Sakura Wars es una de las sagas más peculiares y especiales de todas las que tiene Sega. Nacida en 1996 para Sega Saturn, la apuesta de la serie siempre fue combinar elementos de novela visual, simulador de citas y combates tácticos por turnos a bordo de mechas en una versión alternativa y steampunk de la Japón de los años 20 (aunque algunas entregas tuvieron lugar en otras partes del mundo). Y por si todo esto no os sonara lo suficientemente extraño, sumadle una trama que suele centrarse en las batallas contra seres demoniacos que intentan invadir la Tierra.
Como podréis suponer, en el País del Sol Naciente se convirtió en todo un fenómeno cultural y en un éxito arrasador que propició el lanzamiento de varias secuelas, aunque aquí en Occidente nos tuvimos que conformar con conocer estos juegos a través de su anime, ya que la única entrega que nos llegó fue la quinta en 2009 (cuatro años después de su estreno en Japón) para PlayStation 2 y Wii.
Por desgracia, para aquel entonces la saga ya estaba tocada y hundida y a pesar de los esfuerzos de Sega por insuflarle nueva vida con remakes y diversos spin-offs, parecía claro que el público ya había perdido su interés por esta fantástica locura.
Debido a este giro de los acontecimientos, Sakura Wars ha permanecido en el olvido durante más de una década, aunque ahora Sega se ha animado a volver a apostar por ella con un arriesgado reinicio que se estrenó en Japón a finales del año pasado y que llegará este mismo mes a Occidente traducido a múltiples idiomas, incluyendo el español, una agradable sorpresa que no nos esperábamos para nada y que vuelve a demostrar el compromiso de la compañía con el mercado español, tal y como pudimos comprobar recientemente con Judgment, Valkyria Chronicles 4 y Persona 5 Royal. Nosotros ya hemos podido echarle el guante a su versión española y hemos superado sus tres primeros capítulos, así que hemos querido aprovechar para traeros unas breves impresiones sobre lo que nos está pareciendo antes de continuar jugando para poder realizar su inminente análisis.
El relevo generacional
Lo primero es lo primero: aunque se trata de un reinicio pensado para que todo el mundo pueda disfrutarlo independientemente de su nivel de conocimiento de la saga, a nivel argumental esto no deja de ser Sakura Wars 6, ya que se ambienta doce años después de la quinta parte. Lo interesante es que nada más empezar nos cuentan que en ese lapso de tiempo se produjo una gran guerra con los demonios cuya victoria se acabó saldando con la desaparición de los integrantes de la División Flor, los protagonistas de los cuatro primeros juegos. Con esta excusa, Sega ha podido realizar un relevo generacional y crear un nuevo grupo de héroes que toma el testigo del anterior, facilitando así que cualquiera pueda sumergirse en su universo, sea este su primer contacto con la serie o no.
Así pues, encarnaremos a Seijuro Kamiyama, un capitán de la Marina que es trasladado a Tokio para capitanear a la nueva y reformada División Flor. Al igual que sus predecesores, la base de operaciones de estos defensores de la humanidad vuelve a ser el Gran Teatro Imperial, un edificio que usan como tapadera y para reunir fondos a través de las actuaciones de sus componentes, aunque al poco de llegar nos daremos cuenta que las cosas no van tan bien como cabría de esperar. Las chicas son un desastre actuando, los presupuestos son tan ajustados que no hay prácticamente dinero para mantener los mechas en condiciones óptimas y la defensa de Tokio suele liderarla la Compañía de Combate de Shanghái ante la impotencia de nuestros nuevos protagonistas.
Por si fuese poco, el Gobierno ha amenazado con cerrar la División Flor si no obtienen resultados rápidamente, lo que nos llevará a meternos de lleno en una especie de Olimpiadas en las que tendremos que competir con las compañías de combate de todo el mundo en un desesperado intento por destacar y sobresalir para salvar a esta mítica división. A partir de aquí os podéis hacer una buena idea de lo que esperar a nivel narrativo y argumental, con Kamiyama teniendo que liderar a este nuevo grupo de chicas para ganarse su confianza y sacar de ellas su máximo potencial, tanto en el escenario como durante los combates.
