Puede que de cara al año que viene la cosa no pinte especialmente bien para Wii U con la escasa lista de lanzamientos que hay en el horizonte, pero al menos promete despedirse a lo grande del 2015 con uno de sus juegos más deseados y prometedores desde que fue anunciado hace ya unos cuantos años con el nombre en clave de X: Xenoblade Chronicles X.
Si bien los usuarios japoneses llevan disfrutando de sus bondades desde hace unos meses, a nosotros todavía nos toca esperar hasta diciembre para poder hacernos finalmente con él, aunque tras ver multitud de vídeos, tráilers, Nintendo Directs y retransmisiones de Nintendo Treehouse, por fin hemos tenido la oportunidad de jugarlo por nosotros mismos en su versión occidental gracias a la "demo" que se ha mostrado en la gamescom.
Si hemos entrecomillado la palabra "demo" se debe a que lo que realmente hemos jugado es algo parecido a una versión final (suponemos que no están traducidos todos los textos todavía) en la que nos han obligado a cargar una partida situada en el capítulo 3 de la aventura. De hecho, no nos han permitido explorar todo lo que nos hubiera gustado sus diferentes menús para poder profundizar en su diseño, accesibilidad y en las posibilidades que ofrece la personalización de nuestro personaje, ya que en el momento que nos vieron trasteando con ellos nos pidieron que los cerráramos y nos centráramos en explorar y combatir.
Así que dicho y hecho, lo primero que hicimos fue intentar habituarnos a la disposición de sus controles, ya que esta es ligeramente diferente a cómo la recordábamos en Xenoblade Chronicles. En líneas generales todo es muy similar, pero por ejemplo ahora tenemos un botón para correr a toda velocidad y para saltar utilizamos el gatillo derecho del GamePad. Esta última acción nos ha sorprendido bastante, ya que ahora podemos saltar considerablemente más alto que en la anterior entrega, ofreciéndonos una libertad mucho mayor a la hora de movernos por el mundo. Es un pequeño detalle, pero nos ha gustado la interactividad que aporta a los entornos.
Por lo demás, el juego es puro Xenoblade. La zona por la que nos movimos era gigantesca y su escala era, cuanto menos, mastodóntica, permitiéndonos ver a lo lejos montañas y estructuras que escalarlas a pie estamos convencidos de que nos llevaría una cantidad de tiempo muy a tener en cuenta. Y sí, no pudimos evitar la tentación de buscar un acantilado con varios metros (aunque con la escala que tiene todo casi que sería más acertado hablar de kilómetros) de altura para lanzarnos desde allí al mar en una experiencia tan satisfactoria como impresionante que bien recordarán quienes tuvieran la suerte de jugar a Xenoblade Chronicles. Algo que también nos ayudará a darnos cuenta de lo gigantesco que es el mundo que tendremos a nuestra disposición para explorar.
Entrando en lo que son los combates en sí, estos se mantienen prácticamente iguales que en el anterior juego (una gran noticia, sin duda), permitiéndonos fijar a un blanco y realizar ataques automáticos al tiempo que ponemos en práctica nuestras habilidades. Como era de esperar, cada una de ellas tendrá diferentes efectos y en muchos casos estos dependerán de nuestra posición. Eso sí, esto no significa que no haya novedades.
La más destacada y llamativa con la que nos hemos encontrado es que ahora nuestros personajes contarán con dos armas distintas: una cuerpo a cuerpo (como espadas, por ejemplo) y otra a distancia (armas de fuego principalmente). Estas las vamos intercambiando según la habilidad que utilicemos y nos permiten replantear nuestras estrategias, ya que no siempre es seguro luchar pegados al enemigo.
Otro detalle muy interesante es que ahora que los enemigos tienen diferentes partes a las que podemos atacar, algo que varía considerablemente según la criatura a la que nos enfrentemos y que nos permitirá conseguir materiales y objetos que de otro modo no obtendríamos, además de debilitar a nuestro rival. Además de por ofrecer más posibilidades estratégicas esto también nos ha gustado bastante por lo bien que se ha resuelto. En vez de tener que seleccionar directamente a la parte a la que queremos atacar, nuestro objetivo cambiará de forma automática dependiendo de nuestra posición respecto al enemigo.
