Muchos jugadores recordarán con especial cariño el cuidadísimo Mafia, un título que se sumaba a la entonces emergente tendencia GTA, buscando una ambientación mucho más cercana a los clásicos del cine de mafiosos. Esta segunda parte se ha hecho esperar mucho, y empezamos a ver si esto valdrá la pena o no.
Y es que hemos estado probando una versión mucho más avanzada, pero todavía sin finalizar, de este Mafia II, que nos ha mostrado ya las principales claves del que promete ser uno de los lanzamientos más importantes del año para 2K Games.
Sus rasgos principales: mafia, años 40, y una experiencia de juego mucho más realista y coherente, una tendencia que está ganando peso estos años frente a las propuestas más "libres".
La demo, en total, nos ha ofrecido cuatro capítulos ambientados en diferentes puntos del juego y, aunque no desvelan puntos realmente esenciales de la historia del título, puesto que ésta va a ser muy importante y está claro que esconde importantes giros del guión vamos a dejar de lado en la medida de lo posible todos esos elementos de la historia para que os pueda sorprender por completo cuando por fin llegue a las tiendas.
En esencia, controlaremos a Vito, un italoamericano que acaba de regresar a EE.UU. desde el frente europeo de la Segunda Guerra Mundial a mediados de los años 40 (la guerra todavía no ha terminado). Es invierno, y la vuelta a casa le sirve para ponerse al día tras años fuera del hogar con su madre, su hermana, y algunas amistades peligrosas a las que tendrá que recurrir forzado por la situación. No será el único periodo temporal, pues habrá un salto y este Vito se habrá convertido en pocos años en todo un mafioso.
Todo se ambienta en la ciudad ficticia de Empire Bay, pero claramente inspirada en las grandes urbes de la costa este (o incluso el centro) de EE.UU., con elementos que en ocasiones nos recordarán a grandes metrópolis de ese país, como Nueva York, o Chicago, que han sido, por supuesto, las grandes ciudades de las mafias, en la realidad, y en la ficción. La iconografía empleada en el juego, de hecho, está muy bien escogida, y todo tiene un acertado tono entre cineasta, fácil de reconocer, y realista, muy apropiado.
Igualmente, el juego se presenta ya traducido y doblado, por lo que no hay nada que temer: la localización al castellano promete una buena calidad. Algunas líneas de diálogo no están muy bien sincronizadas con los labios de los personajes, pero es algo muy habitual todavía en los videojuegos. Lo importante es que no hemos detectado fallos en este campo, por lo que la calidad de la traducción parece que estará fuera de toda duda, algo muy de agradecer en este género, y más en un título en el que la historia es así de importante. Se pierden, eso sí, matices en acentos y demás elementos similares que sí están en la versión en inglés, pero la calidad, insistimos, es buena. La radio, eso sí, está íntegramente en inglés (como los anuncios, por ejemplo), y es una combinación que al principio choca un poco, pero los diálogos, los textos en pantalla, y todo lo importante está en nuestro idioma.
La ambientación del juego gana muchos enteros con el doblaje, por supuesto, pues el jugador poco habilidoso con el inglés no tendrá problemas, y uno se puede concentrar en ver cómo se ha construido el mundo creado para la ocasión. Resulta una ciudad sorprendentemente viva, con detalles curiosos, como la campaña a favor de las tropas en la guerra por las calles, y una banda sonora de impresión. Con más de cien temas que sonarán en la radio, a través de sus diferentes emisoras, el juego apuesta en ocasiones por ponernos música: la calle nevada, volvemos a casa con la maleta y el uniforme, desde el frente, y según llegamos a nuestro hogar, a ver a la familia tras años en la guerra, va sonando Let It Snow. 2K Czech, el grupo de desarrollo responsable, está creando una experiencia interactiva plena (hay secuencias de vídeo, pero la sensación es que no son tantas como en otros títulos similares) pero con una concepción cinematográfica muy sólida.
