Teníamos ciertos miedos, aunque infundados, respecto al debut de FIFA en las nuevas consolas. El que no tenga competencia es uno de ellos, puesto que su principal rival, Pro Evolution Soccer, no contará con edición "next gen". Otro de esos miedos es quizás la experiencia que hemos tenido en el inicio de generaciones pasadas, en las cuales no faltaba una hornada de juegos poco trabajados que no eran más que una pequeña optimización para el nuevo hardware.
Pero ni lo uno, ni lo otro. Hemos tenido la oportunidad de probar FIFA 14 en Xbox One y nos ha dejado bastante satisfechos. Aunque no le toque vivir un mano a mano con PES en su categoría, no se aprecian síntomas de relajación.
Además, el nuevo motor gráfico que ha presentado EA para sus juegos deportivos, Ignite, tiene pinta de ser tan versátil como potente, lo que garantiza una evolución constante.
Deseando jugar
Nuestra toma de contacto ha tenido lugar en el habitual stand de EA, donde Madden y NBA suelen acaparar todo el protagonismo en materia deportiva, dejando a FIFA en un segundo plano. De hecho, en el tráiler que nos han enseñado como previa a la demo jugable, Messi era el último en aparecer, como claro indicativo de que por estas tierras todavía no han sido seducidos –del todo- por el fútbol europeo. Igualmente, nos hemos llevado una grata sorpresa al llegar a los puestos donde estaban montadas las consolas con la demo, ya que la de FIFA ha sido indiscutiblemente la más atendida, aunque también es cierto que era la que presentaba un aspecto más entero.
Una vez terminada la espera, previo análisis de todo lo que hacían nuestros compañeros en sus partidos, hemos agarrado el mando con cierta desesperación para elegir entre FC Barcelona y Atlético de Madrid. El menú de partido no nos dejaba muchas opciones, conformándonos con la selección de tipo de control y cambio de camiseta (nada de definir estadio, hora o clima). Pero nos daba igual, el modelado de los jugadores en la pantalla de selección de indumentaria comenzaba a intuir esos cambios tecnológicos tan deseados por los jugadores, así que pulsamos varias veces el botón A, comprobamos alineaciones y listos.
Familiar, pero diferente
Nos ha sorprendido, a bote pronto, que las plantillas estuvieran bastante actualizadas. Neymar por ejemplo ya era jugador del Barça, aunque Falcao todavía seguía siendo el delantero centro del Atleti. Había también algunos jugadores con medias revisadas, como el 79 de Tello, lo que en conjunto nos hacía suponer que esta versión no debía tener más de un mes.
Ya en el partido, la secuencia de introducción nos ha enseñado unos modelados soberbios, con texturas de muy buena calidad, ropa que respondía al movimiento del cuerpo y unas caras y peinados muy bien recreados. Destacamos los peinados porque a Juanfran, el defensa del Atlético de Madrid, se le han respetado sus calvas. Otro detallazo es el del mosaico de la grada. Jugábamos en el Camp Nou, y el público culé, mostrando una gran cantidad de valors, levantaba pequeñas cartulinas que formaban el escudo de su equipo. Detalles, como decimos, que gracias a la potencia de las nuevas consolas irán en aumento, para meternos todavía más en el ambiente.
Cuando el balón ha echado a rodar, ya con una cámara jugable de media-larga distancia, no hemos apreciado una gran diferencia respecto a las versiones de Xbox 360 y PS3. Pero las dudas se han disipado tan pronto como hemos empezado a mover la pelota. Visualmente es obviamente más nítido, y también cuenta con mayor carga poligonal. De hecho, donde más se nota es en el público, que ya no son sprites exaltados. Los recursos de los jugadores, así como las animaciones usadas para representarlos, son casi infinitos. Hay momentos que nos han hecho esbozar una sonrisa de complicidad con ese desarrollador al que se le ocurrió, como cuando el recogepelotas nos ha mandado un segundo balón una vez habíamos recuperado el primero, teniendo que sacar uno de los dos del campo para que el partido se reanudara.
También se ha puesto atención de cara a hacer más fidedigna la retransmisión del partido. Por ejemplo, en una de las ocasiones en las que el balón ha salido del campo, nos han puesto una repetición de un gol de la primera parte. Y no solo eso, sino también recopilaciones con las faltas más duras que habíamos cometido. Hasta en los penaltis se ha apostado por aumentar el dramatismo, ofreciendo primeros planos del portero y del lanzador, esos duelos psicológicos de miradas que tanto gustan.
Pero suponemos que lo que queréis conocer es cómo se juega, y aquí vamos a dedicarle muy buenas palabras. FIFA 14 en Xbox One (y también en PS4) tiene un ritmo de juego bastante lento, algo a lo que no estamos muy acostumbrados y que también repercute en los controles del balón, bastante imprecisos en general. La mayoría de jugadas que hemos intentado son herencia de muchas horas de FIFA 13, y pocas de estas estrategias seguían funcionando. Nos ha quedado claro que cuando algo te sale bien en este juego, su resultado es espectacular, pero lo normal es que imagines una genialidad y se frustre por algún detalle, como una mala decisión en la orientación del control.
A esto ayuda que el balón se note bastante pesado, y que tanto su inercia como la de los jugadores sea muy acentuada. También, a colación de esto último, nos ha llamado la atención que no todos los jugadores aceleran igual. Un balón de Cesc a Messi dio lugar a una arrancada poco ortodoxa del argentino que finalizó con un sprint vertiginoso. Miranda en última instancia cortó el mano a mano con Courtois gracias a una entrada providencial. La pregunta es cómo pudo llegar antes el brasileño, y la respuesta está en que la posición de Messi al arrancar fue mucho menos vertical y por lo tanto más forzada. De nuevo, una apuesta total por el realismo.
Este conjunto de físicas convierte a FIFA 14 en un juego duro de dominar pero a la vez muy satisfactorio. Los disparos son bastante más contundentes si conseguimos cargar la pierna con tiempo y espacio, y la gran cantidad de animaciones dan lugar a remates y despejes de todo tipo. Son avances que como decimos, de primeras apenas se aprecian, pero salen a relucir cuando deben, ofreciendo aleatoriedad, una máxima de los juegos basados en este deporte.
Un buen estreno
Todavía queda camino por recorrer y muchos detalles que pulir. Los forcejeos son mejorables, como también el comportamiento del balón, que muchas veces parecía no frenar nunca. En el aspecto técnico no es excesivamente sorprendente, y solo los primeros planos dejaban entrever ese aumento de calidad significativo que le exigimos a las nuevas consolas. Pero como decimos, lo importante es que la base es muy buena y las intenciones son todavía mejores.
De cara a la Gamescom de Colonia habrá tiempo para recibir feedback y ofrecer una demo mucho más pulida. De todas maneras, lo que hemos probado nos ha dejado muy buen sabor de boca. No es la panacea ni es todo lo "next gen" que piden los más optimistas, pero tampoco es un producto vago, como podíamos llegar a temer en el primer párrafo de las impresiones. Así que, lo dicho, todo parece indicar que a finales de año podremos dar el pistoletazo de salida al fútbol electrónico, con la garantía de que EA nos va a ofrecer un gran producto que de seguro nos dará entretenimiento para toda la temporada.