De Nintendo DS a Wii
No fue hasta el año 2007 cuando tuvimos, por primera vez, noticias que afirmaban que Cing, desarrolladora con experiencia en el terreno de la portátil de Nintendo con títulos como el exitoso Hotel Dusk: Room 215, estaba preparando un nuevo proyecto. Solo que en esta ocasión, la plataforma escogida no era la Nintendo DS, sino la novísima -por aquel entonces- Wii. En aquel año el desarrollo llevaba el nombre de Project O, y tras un tiempo sin tener apenas noticias, se confirmó un cambio de título, pasando a llamarse Little King’s Story, y también supimos que llegaría a Europa en el primer trimestre de 2009.
Podríamos decir que este nuevo juego para Wii es un cruce entre dos géneros tan interesantes como son la estrategia en tiempo real y el rol.
Parece destinado a llenar el vacío que, al menos de momento, existe en Wii a falta de un juego con los Pikmins de protagonistas.
El peso de la corona
En Little King’s Story asumimos el papel de un joven aventurero que un día encuentra una curiosa corona y, al ponérsela, descubre que le da el poder para gobernar una pequeña aldea. A partir de ese momento, y metiéndonos por completo en la piel del nuevo soberano, podremos dar sencillas órdenes a los habitantes del lugar. En los primeros compases de la aventura se nos unirá el caballero Hauser, quien se convertirá en nuestro más fiel consejero y nos proporcionará información muy importante a tener en cuenta, como por ejemplo el dinero acumulado en nuestras arcas.
Y precisamente el dinero será, como en la inmensa mayoría de juegos de estrategia -a pesar de no tratarse de un título al uso- un recurso muy importante a tener en cuenta. De hecho, al comienzo del juego no tendremos ni un duro, y habrá que esmerarse para empezar a ganarlo lo antes posible.
Una de las piedras angulares sobre la que girará el desarrollo de la aventura será la gestión del propio pueblo. De entrada, nos hallaremos ante una región más bien pobre y desorganizada que pedía a gritos a alguien que pusiera orden. Pero, con nuestra llegada y buen hacer, poco a poco iremos progresando junto con nuestras tierras para que resulten prósperas, y formando a sus habitantes en distintas materias para que sean útiles y productivos. Así, cultivaremos la tierra o entrenaremos a valerosos soldados, entre otras tareas cotidianas. La transformación del entorno llegará a ser espectacular, siempre que hagamos las cosas como es debido; e incluso llegaremos a levantar un imponente castillo.
Veamos por ejemplo algunas de las edificaciones que podremos mandar a construir. En las casas de empleo podemos instruir a los ciudadanos en diferentes disciplinas para, luego, enviarlos a realizar una tarea específica. Podremos construir granjas con las que conseguir alimento, y una especie de barracones en los que adiestrar a los habitantes para convertirlos en soldados. Es importante resaltar en este punto que cualquiera, indistintamente de su especialidad, será capaz de luchar; pero como es lógico serán los soldados bien adiestrados los que resulten más efectivos al infringir mucho más daño al enemigo. Con el tiempo seremos capaces de entrenar a unidades más especializadas tales como carpinteros o arqueros. Un punto negativo relacionado con los soldados es que éstos serán incapaces de excavar en la tierra en busca de tesoros.
Mantener contentos a nuestros súbditos será una función importante a cumplir. Al comienzo de nuestra aventura sólo cinco ciudadanos nos seguirán; cifra que irá aumentando a medida que progresemos y crezca el número de habitantes en la región. En la plaza principal tendremos un buzón de correo o sugerencias -un detalle algo extravagante para un juego con ambientación claramente medieval en nuestra humilde opinión- en el que los ciudadanos nos dejarán mensajes con sus opiniones. De esta forma, cuando estemos haciendo algo que a su juicio es inapropiado, nos lo harán saber para que adoptemos las medidas pertinentes. A través de dicho sistema se nos darán a conocer algunas aventuras que podremos realizar una vez que hayamos recibido los pertinentes detalles sobre las mismas.
Además, nuestros ciudadanos no serán meros peleles que se limiten a hacer todo lo que les pidamos sin rechistar y punto. Al comienzo de la aventura nos obedecerán, sí, pero con reservas ya que se mostrarán reacios a seguir órdenes de alguien tan joven como nuestro protagonista. Sin embargo, y a medida que vayan envejeciendo, se irán volviendo más leales a nosotros. Se trata, según han expresado sus propios creadores, de desarrollar una relación entre nuestro reinado y los habitantes que lo pueblan.
Al pasar los años, y como acabamos de comentar, nuestros ciudadanos irán envejeciendo. Esto será claramente visible ante nuestros ojos puesto que veremos cambios físicos en ellos. Por ejemplo su pelo se irá tornando blanco o su piel se llenará de arrugas. Como es ley de vida, algunos irán muriendo, llegando a oficiarse funerales en su honor.
La plaza anteriormente mencionada también albergará pequeñas fiestas regionales que tendrán lugar cada vez que derrotemos al jefe de otra zona. Y es que, en Little King’s Story, las batallas cobran un importante papel cuando se trata de ampliar el reino. Cada una de las zonas que queramos añadir a nuestra causa estará defendida por sus ciudadanos y soldados y, en última instancia, deberemos enfrentarnos a una poderosa bestia que las custodia como una rana gigante. Una vez vencidos, y sus territorios adheridos a nuestro reino, en la plaza se exhibirá la cabeza del monstruo derrotado como símbolo de victoria y fuerza.
El juego se basa en un ciclo de días, y al caer la noche y descansar recuperaremos la salud perdida durante el día. Además, cada edificio que ordenemos levantar necesitará, aparte de una cantidad de dinero concreta, un día entero para ser finalizado enteramente.
Dando órdenes a nuestros súbditos
El control no parece que vaya a ser complicado. Con el stick analógico del nunchaku controlaremos los movimientos de nuestro pequeño rey, mientras que el wiimote representará, en esta ocasión, al báculo real. De esta forma, los botones del mismo servirán para realizar acciones muy concretas. El botón Z tendrá como función principal revelar aquellos objetos cercanos o personajes con los que podamos interactuar o a quienes atacar. El botón B, por su lado, hará que nuestro personaje alce el báculo para invocar a los ciudadanos para que nos sigan. Usando el pad digital, podremos rotar la cámara a nuestro antojo. Con el botón A podremos ordenar a nuestros súbditos a que investiguen una zona concreta hacia la que estemos mirando, lo cual puede desembocar en distintos tipos de situaciones. A veces nos serán útiles para desbloquearnos el camino, otras para escarbar en busca de dinero contante y sonante.
Gráficamente nos recuerda, indefectiblemente, a títulos como Animal Crossing, aunque posee su propio espíritu visual. La representación con un claro estilo de dibujos animados roza el estilo cell-shading, aunque sin llegar a hacer uso de dicha técnica. Lo cierto es que la puesta en escena gráfica resulta muy acertada para el mundo de fantasía que se pretende crear, y es agradable a la vista ver representado un mundo tan lleno de color.
Estamos impacientes por jugar a la versión final de esta nueva aventura llena de colorido y retos que afrontar que, lejos de simplificar excesivamente las cosas, parece que ofrecerá un buen número de posibilidades al jugador. Permaneced atentos, pues su salida en el mercado europeo está prevista para el próximo 28 de marzo.