Una cosa que le falta al juego, eso sí, es la presencia de vehículos reales. Como en la serie GTA, lo cierto es que los modelos están muy fuertemente inspirados en coches de la época, pero le falta ese puntito de haber sido completamente reales. No será ningún problema, y la conducción resulta muy satisfactoria: en ocasiones los coches se van, y se notan incluso los problemas de frenado sobre la nieve, así como el control mucho más impreciso según los daños recibidos del coche (por balas, impactos en el chasis, etc.). Igualmente, algunos vehículos resultarán muy toscos, como es de esperar en una época en la que no había sistemas de asistencia a la conducción ni nada por ese estilo.
Curiosamente, es en los coches donde se nota dónde el juego está más verde: todavía hay que trabajar en la generación del escenario en pantalla. Hay cierto pop-up (aparición repentina de objetos), sobre todo vehículos y elementos decorativos adicionales, o peatones, que se hace muy evidente a determinadas velocidades; es algo que suponemos que se puede corregir en el tiempo de desarrollo que queda, o al menos paliarlo para que no sea tan evidente. Del mismo modo, aunque el efecto del fuego está muy logrado, cuando sale humo de nuestro motor el efecto volumétrico no está nada conseguido, e incluso resulta un tanto molesto ver el polígono desapareciendo y apareciendo con un brillo extraño; una vez más, está claro que es algo que todavía está en el tintero.
En realidad, el juego muestra una tasa de imágenes por segundo muy estable (no perfecta, pero sí lo suficientemente sólida como para ser una versión sin terminar), y muy pocos fallos gráficos, por lo que esos pequeños matices sueltos podrán corregirse sin muchos problemas, creemos.
El sistema de juego es el más clásico del género. Cuando vamos a pie, nos peleamos usando el botón A (defensa y esquivar), y golpeamos con B e Y (golpes rápidos y golpes fuertes, respectivamente); encadenar unos golpes resulta en un combo, y cuando el enemigo está aturdido podemos darle una buena tunda, incluso en el suelo. Igualmente, hay armas; disparamos con los gatillos, usando el izquierdo para acercar la cámara al hombro y apuntar con más precisión, y apretamos el gatillo con el derecho. A la hora de conducir, con múltiples cámaras a nuestra elección, aceleramos con un gatillo, frenamos con el otro, y el freno de mano está en el botón B. No tiene nada que lo haga especial, pero bien es cierto que es un esquema de control de contrastada calidad y tradición el género.
Los trabajos a realizar son los habituales en el mundo de la mafia: extorsionar un poco, robar algo por ahí, dar alguna paliza ocasional… el día a día de Vito va a sumergirle en una historia de violencia y crimen que le cambiará de manera definitiva. La interfaz del juego, debemos decirlo, se reduce a la mínima expresión, sin apenas interferir, pero cuando vamos en el coche aparece un velocímetro y el mapa que está siempre en la esquina inferior derecha de la pantalla asume funciones de GPS, lo que es muy útil, y no nos importa que resulte poco verosímil. Uno de los problemas del género era lo que se tardaba en localizarse en la ciudad, y lo molesto de recurrir al mapa, parando el ritmo, cada dos por tres; el uso de estas imitaciones de GPS para apuntar por dónde ir son toda una bendición, y resulta más que bienvenida.
Uno de esos detalles realistas que tiene el juego es que a la hora de robar un coche podemos tanto forzar su cerradura a través de un minijuego con ganzúas (luego el minijuego en sí no es nada realista, claro, pero ahí está), o bien romper la ventanilla. Lo primero, mientras no nos vean, es mucho más discreto, y facilita la posterior huida del escenario del crimen; la segunda, más rápida y tosca, tiene el problema de ser muy evidente. El jugador debe decidir en cada situación qué le conviene más. De igual modo, las persecuciones policiales son también muy a lo GTA, con el marcador de estrellas y la posibilidad de llegar a un garaje y modificar y apañar el coche en caso de que haya sufrido desperfectos: cambiar la matrícula, el color, llantas y tunear el motor son las opciones principales.
