El equipo de Ignition Tokio ha puesto a la venta el pasado 28 de abril en Japón su última apuesta, el Shaddai: Ascension of the Metatron. Por lo que pudimos ver antes de su lanzamiento mediante los vídeos que se iban publicando, así como en eventos como el TGS, El Shaddai se desmarcaba visualmente de cualquier otro título de la generación, y toda la atmósfera que lo rodeaba parecía estar envuelta en un blanco celestial. Los stands y demás publicidad que el juego mostraba anunciaban algo diferente, y lo es en ciertos aspectos.
El nuevo juego de Ignition viene de la mano de un viejo conocido, Takeyasu Sawaki, antiguo miembro de Capcom donde trabajo como diseñador de personajes para títulos tan relevantes como Devil May Cry o el magnífico Okami. El talento creativo de Sawaki, el cual ya demostró con Okami y ahora vuelve a reivindicar, no es sólo el único rol que tiene dentro de El Shaddai, ya que también ha tomado la batuta como director. El resultado es un juego único en muchos sentidos, con un argumento inaudito y un aspecto visual insólito.
Si bien la presentación de un juego que se desmarque en gran medida del resto de la competencia es una gran noticia para los más ávidos de nuevas experiencias, para las compañías también supone un gran riesgo ofrecer productos tan originales en un mercado que parece no apreciar en exceso las nuevas fórmulas y se mueve por sagas ya establecidas que aseguren disparos y/o juego online.
El Libro de Enoc
Las referencias religiosas han sido la inspiración de diferentes títulos dentro de la industria de los videojuegos, aunque quizás muy pocos hayan utilizado un referente tan ambiguo, desconocido y misterioso como el que ocupa. El Shaddai está basado en unas antiguas escrituras denominadas como el Libro de Enoc que datan entre el siglo III a.C y el siglo I d.C. A pesar de su descubrimiento, todas las Iglesias excepto la Iglesia Copta desecharon este capítulo, el cual no fue incluido dentro de la Biblia, aunque en ciertos pasajes del Talmud se menciona al Metatron del que hablaremos un poco más adelante.
En estos manuscritos se narra la historia de Enoc, un humano que debido a su bondad y pureza es invitado al reino de los cielos, donde trabaja como escriba de Dios y comparte escenario con los ángeles. En dicho periodo un grupo de estas criaturas celestiales denominados Grigori (los cuales están encargados de la vigilancia de los hombres) deciden dar la espalda a los mandatos supremos y bajan a la tierra donde tienen relaciones sexuales con mujeres humanas, revelan los secretos de las armas, la guerra, la meteorología, etc. y la humanidad queda corrompida. Por otro lado las mujeres humanas dan a luz a una serie de gigantes denominados Nephilim, los cuales tienen un hambre tan voraz que los humanos apenas son capaces de saciar. Así, cuando la comida no es suficiente, los Nephilim comienzan a devorar a los hombres.
Ante este espectáculo, los arcángeles Gabriel, Miguel, Rafael y Uriel interceden ante Dios para poner fin a la barbarie. Éste decide acabar con todo el desastre mediante el conocido diluvio universal, pero antes manda a los arcángeles a hacer frente a los descarriados y encadenarlos a prisiones infernales. Es aquí donde comienza nuestra aventura y encarnando a Enoc (en vez de los ángeles oportunos) deberemos bajar a la tierra para castigar con justicia divina a los ángeles caídos. A lo largo del transcurso del juego, Enoc pasará de ser un humano corriente a evolucionar en el Metatron, ángel que como dijimos tiene sus referencias en el Talmud.
Si bien en el Libro de Enoc se habla de 200 ángeles descarriados liderados por un grupo de veinte, en el juego sólo tendremos que hacer frente a siete de estos líderes: Azazel, Barakiel, Sariel, Zaquiel, Armaros, Araquiel y Semyaza. Para guiarnos en nuestra tremenda cruzada contaremos con la ayuda de un ángel muy especial, Lucifel (Lucifer), el cual tiene la capacidad de manipular el tiempo, parando la acción o llevándonos a extraños mundos futuros. Además cuenta con una apariencia bastante actual para la época que corre, y utiliza un teléfono móvil para comunicarse con el todopoderoso, dándole así una apariencia de lo más chulesca. La inclusión de Lucifer suponemos que es el toque personal de los chicos de Ignition, ya que en el libro de Enoc, Semyaza es el líder de todos los ángeles caídos y algunas traducciones sugieren que no es más que otro nombre de Satán (Semyaza en hebreo significa "el adversario").
