaba a mas de 15 minutos de la estación andando. Sin embargo en Japón las calles son números y las casas y bloques de apartamentos tienen nombre. En mi caso como era una pequeña casa y no un bloque, no pude encontrarla por ningún lado. Sólo tenía una foto del balcón, pero no podía encontrarla. Seguía lloviendo mucho, pregunté a unas chicas de 13 años, una de esas se alejó corriendo. No la culpo debido a mi facha en aquel momento.

Tras recorrer la misma y larga calle cinco o seis veces, calarme por completo, casi dislocarme el hombro por las maletas y el portátil, por fin entré en mi casa. Lo único que deseaba era pegarme una ducha y olvidar mi primer día en Japón, porque fue completamente horroroso. Así que mi consejo es, llevar todos los mapas bien detallados, salidas de la estación, direcciones cardinales, un teléfono operativo y dinero por si al final tenéis que pasar la noche en un hotel y lo más importante…plásticos, muchos plásticos.

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