Una experiencia más inmersiva
A nivel jugable la acción vuelve a dividirse en dos partes muy bien diferenciadas: las de aventura y las de combate. Las primeras suponen un salto enorme y muy agradecido respecto a las entregas clásicas, ya que ahora son mucho más que ingentes cantidades de texto con ilustraciones semiestáticas. En vez de ofrecer una presentación propia de una novela visual, aquí nos dejarán movernos y explorar su mundo con cierta libertad mientras recorremos detallados entornos tridimensionales.
Esto, además de potenciar la inmersión, también ha facilitado al equipo de desarrollo plantear diversos minijuegos y algunas pruebas que aportan variedad (por ejemplo, tener que encontrar algo dentro de un tiempo límite), así como darnos una mayor capacidad de elección para que veamos los eventos secundarios que queramos e interactuemos con nuestro entorno buscando coleccionables y hablando con cualquier personaje que nos encontremos.
De todos modos, lo importante aquí siguen siendo las conversaciones, donde podremos escoger nuestras respuestas con el sistema LIPS dentro de un tiempo determinado. Dependiendo de lo que digamos (o no, que aquí callar sigue siendo una opción válida y, en ocasiones, la mejor), la confianza de las chicas hacia nosotros aumentará o disminuirá, lo que posteriormente se traducirá en el desbloqueo de citas y secuencias románticas con ellas cuando esta sea más o menos alta. Además, a veces también tendremos que decidir la intensidad con la que queremos decir ciertas cosas.
Toda esta parte aventurera es, sin duda, la que más estamos disfrutando y la que más entretenida se nos está haciendo, incluso si la sucesión de secuencias, situaciones y conversaciones que estamos presenciando son un cúmulo de todos y cada uno de los clichés que hemos visto en innumerables animes y mangas de corte harem. Gran parte de la culpa de ello la tiene el universo tan particular en el que se desarrolla y el carisma de sus personajes, ya que si bien suelen responder a una serie de personalidades muy tópicas y previsibles, acaban cayendo bien y tienen mucha química entre ellos. Eso sí, os avisamos que el guion tiene un ritmo muy lento y que apenas ha empezado a arrancar en las más de diez horas que llevamos jugadas, algo que no es necesariamente negativo, pero que deberíais tener en cuenta en el caso de que busquéis una experiencia más ligera.
Un desafortunado cambio de género
Por desgracia, no podemos decir lo mismo de los combates, probablemente lo peor de todo el conjunto. Aprovechando que estamos ante un reinicio de la serie, Sega ha apostado por cambiar las batallas tácticas por turnos que tan bien habían funcionado en el pasado por frenéticos enfrentamientos en tiempo real contra multitud de enemigos a la vez mientras pilotamos nuestros mechas. Esto, bien hecho, podría haber sido muy interesante, pero la ejecución que nos hemos encontrado roza el desastre.
Los controles no podrían ser más básicos, con dos botones de ataque para combinar y crear una serie de combos muy limitada (se reducen a pulsar círculo varias veces y rematar con triángulo en algún momento), otro para saltar, un cuarto para ejecutar nuestro movimiento definitivo cuando carguemos su respectivo medidor, otro para esquivar y un último para propulsarnos y correr.
Sin embargo, lo que realmente haremos será aporrear botones mientras todo cae bajo nuestros golpes en una frenética danza en la que la cámara tiene serios problemas para seguir la acción, obligándonos a recolocarla de forma manual constantemente. Esto es todavía más grave cuando nos damos cuenta de que, por algún motivo, en pleno 2020 se les ha olvidado incluir la opción de fijar enemigos, algo que llegará dentro de poco con un parche, pero que en nuestro caso está haciendo que sea un suplicio acertar a ciertos tipos de rivales, como los voladores.
En un intento por darle algo de profundidad se ha incluido la opción de ralentizar el tiempo si esquivamos un ataque en el momento justo en el que vamos a recibir un golpe, aunque esto solo hace las cosas más fáciles todavía, ya que podemos encadenar esquivas de forma infinita sin que nos penalicen por ello y el timing es tan permisivo que casi siempre activaremos el "tiempo brujo". Igualmente, esta táctica no es que sea algo muy necesario, ya que la dificultad es bajísima y, al menos de momento, estamos aniquilando todo casi sin darnos cuenta. Tanto es así que nos hemos tenido que contener contra muchos jefes para poder ver las conversaciones que tienen con nuestros personajes, ya que lo normal suele ser rematarlos antes de que puedan terminar de hablar. Y todo ello aporreando botones.