Como veis, el argumento es tan ambiguo como el propio Libro de Enoc para las religiones judía y cristiana principalmente, a lo que se suma la no literalidad de los textos religiosos que acaban por aportar aún más desconcierto a todo el conjunto. Para más inri, la manipulación del tiempo por parte de Lucifer mediante el chasquido de sus dedos le da un toque muy especial en cuanto a la narrativa del título, especialmente al comienzo, donde viviremos flashbacks, retrocederemos a cámara súper rápida nuestras primeras acciones y el tiempo quedará congelado en ciertos momentos.
Convergencia de géneros
En cuanto a la jugabilidad, el Shaddai presenta un estilo que mezcla tanto el hack´n slash como las plataformas en 3D y 2D. En los momentos de acción, tendremos que hacer frente a un buen número de esbirros a través de los diferentes escenarios hasta llegar al malvado ángel oportuno, al mismo tiempo que exploramos los diferentes niveles.
Lo primero que llama la atención es la falta total de elementos iconográficos en pantalla, siguiendo así la idea de diseño sustractivo que ya vimos por ejemplo en ICO. ¿Cómo saber entonces la vida que nos queda? ¿Y a los enemigos? En ambos casos podremos hacernos una idea dependiendo de la cantidad de piezas de armadura que llevemos con nosotros o la que portan los enemigos, y las cuales irán quebrándose por piezas a medida que golpeemos o recibamos daño. En nuestro caso además el sonido nos dará alguna pista más con la frecuencia de los latidos del corazón de Enoc, el cual se acelerará cuando estemos cercanos a la muerte.
Para enfrentarnos a los diferentes adversarios contaremos con un arsenal único y muy escaso, tan sólo tres armas. El arco, que a pesar de lo que muchos podrían pensar es un arma de cuerpo a cuerpo con forma curvada, de ahí su denominación. El vendaval que es un arma a distancia que lanza una especie de haces de luz y el velo que son dos especies de escudos que Enoc llevará en sus antebrazos y que a pesar de su potencia son bastante más lentos. Estas armas serán las únicas que tendremos a nuestra disposición haciendo bastante repetitivas las animaciones en el combate. Al mismo tiempo estas armas también serán portadas por prácticamente la totalidad de los enemigos menores pudiendo así cambiar de una a otra arrebatándoselas a estos. Por ejemplo, una vez hemos golpeado unas cuantas veces a las criaturas, éstas quedarán aturdidas y una pequeña aura azul las rodeará para indicarnos que podremos quitarle su arma. Esto es más que aconsejable a lo largo del juego, ya que así haremos que los enemigos desarmados se vuelvan bastante más inofensivos.
Así pues el cambio de arma es una constante, quizás en un intento de hacer la experiencia algo más agradable debido a la escasez de las mismas aunque tras varias horas de juego la sensación de monotonía no tarda en aparecer. Además, la mayoría de los combates nos suele limitar a un espacio en forma de circunferencia bastante limitado, rompiendo así el ritmo del juego y el combate en tiempo real. Es decir que no podremos movernos por el escenario que vemos cuando luchamos con una gran parte de los enemigos, sino que el combate se reduce a una zona cerrada donde no podremos salir hasta acabar con ellos.
Este combate irá acompañado también de una buena cantidad de plataformas a medida que vayamos explorando las fases. La capacidad de hacer dobles saltos y de planear un poco manteniendo pulsado el botón X (hemos probado la versión de PS3) nos serán muy útiles a lo largo de nuestra aventura y más cuando la cámara inamovible nos juega malas pasadas. Y es que la cámara trabaja automáticamente y es imposible cambiar la orientación o moverla a nuestro antojo. Esto hace que en ocasiones la perspectiva nos confunda y de un salto perfecto pasemos a una muerte estúpida.
Moriremos y moriremos un gran número de veces, especialmente en nuestros erráticos saltos y para no romper mucho la dinámica del juego, si fallecemos tras un salto mal calculado, el conocido chasquido de los dedos de Lucifel sonará y seremos transportados en el tiempo unos segundos antes, es decir que volveremos un poco más atrás en la fase. Por otra parte, si somos víctimas de la violencia en una batalla, la pantalla se irá cerrando como si de un ojo humano se tratase. Si pulsamos sucesivamente L1 y Cuadrado y R1 y X podremos reactivar el corazón de Enoc, eso sí antes de que la pantalla se vuelva completamente negra. Así pues estas facilidades se incluyen para que el continuo fallecimiento del personaje no rompa en exceso el ritmo del juego.
