Ryse: Son of Rome va a ser uno de los grandes títulos exclusivos que acompañarán el lanzamiento de Xbox One, junto a Dead Rising 3 y Forza Motorsport 5. Un juego en un principio destinado a Xbox 360 y Kinect, que ha saltado a la nueva generación y ha dejado de lado la polémica cámara para pasar a controlarse con un mando, y ser una aventura más de acción en tercera persona, que basa parte importante de su atractivo en su espectacular apartado gráfico, que intenta demostrar de lo que es capaz la nueva consola de Microsoft. Un juego que todavía no nos atrevemos a tachar de hack and slash, quizás por su sencillo sistema de combate, en el que todavía tenemos que profundizar, pero que a simple vista y por lo que hemos podido jugar no parece demasiado complejo.
En esta Gamescom 2013, y a tres meses escasos para su lanzamiento, Ryse nos ha enseñado su modo multijugador cooperativo para dos jugadores, una especie de modo horda pero con más chicha y sustancia de lo que suele ser acabar con sucesivas oleadas de enemigos sin más objetivo que sobrevivir cierto número de rondas. Este cooperativo solo se podrá jugar a través de internet, no contará con modo local a pantalla partida, y ya lo hemos podido catar, comprobando que se han producido algunos cambios en la jugabilidad desde el pasado E3.
Si bien su rotundo apartado visual no dio pie a muchas discusiones, simplemente espectacular, las jugabilidad sí dejó unas pocas dudas, tanto para vosotros, los que visteis el juego desde casa, como para nosotros que lo probamos en Los Ángeles. Esto se debió a la gran cantidad de quick time event que se pudieron ver en la demostración, tantos como que cada vez que tenías que acabar con un enemigo, y realizabas una ejecución, esta situación se resolvía con un QTE.
Ahora más que haberse eliminado los quick time event, se han camuflado y bastante bien. Cuando hemos dañado a un enemigo lo suficiente, sale un símbolo encima de su cabeza, que nos indica que podemos ejecutarlo, pulsando el botón B, realizando una serie de golpes sincronizados usando la espada y el escudo. Así se inicia la ejecución, y dependiendo de los botones que pulsemos los matamos de una manera o de otra, pero sin seguir ninguna secuencia de botones en pantalla. En una larga lista de rectificaciones, parece que hasta los juegos de Xbox One están escuchando las críticas.
Atravesarle la garganta por el cogote, cortarle el cuello, lanzarle al aire para después cortarle una pierna, Ryse no escatima en violencia, con litros de sangre rociados sobre la arena del Coliseo. Hay tres niveles diferentes de ejecuciones, que tendremos que ir desbloqueando según subamos de nivel, con un total de más de 100 ejecuciones distintas. Algunas contextuales, como tirar a un enemigo contra una pica, una patada que estampe la cabeza del enemigo contra la pared, o hasta acabar con varios rivales al mismo tiempo. Incluso hay ejecuciones cooperativas, que se realizan cuando los dos jugadores pulsan el botón B casi a la vez y sobre la misma víctima.
Antes de poner nuestros pies en la arena del coliseo para combatir, hay que elegir qué deidad queremos que nos bendiga con sus poderes. Apolo, con el que recuperamos la vida y podemos realizar un ataque solar, Marte, que aumenta el daño y nos permite desatar un ataque especial basado en el fuego, Diana, que nos proporciona más puntos de experiencia y la posibilidad de invocar un huracán, y Júpiter, con el que podemos llegar a ralentizar el tiempo. Una serie de ventajas que elegiremos dependiendo de nuestra manera de jugar, y que nos recuerda mucho a lo visto en el reciente God of War: Ascension, que estrenó por primera vez el modo multijugador en la saga.
Además de elegir el dios que queremos de nuestro lado, podremos personalizar a nuestro gladiador de muchas maneras, con una gran variedad de armaduras, armas, escudos y objetos consumibles con efectos temporales, que nos recuperan la salud o que por ejemplo nos permiten matar de un solo golpe. Todo este equipamiento lo desbloquearemos mediante oro y puntos de experiencia que obtenemos en los combates, siempre y cuando salgamos victoriosos de los retos que nos plantean.