El diseño de niveles no hace las cosas mucho más interesantes, pues son líneas rectas con algo de plataformeo (muy básico) y estas secciones pueden ser superadas en apenas 10 minutos sin contar los numerosos vídeos que suele haber entre medias. Para que os hagáis una idea, en las diez horas que llevamos la suma del tiempo que hemos luchado no llega a 45 minutos. La parte aventurera de la saga siempre ha tenido más peso que la de combate, aunque en esta ocasión nos ha dado la impresión de que ambas mitades están más desequilibradas que nunca por lo breves e intrascendentes que resultan las secuencias de acción.
Quizá lo que más nos ha gustado ha sido comprobar que cada mecha tiene unas particularidades muy marcadas y la forma en la que se mueven y atacan difiere considerablemente de uno a otro, obligándonos a alternar el control entre un personaje y otro según lo requiera la situación, pero más allá de esto no hay mucho donde rascar. Una lástima.
Un mundo con mucho encanto
En lo visual nos encontramos con un título que si bien no destaca por su apartado gráfico, sí que entra fácilmente por los ojos gracias a su fantástico diseño artístico, tanto en lo relacionado con los personajes como con los escenarios. La mayoría de héroes, villanos y secundarios han sido obra de Tite Kubo, el autor de Bleach, aunque también hay cameos de Shigenori Soejima (Persona 3, 4 y 5), Noizi Ito (Suzumiya Haruhi) y Ken Sugimori (Pokémon), y en líneas generales no podemos poner pegas de ningún tipo, incluso por mucho que echemos de menos los diseños clásicos y noventeros de Kosuke Fujishima (Oh My Goddess!).
Como dijimos anteriormente, ahora todo está recreado con mucho mimo en 3D y se prescinde de las ilustraciones semiestáticas para los vídeos y conversaciones, lo que hace que la puesta en escena gane enteros y tengamos la sensación de estar viviendo un auténtico anime interactivo. El único problema con todo esto lo tenemos en las animaciones, muy extrañas y raras en ocasiones, con personajes que no pueden quedarse quietos ni un segundo mientras hablan y mueven la cabeza de forma exagerada. Es algo a lo que te terminas acostumbrando, pero que transmite la impresión de que les ha faltado algo de pulido.
Por último, destacar una banda sonora fantástica y muy animada que usa una mezcla de estilos digna del juego, con toques de jazz, de música folclórica japonesa tradicional, temas más cañeros y con instrumentos modernos, etcétera. Además, está muy bien utilizada y sabe captar a la perfección el ambiente de cada escena, consiguiendo que momentos un tanto decepcionantes en lo jugable resulten incluso épicos. Los efectos siguen la misma línea y el doblaje, únicamente en japonés, es una auténtica pasada, con actores y actrices muy reconocidos en Japón que dotan de muchísima personalidad a sus personajes. Eso sí, por algún motivo que no llegamos a entender, hay un buen puñado de secuencias que carecen de doblaje con catastróficos resultados.
Antes de terminar, queremos aplaudir el increíble trabajo de traducción que se ha realizado, de una calidad envidiable y con frases y expresiones muy coloquiales y perfectamente adaptadas a la forma en la que hablamos en España. Sí, se toma muchas libertades y no es raro que se den cosas como escuchar a un personaje emitir un grito de sorpresa mientras en los subtítulos aparece una pregunta completa y perfectamente formulada, lo que no quita que todo esté muy bien adaptado y que los diálogos se sientan naturales y orgánicos. Todo un detallazo por parte de Sega cuidar tanto la localización de un juego con tantísimo texto y que va dirigido a un nicho del público muy concreto.
La nueva División Flor: lista para salir a escena
Todavía nos queda mucho por jugar, ver y descubrir de este interesante reinicio de una de las sagas más míticas de Sega, ya que por donde vamos la historia apenas ha empezado a arrancar y queremos darle un voto de confianza a que sus batallas mejoren y nos sorprendan en lo que nos queda de juego. Lo que sí que os podemos decir es que actualmente no hay nada como Sakura Wars en el mercado y que si sabes a lo que vas, se destapa como un juego que, a pesar de sus fallos, entretiene, nos hace pasar un buen rato y desprende personalidad por los cuatro costados. ¿Estará la nueva División Flor a la altura de su legado y debutará con una gran actuación? Pronto lo descubriremos.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar en PS4 Pro a su versión final gracias a un código de descarga que nos ha ofrecido Koch Media.