Eso sí, si nos pilla la policía, la cosa no ha terminado. Si sales del vehículo con las manos en alto, el agente irá a detenerte. ¿Te dejarás esposar o le atacarás por sorpresa? Eso puede darte una segunda oportunidad, y lograr escapar de una persecución que parecía que no iba a terminar muy bien para ti, pero es probable que demos con nuestros huesos en el calabozo.
Del mismo modo, resulta relativamente fácil morir. La vida de Vito es limitada, y aunque dormir y comer (o beber) restauran nuestra energía, un par de tiros son más que suficientes, en situaciones normales, como para que nuestro personaje caiga en la lucha. El sistema de energía, en líneas generales, es similar al cada vez más extendido en los juegos de acción en primera persona: no hay una barra de energía en sí misma, sino que la pantalla se va tiñendo de sangre, y haciendo borrosa, según recibimos daño. Cuando no recibimos daño durante un rato, empieza a regenerarse.
Eso sí, no todo es ir a lo bruto. Hay un importante elemento, según hemos podido probar, de sigilo. Bueno, más bien de picaresca: disfrazarse un poco, intentar pasar desapercibido, y acercarse lo máximo posible al enemigo es una de las misiones que hemos afrontado, para acabar dando paso a una intensa secuencia de acción donde pudimos comprobar, también, que los escenarios son muy interactivos y diseñados de manera muy realista. No es sólo que las casas tengan su cocina, aseo, dormitorios y demás, es que todo busca ser realista, pese a que no se puede abrir todo edificio que haya en la ciudad.
Todos estos elementos se introducen de manera muy bien planteada y dinámica en el primer capítulo que hemos probado en esta demo, y es de suponer que la versión final del juego mantenga esta misma estructura. Ya en otro apartado de los capítulos disponibles, el juego da un salto, y la ciudad se nos presenta veraniega, y es como si se hubiese reinventado. Realmente esperamos que el juego final realice más saltos de este tipo, pues el acabado artístico es digno de mención. Tras este salto en el tiempo la ciudad es algo diferente, y los vehículos, la moda, y todo se ha adaptado: los años no han pasado en balde. Vito también es diferente.
Lo cierto es que los saltos que dan los capítulos que están incluidos en la demo, convenientemente numerados (el primero es en realidad el segundo capítulo; y otro de los incluidos ya es el décimo, por ejemplo) nos ofrecen cambios sustanciales, y eso nos gusta. Habrá que ver cómo se ha llevado la narrativa del juego, y cómo esto afecta a la sensación de unidad y cohesión habitual en el género, pero hasta donde hemos podido ver la cosa promete, y parece que, en este sentido, estará mucho más cerca de una novela que de un videojuego al uso. Además, parece que está todo hecho pensando siempre, precisamente, en que todo sea más coherente: es decir, estos saltos nos muestran también cómo progresa la vida de Vito al ir subiendo en la familia, cómo mejora su economía, y cómo cambian otros elementos de su vida. Es, una vez más, más realista que ir sumando dólares a chorro y acabar con veinte o treinta propiedades inmobiliarias repartidas por toda una ciudad.
En líneas generales, por tanto, debemos destacar la tremenda solidez mostrada por Mafia II en su apartado técnico: faltan semanas para que salga a la luz, y apenas hay unos retoques por hacer, y, desde luego, está ya por delante de cualquier otro título de su mismo género. Ambientación, localización, y apartado técnico lo sitúan ya en los puestos de cabeza de una competición que resulta dura; igualmente, su historia promete ser realmente madura, aunque sin renunciar a los tópicos que uno espera encontrar en el terreno de las mafias, por lo que esperamos que la ejecución esté a la altura de las circunstancias, pero eso es algo que sólo podremos jugar sobre una versión final del título. Se ha hecho esperar, pero está claro que el tiempo bien valdrá la pena. Mafia II llegará por fin a las tiendas europeas el 27 de agosto, y promete ser una experiencia que no deberías perderte.
