Titanfall fue el primer gran juego de la nueva generación, y la primera gran exclusiva. Fue de nueva generación a medias, porque salió también en Xbox 360 con una versión que nada tenía que envidiarle a la de Xbox One, pero a nivel mediático la versión más sonada fue, probablemente, la de Xbox One. Ya fuese en 360, One o PC, Microsoft se había llevado a casa uno de los shooters que venían dispuestos a revolucionar la industria otra vez.
Y decimos otra vez porque el núcleo detrás de Respawn Entertainment, estudio responsable del juego, fueron los que firmaron Medal of Honor: Allied Assault, los que fundarían Infinity Ward para crear Call of Duty y, a posteriori, hacer lo propio con Titanfall. Pero, ¿qué tal pinta esta secuela? Pues al menos en lo que al multijugador respecta, parece claro que tenemos un serio candidato a la batalla por convertirse en el shooter de estas navidades, enfrentándose a las nuevas entregas de Call of Duty y Battlefield.
¡Parkour! ¡Y titanes!
Si habéis estado desconectados de la industria, os contamos que la clave de Titanfall y, por supuesto, de Titanfall 2, es la combinación de libertad de movimiento con nuestro personaje y la fuerza de los titanes que se suman al combate. Con el piloto podemos correr por las paredes y dar grandes saltos, mientras que los titanes nos dan la oportunidad de usar armas mucho más poderosas, así como de usar nuestro cuerpo robótico para aplastar a los rivales.
La jugabilidad rápida, ágil y bien medida retorna en esta secuela, aunque se introducen algunos cambios que no van a dejar indiferentes, sobre todo a los jugadores más hardcore del original. El primer cambio notable es la introducción del garfio, que nos permite desplazarnos por el escenario de nuevas maneras enganchándonos a superficies o a enemigos.
Lo mejor del garfio es que abre las puertas al desplazamiento horizontal y a nuevos movimientos, dando lugar a todavía más situaciones espectaculares, como agarrar a un enemigo con él y aniquilarlo mientras te desplazas a toda velocidad hacia él. Lo peor es que es un objeto a equipar, por lo que no es compatible con todas las clases, y si quieres una habilidad concreta de una clase concreta, te pierdes una de las novedades más notables de esta entrega.
La jugabilidad como tal se ha mantenido bastante intacta, y a falta de compararlo cara a cara con el original, tenemos la sensación de que se han ajustado algunos aspectos, como la velocidad del parkour para hacerlo algo más lento, así como el control de los titanes, que parece responder algo peor. Como decimos, son sensaciones, y quizás con unas cuantas horas más de juego cambiamos de opinión.
¿Luces y sombras?
Decíamos antes que ciertos cambios no iban a agradar a todos. En el Titanfall original había más facilidades para que los jugadores que quizás no son tan buenos apuntando a velocidades de vértigo pudieran también disfrutar del juego. Esto se debe a cosas como la inclusión de bots, la smart pistol o el sistema de activación de titanes. Pensamos que eso ofrecía otra manera de jugar, no necesariamente mejor o peor, pero ahora todo eso ha cambiado, y parece que se recompensa más la habilidad "tradicional" del género.
Los bots controlados por la inteligencia artificial desaparecen de la mayoría de los modos que hemos podido probar, lo que también afecta a las sensaciones del juego, ya que los mapas parecen estar más vacíos, algo más notable ahora que parecen ser más grandes. Los titanes, por su parte, ya no aparecen cada cierto tiempo, sino que cuentan con un sistema de puntos. Esto quiere decir que si no eres lo suficientemente habilidoso, es posible que te quedes sin titán en la partida. Algunos pensarán: "git gud", pero bueno, es posible que, si juegas a Titanfall, te apetezca controlar un titán.
También nos ha chocado el tamaño y el diseño de los escenarios, como decimos, demasiado grandes y amplios. En modos como Bounty Hunter (donde tenemos que eliminar objetivos aleatorios y llevar nuestros "ingresos" a ciertos puntos) o Amped Hardpoint (una especie de captura la zona) estamos constantemente moviéndonos con objetivos claros, por lo que el tamaño no termina de ser un problema, pero sí que tenemos momentos donde no vemos a nadie durante un rato. En Bounty Hunter los bots aparecen de vez en cuando, y se quedan como un grupo en una zona determinada, por lo que tampoco ayudan a llenar los mapas, pero en el modo Pilots vs. Pilots, donde no hay titanes ni bots, muchas veces nos vemos dando paseos eternos en busca de enemigos.
Más nos ha chocado el diseño tan amplio, donde apenas hay sitio para hacer parkour en condiciones, encadenando movimientos y demás. Salvo en interiores, donde no hay tampoco mucha necesidad de hacerlo, podemos contar con los dedos de una mano los sitios donde podemos saltar de una pared a otra en el mapa. Podemos correr por una pared, sí, pero parece que se ha perdido esa sensación de parkour en favor de potenciar los desplazamientos con el garfio.
De todos modos, creemos que lo que Respawn ha intentado hacer es potenciar el movimiento y evitar que se campee, no sólo repartiendo objetivos por los escenarios –y el modo Bounty Hunter es el mejor ejemplo de ello, con multitud de objetivos móviles y cambiantes– sino ofreciéndonos también recompensas por montarnos sobre los titanes enemigos, por ejemplo.
Seguro que a ciertos usuarios les parecerá justo recompensar la habilidad, mientras que otros preferirían tener esos elementos que fomentan más la competición, e incluso ofrecían una manera más de ayudar al equipo. A pesar de polémicas como la de la smart pistol, Titanfall era un juego bastante equilibrado, así que queremos darle un voto de confianza a Respawn. Después de todo, esto es un mero test técnico, ni siquiera una beta, y puede que hayan elegido mostrar los cambios más notables para ver las reacciones.
¿Nueva generación, por fin?
Tras, como comentamos al principio, una entrega intergeneracional, por fin probamos el primer Titanfall desarrollado sólo para nueva generación y, por supuesto, PC. Gráficamente no es el juego más puntero del momento, pero es cierto que se ve muy bien, con una imagen muy limpia a pesar de las resoluciones por debajo de 1080p en consola (todavía abiertas a mejora, claro), y con un estilo artístico muy característico.
No van a faltar los momentos espectaculares, las explosiones, los tiroteos, los ataques con el garfio y los titanes luchando cuerpo a cuerpo, pero lo mejor es que se mantiene siempre a 60 imágenes por segundo o muy cerca de ellas. De nuevo, siendo una mera prueba, podemos estar seguros de que el framerate será muy sólido en la versión final.
Además, nos ha gustado mucho la contundencia del sonido, con unos graves muy bien marcados para, con un buen equipo, hacerte vibrar en tu sofá con cada paso de tu titán.
Aun con sus cambios, Titanfall 2 promete diversión a raudales
Ya os hemos explicado anteriormente cómo este primer contacto con Titanfall 2 nos ha enseñado algunos cambios que no van a satisfacer a todo el mundo e, incluso a veces, hay momentos en los que nos recuerda más a otros juegos de la competencia que a su propio predecesor. No sabemos cuántos de estos cambios se van a aplicar a todos los modos de juego de la versión final, pero podemos entender que algunos aficionados del primero los vean con recelo. En cualquier caso, no tengáis dudas de que Titanfall 2 va a ser un juego divertidísimo, con momentos memorables en casi todas las partidas, y cuyo primer contacto que nos deja con muchas ganas de volver a montarnos en nuestro titán.
Hemos probado el test alfa del juego descargándolo gratuitamente de la Store de PlayStation 4.