Hay muchas leyendas sobre lo versátil que era el Coliseo romano, sobre sus batallas navales y otras excentricidades –y atrocidades- que se realizaron en tan mítico recinto. Ryse exprime esto hasta sus últimas consecuencias, y veremos cómo de la arena surgen los distintos escenarios en los que combatiremos, de momento en 11 mapas distintos, además de uno adicional para los que reserven el juego –edición Day One-. Como ya hemos dicho, este modo cooperativo se asemeja mucho a un modo horda como tantos que hemos jugado a lo largo de esta generación, solo que aquí con la diferencia de que no solo tenemos que acabar con todos los enemigos, sino además cumplir con diferentes objetivos, como quemar o romper determinados elementos, o usar unas enormes ballestas para acabar con los arqueros.
Un botón para atacar con la espada, golpe fuerte si lo dejamos pulsado, lo mismo con el escudo, capaz de romper las defensas del enemigo, y otro botón para defendernos, dándonos la oportunidad de realizar una contra. Los combates de Ryse no son frenéticos, tienen un tempo más bien realista, y por eso, entre otras cosas, no tienes la sensación de estar ante un clásico hack and slash, que tienden al frenetismo jugable. Aquí importa mucho marcar los tiempos, ser consciente de cada golpe o movimiento que realizamos, y aporrear los botones no suele dar buenos resultados, porque muchas veces las animaciones, con transiciones bastante lentas, nos dejan vendidos.
En la arena el único peligro no son solo los enemigos, cada vez más fuertes y numerosos, también aparecen todo tipo de trampas del suelo como pinchos y fuego, que a veces nos pueden fastidiar, pero otras echar una mano. Y como ocurría en el Coliseo, contamos con espectadores que aclaman nuestras victorias, a los podemos animar con gestos y movimientos para que nos jaleen, obteniendo un plus de motivación. En la última ronda, al menos en los dos mapas que jugamos, apareció un jefe final, y pese a ser más duro de lo normal, tampoco nos costó demasiado derrotarle, algo que imaginamos es propio de una demo.
Como suele ocurrir en todos los modos multijugador, se produce un descenso de la calidad gráfica respecto al modo o campaña para un jugador, y Ryse por supuesto no es menos. En su multijugador no deja tan boquiabierto como lo que vimos en el pasado E3, aunque sigue llamando la atención gracias a los buenos modelados y detalles como el fuego, el humo, la sangre y el agua, pura next-gen. Hay detalles geniales, como tirar una lanza al enemigo, clavársela en la espalda, y que el pobre soldado tenga que seguir combatiendo con ella encima.
Al luchar contra una gran cantidad de enemigos en un espacio relativamente reducido, y entre dos jugadores, vimos toda clase de bugs y fallos gráficos, que se solucionarán en gran medida en el producto final, aunque seguro no al completo. Las circunstancias del cooperativo y las vistosas pero "scriptadas" ejecuciones invitan constantemente al caos, con una gran acumulación de elementos en pantalla, que a veces no combinan del todo bien, con clipping y situaciones un tanto extrañas.
Atrévete a pisar la arena
Ryse no va a ser ni una insulsa sucesión de quick time events como algunos se piensan, ni un profundo juego de acción en tercera persona, lejos de lo que puede ofrecer un gran hack and slash. Parece que se va a quedar en un punto medio, una aventura de acción que pretende demostrarnos de lo que es capaz gráficamente Xbox One, mientras su jugabilidad es lo suficientemente elaborada como para tenernos enganchados hasta el final de su historia, y después algunas unas horas más junto a un amigo en el multijugador. Casi como si fuera un género en sí mismo, Ryse: Son of Rome va a ser el típico juego de lanzamiento de una nueva consola, que no pasará a la historia pero que seguramente no esté nada mal. Veremos si Crytek no decepciona, algo que comprobaremos este mes de noviembre.
