Que un juego de Xbox One consiga provocar colas de más de una hora en el Tokyo Game Show, resulta cuanto menos muy llamativo, especialmente considerando el rechazo que generan las plataformas de Microsoft entre los japoneses (como muestra, mencionar que para probar el resto de juegos de la consola no tuvimos que esperar ni diez minutos). Pero Titanfall tiene algo especial que ha conseguido que incluso el público nipón se haya rendido ante sus bondades y se muestre entusiasmado con la propuesta de Respawn Entertainment.
El mes pasado ya os comentamos como fueron nuestras primeras partidas con él y lo mucho que nos había gustado, sensaciones que se han vuelto a repetir tras haberlo podido probar otra vez. Dan igual los vídeos e imágenes que hayáis visto previamente: una vez te pones a los mandos del juego, el mundo que existe a tu alrededor desaparece y comienza un espectáculo tan divertido que no quieres que se acabe.
Antes de saltar al campo de batalla, lo primero que tenemos que hacer es escoger el tipo de soldado que queremos ser y la clase de Titán que tendremos a nuestra disposición. Teníamos tres opciones de cada tipo y cada una de ellas nos permitiría acceder a un tipo de armamento distinto y a diferentes habilidades especiales. Así por ejemplo, un soldado de asalto cuenta con un subfusil muy equilibrado tanto para cortas como para medias distancias, mientras que uno pesado será capaz de matarte de un disparo con su potente escopeta.
En nuestro caso decidimos jugar con un soldado de asalto capaz de invocar titanes especializados en armas explosivas, por lo que una vez nos montábamos en nuestro mecha nuestros potentes lanzacohetes y misiles se encargaban de hacer el resto. La partida comienza con una breve introducción de apenas diez segundos antes de dejarnos ponernos a pegar tiros como si no hubiera un mañana.
Lo primero que llama la atención cuando comienzas a jugar son sus controles. Si habéis jugado a cualquier juego de acción en primera persona actual, os sabréis la disposición de sus controles sin ni siquiera tener que mirarlos previamente, algo que nos permitirá pasar a la acción sin perder un solo segundo. Una de las grandes características del juego las encontramos en la posibilidad de realizar parkour, pegar grandes saltos y correr por las paredes para ejecutar aparentemente complejas maniobras. Todo esto lo haremos básicamente con el botón de salto y en la práctica resulta impresionante lo naturales e intuitivas que resultan la ejecuciones de estas acciones. Moverte por el mapa pegando saltos por los edificios y corriendo por las paredes es todo un gustazo precisamente por lo fácil que resulta, y al mismo tiempo se trata de una parte fundamental de su jugabilidad.
Con todo esto que os hemos comentado, ya os podréis hacer una idea de lo tremendamente accesible que resulta el juego, por lo que podéis estar seguros de que lo vais a disfrutar desde el primer segundo sin tener que pasar por molestos tutoriales o por un proceso de aprendizaje que os arruine la diversión durante vuestras primeras partidas, algo que consideramos realmente importante, especialmente en un juego exclusivamente online como este. En Titanfall el mando se convierte en una extensión más de nuestro cuerpo y todo lo que queráis hacer lo realizaréis de forma instintiva y sin esfuerzo.
Pasando ya a lo que es la acción en sí, en la partida no teníamos más que machacar al equipo contrario tantas veces como pudiéramos para sumar puntos. Además de jugadores también nos encontraremos soldados rasos controlados por la IA a los que matar y con los que conseguir experiencia extra para subir de nivel. Algo que hay que destacar es la vertiginosa velocidad a la que se desarrolla todo: no hay un solo segundo de descanso o respiro y si nos matan con pulsar X resucitaremos al instante, por lo que siempre estaremos de un lado para otro pegando tiros y corriendo por los edificios.
Las sensaciones que transmiten los tiroteos son muy buenas y se ha conseguido mezclar con mucho acierto las características más actuales de los shooters modernos con la velocidad de juego y la importancia de saber movernos de los grandes clásicos del género como Quake III Arena, por lo que a menos que el sistema de progresión ofrezca ventajas muy desequilibrantes o las clases no estén bien compensadas, parece ser que la habilidad pura y dura jugará un papel mucho más determinante que en la mayoría de juegos actuales a la hora de enfrentarnos al resto de jugadores.