Hasta ahora todo se plantea como un hack´n slash con grandes dosis de plataformas, todo mostrado con una cámara en tercera persona automática y en la perspectiva en 3D. Además de estos niveles se ofrecen también un número de fases de plataformas que tienen el aspecto más clásico en dos dimensiones. En éstas los perfilados negros se hacen notar más y dan un verdadero aspecto de cómic o de dibujos animados. En otros niveles se utilizan sólo siluetas dando una gran variedad de resultados visuales muy atractivos. Estas fases en dos dimensiones rompen por completo la experiencia anterior del juego y renuevan un poco el estilo del título aunque tampoco aportan algo especialmente novedoso.
En resumen el apartado jugable mezcla la acción y las plataformas (tanto en 3D como en 2D) a partes iguales. A pesar de ser una mezcla bastante inusual, ninguna de los dos géneros incluidos aporta algo tan impactante o diferente como hace su aspecto visual. El combate contando tan sólo con tres armas se ve limitado y la dinámica de acción suele ser bastante repetitiva. Por otra parte en el apartado de las plataformas, los puzles incluidos son extremadamente sencillos y la exploración es demasiado lineal. No hay grandes secretos, sólo tendremos que ajustar nuestros saltos.
Inconfundible
Inversamente proporcional al más que regular apartado jugable encontramos el maravilloso aspecto visual que presenta el título de Ignition, algo que lo hace inconfundible y uno de los diseños más originales vistos en la última generación. En primer lugar los diseños de los personajes utilizando la famosa técnica del cel shading obtienen un acabado magnífico, más parecido a las técnicas de rotoscopia que al propio shading. Dejando de lado los perfilados más gruesos, en esta ocasión los bordes son imperfectos y cambiantes. Ya desde los primeros bocetos artísticos de los personajes con ciertas reminiscencias al cómic de Sandman se preveía algo especial en este apartado.
Sin embargo el verdadero atractivo supone el aspecto onírico que presentan todos y cada uno de los escenarios, donde las formas y colores de los elementos que los componen parecen estar en continuo cambio. Nada es estable, todo es voluble e incierto. No debemos olvidar que se trata del viaje de un ángel a la tierra, y como tal los creadores han decidido proporcionar un aspecto visual similar al de un viaje astral, consiguiendo así un acabado de lo más asombroso. Para ello en muchas ocasiones sólo se utilizan los armazones o esqueletos de los elementos sin ningún tipo de textura, dando así la impresión de siluetas o sombras chinescas. El apartado gráfico es único, y nos embarca en un maravilloso viaje a través de lo que parece ser el mundo de los sueños.
Por su parte el apartado sonoro hace las funciones oportunas, con melodías cuidadas donde destacan los cánticos celestiales acoplándose a los momentos más puros y melodías más extrañas y desconcertantes cuando el color negro predomina. El sonido del chasquido de los dedos de Lucifel será una constante en el juego y los chicos de Ignition han optado por acompañar un silencio sepulcral en estos momentos que acentúa aún mucho más la sensación de pausa temporal.
Algo diferente
El Shaddai no escapa a la vista de nadie, la estampa visual que luce es asombrosa y a muchos jugadores podrá atraer un título que intente desmarcarse de lo que estamos acostumbrados a ver. Al mismo tiempo el argumento basado en el libro de Enoc es tanto una lección de religión (alternativa) como un una elección rebuscada por parte de Takeyasu Sawaki. Para muchos será la primera vez que oigáis el nombre de Enoc, o este preludio al gran diluvio universal, debido a que las principales religiones desecharon los escritos.
Sin embargo el mayor inconveniente que se le puede encontrar a El Shaddai es su apartado jugable, especialmente en el apartado de la acción. El hecho de sólo contar con tres armas diferentes, la falta de más variedad de modelados para los enemigos y la repetitividad que esto supone puede llegar a cansar a muchos jugadores tras unas cuantas horas de juego. Además debido al original apartado gráfico que presenta el apartado jugable las diferencias entre gráficos y jugabilidad se hacen aún más palpables.
El Shaddai puede considerarse dentro de los denominados juegos de autor y es toda una lección para la industria. El título de Ignition es una prueba de que hay mucho más que mostrar, diferentes fórmulas que experimentar y que no todos son marines o grandes escopetas. La diversidad es algo necesario y de agradecer dentro de este mundillo y las nuevas ideas siempre son bienvenidas. El título no ha cosechado malos números en Japón en su primera semana de ventas, colocándose en el top 3 del país nipón con más de 58.000 copias. Ahora sólo queda esperar a la versión que llegue a Europa, previsiblemente en inglés y a lo largo del próximo verano.