Esto lo vimos muy claro al luchar contra una especie de monstruos con cuatro largas patas. Combatiéndole cuerpo a cuerpo, comprobamos cómo nuestro personaje apuntaba a la pierna junto a la que le situábamos, dándole una nueva dimensión al posicionamiento en el terreno de combate. Y claro, los enemigos no se van a quedar quietos mientras se enfrentan a nosotros...
Otra novedad la encontramos en la posibilidad que tenemos de potenciar las técnicas de combate si esperamos un poco después de que se recarguen en vez de utilizarlas directamente nada más ver que se han vuelto a activar. Esto se nos indica con una barra verde alrededor del círculo de la habilidad en cuestión, por lo que tendremos que decidir si queremos ese bonus extra o preferimos atacar sin descanso para compensar utilizándola repetidas veces.
Por desgracia, una de las grandes novedades de esta entrega, los Skells (mechas), no estaban disponibles, por lo que no tuvimos la ocasión de pilotarlos para volar por los cielos de Mira y combatir a nuestros enemigos. Eso sí, lo que no han faltado han sido los encontronazos con los clásicos jefes que nos sacaban más de 70 niveles (literal) en zonas iniciales, obligándonos a esquivarlos para no ser desintegrados de un solo tortazo.
Otro de los grandes logros de Xenoblade Chronicles X es conseguir que queramos explorarlo todo. Mira se siente como un planeta muy vivo (y muy peligroso), con muchísima fauna, monstruos de todo tipo y una vegetación de lo más exótica, invitándonos constantemente a descubrir nuevos lugares para ver lo que hay tras esa montaña que vemos al fondo o en esa cueva que acabamos de encontrarnos. Y lo mejor de todo es que si puedes verlo existe la posibilidad de llegar allí, incrementando más todavía esa genial sensación de estar explorando y viviendo una gran aventura en un planeta alienígena tan hostil como fascinante.
A nivel gráfico se trata de uno de los juegos más brutos a nivel técnico que hemos visto en la consola, y eso que la televisión en la que jugamos estaba mal configurado y la calidad de imagen dejaba bastante que desear. Como decimos, la escala de los escenarios es gigantesca, aunque tan impresionante como esto es su distancia de dibujado, permitiéndonos ver lo que había hasta en el mismísimo horizonte. Y lo mejor de todo: moviéndose con una fluidez envidiable y sin bajones de ningún tipo. Sí, funciona a 30 imágenes por segundo, pero mantiene esa cifra con una robustez que nos ha sorprendido muy gratamente.
El apartado artístico también es para quitarse el sombrero, con un genial diseño de escenarios y enemigos, aunque el de los protagonistas no nos parece tan bueno como el resto (al menos a nuestro personaje principal podremos personalizarlo para dejarlo visualmente a nuestro gusto). Eso sí, para mover semejante bestia se han tenido que realizar ciertos sacrificios gráficos, como lo poco conseguida que está la interacción del agua con los personajes, la aparición repentina de los elementos más complejos (aunque cargan a bastante distancia, por lo que queda más o menos disimulado) y unas animaciones que podrían estar mejor.
El sonido tampoco se queda atrás, con una genial banda sonora compuesta por Hiroyuki Sawano, compositor de algunos de los grandes éxitos de anime de los últimos años (como Kill la Kill o Attack on Titan). Temas de mucha calidad, sorprendentemente variados (aunque el estilo de Sawano es tremendamente reconocible) y lo más importante, ambientan perfectamente nuestras aventuras y cada una de las situaciones que vivimos, al menos por lo poco que hemos jugado.
Como podréis suponer, 15 minutos con Xenoblade Chronicles X corriendo de un lado para otro y combatiendo enemigos, es casi como si no lo hubiéramos jugado, aunque este primer contacto nos ha servido para comprobar que las buenas vibraciones que transmitía el juego desde su anuncio parecen confirmarse. No han pasado ni 24 horas desde entonces y ya estamos deseando que se nos vuelva a presentar la oportunidad de volver a Mira para descubrir todo lo que esconde y hacer frente a los terribles peligros que nos aguardan, un desafío que aceptaremos encantados.