Pero sin duda, la salsa del juego llega con los titanes. Cada cierto tiempo podremos invocar a nuestro mecha pulsando abajo en la cruceta cuando se nos indique en pantalla. Segundos más tarde veremos caer al titán del cielo y podremos subirnos a él con seguridad, ya que una barrera lo protegerá durante un breve periodo de tiempo. La sensación de poder que transmite el subirse a uno de estos colosos es indescriptible y disfrutaremos como enanos machacándolo todo sin piedad y haciendo frente a los titanes rivales, aunque ojo, que esto no quiere decir que vayamos a ser invencibles, ni mucho menos.
Cuando pilotemos un mecha, perderemos la capacidad de salto, por lo que el botón A (que es el que se usa para dicha acción) nos permitirá hacer pequeños sprints con los que esquivar proyectiles enemigos. Como titán podremos acabar con los enemigos simplemente aplastándoles, por lo que si alguien pasa por debajo nuestra puede darse por muerto. Además, generalmente nos bastará con uno o dos disparos para acabar con cualquiera que vaya a pie.
Por otro lado, cuando montemos uno tendremos una barrera que nos protegerá de cualquier daño hasta que la derriben a base de disparos, momento en el cual nuestro blindaje comenzará a sufrir y nuestra vida a bajar. El escudo se regenerará cuando pasemos un tiempo sin recibir daño, aunque no se puede decir lo mismo de la salud del gigantesco robot. Por suerte, si somos lo suficientemente rápidos, cuando el titán esté a punto de explotar por los daños, podremos salirnos de él y ponernos a salvo, evitando así que nos maten.
Para acabar con estos mechas tendremos a nuestra disposición varias alternativas. Estas van desde las más básicas como hacerles daño con armas antititanes o con los proyectiles de otro robot, hasta otras más originales y mucho más placenteras como resulta subirse a la espalda de uno de ellos y disparar a su núcleo hasta hacerlo estallar. Para esto último bastará con que saltemos encima de uno de ellos para que el personaje realice la acción de agarrarse automáticamente y de abrir la compuerta del núcleo, dejándonos a nosotros la labor de disparar y de bajarnos cuando queramos. Describiros con exactitud lo satisfactorio que resulta hacer todo esto después de haber acechado a un titán moviéndonos por los tejados de un edificio sin que nos haya visto hasta situarnos en la posición perfecta para llegar a él es algo que nos vemos incapaces de hacer y que tendréis que experimentar por vosotros mismos.
Tras acabarse los 15 minutos de juego que dura la partida, los cuales se nos pasaron volando, tuvimos que evacuar, por lo que nuestro objetivo pasó a llegar al punto designado para la extracción en un minuto, algo que conseguimos realizar en el último segundo, ya que nuestros rivales no estaban dispuestos a dejarnos marchar así por las buenas y tuvimos que tomar una ruta un poco más complicada que pasaba por el interior de los edificios para así poder despistarlos.
El mapa en el que combatimos estaba ambientado en una Japón más o menos futurista y podíamos movernos por el interior de prácticamente cualquier edificio que veíamos, lo que daba mucho juego al desarrollo de la partida. El escenario no era especialmente grande (no esperéis algo ni remotamente parecido a lo visto en juegos como Battlefield, ya que tampoco sería conveniente para la propuesta que ofrece Titanfall), pero sí que tenía un buen tamaño y estaba repleto de posibilidades, ya que con todas las opciones de parkour ganaban mucho en verticalidad y las zonas cerradas estaban muy bien conectadas con otras más abiertas.
Gráficamente el juego hace gala del motor Source de Valve para ofrecernos un espectáculo de luces y colores a 1080p y a 60 imágenes por segundo digno de elogio. Si bien la nueva generación de consolas todavía puede dar mucho más de sí, la verdad es que la fluidez y velocidad a la que se mueve todo y lo espectacular que resulta la cantidad de efectos gráficos que llegan a juntarse en pantalla no nos hacen pedirle mucho más. Los modelados de los personajes y especialmente el de los titanes son realmente buenos y los escenarios lucen muy bien, con unas buenas texturas, un buen sistema de iluminación y un apartado artístico muy llamativo.
Todavía nos quedan unos meses para poder volver a disfrutar de él, ya que su lanzamiento no se producirá hasta el año que viene, pero esta demo nos ha dejado impacientes y con muchas ganas de más. Quedan por ver cosas tan importantes como el funcionamiento de sus servidores (los cuales serán dedicados), si se evitan los problemas de lag o si el sistema de emparejamientos cumple su función de forma efectiva, pero si sois fans de los mechas y la acción en primera persona, o simplemente de los buenos juegos, os recomendamos que lo marquéis en vuestros calendarios, porque Titanfall apunta muy alto.
