Lanzado hace bastantes meses en el resto de mercados, Okami va a llegar en fechas próximas a Europa, precedido por unas altas expectativas dado el catálogo producido por el ya desintegrado Clover Studio de Capcom. Pasamos unas horas con un título que puede ser uno de los últimos grandes juegos para PlayStation 2, a las puertas de la llegada europea de su sucesora.
El juego nos sitúa en Kamiki, una aldea cuyos habitantes han sido asediados por la monstruosa criatura Orochi, un demonio que les atemoriza. Para mantenerlo en su cueva, los habitantes de Kamiki realizan anualmente un sacrificio con el que esperan mantener la calma de la bestia de ocho cabezas.
Cuando Nagi, la chica de la que está enamorado Nagi, un guerrero, es la escogida para sacrificar su vida, el guerrero no puede evitar enfrentarse a Orochi en el momento crucial, pero un hombre nada puede hacer contra ese demonio arcano. Es entonces cuando Nagi es salvado por un lobo blanco, que se batió con el demonio hasta que Nagi tuvo la oportunidad de darle muerte a Orochi; el lobo blanco, sin embargo, quedó fatalmente herido y murió poco después.
Una vez nos ha sido narrada esta leyenda con el impactante estilo visual que caracteriza a Okami, saltamos un siglo, y descubrimos que se han erigido monumentos en honor al guerrero legendario y al lobo blanco, que no era sino la encarnación del dios Shiranui. Pero alguien ha retirado la espada con la que Nagi dio muerte a Orochi y el demonio ha vuelto a la vida, cubriéndolo todo con su oscuridad. Ante esto, la diosa Amaterasu toma la forma del legendario lobo blanco para enfrentarse, una vez más, al demonio.
Pronto descubriremos que el pincel celestial del dios Shiranui fue separado en fragmentos y entregados a su vez a trece dioses. Puesto que el pincel es indispensable para poder derrotar al demonio Orochi, Amaterasu deberá encontrar a las deidades que lo guardan (todas ellas con forma de animal) y poder usar el poder de ese instrumento para recuperar al mundo y enfrentarse al demonio en última instancia.
Pronto descubriremos que la aventura nos va a llevar a través de diversos lugares según nos propone nuevos retos con los que se va hilando la narración de la historia de la principal, mientras otros nos introducen en misiones secundarias que será recomendable asumir para obtener más poderes con los que ampliar nuestras opciones de victoria y, también, acceder a nuevas misiones. Además, según avanzamos en el juego ayudando a las diferentes personas o animales con las que nos vamos encontrando, se nos irá aumentando la experiencia (denominada en el juego "praise," que podría traducirse como "alabanza"), que luego tendremos que usar para mejorar nuestra energía, el medidor de tinta, o aumentar las vidas disponibles.
El uso del pincel celestial no se limita a eliminar las zonas de oscuridad o devolver la vida a la vegetación para combatir el daño que Orochi causa en el mundo, sino que su aplicación será mucho más versátil, permitiéndonos interactuar con el entorno de múltiples maneras, como, por ejemplo, creando objetos sobre el mapeado. Las primeras horas del juego nos muestran múltiples ejemplos de esto a través de las primeras aventuras secundarias que se nos van presentando, pensadas, cómo no, para familiarizarnos con la peculiar concepción del juego y los poderes de Amaterasu. Todo ello, por supuesto, teniendo como recompensa inmediata el progresivo aumento de la experiencia, lo que redundará en la mejora de las características de la diosa.
El sistema de control nos ha parecido muy asequible, ya que el pincel celestial se controla con mucha facilidad pese a que realiza acciones complejas. Para usarlo, tendrémos que mantener pulsado el botón R1 del mando y mover, entonces, el stick analógico izquierdo para pintar sobre la pantalla, mientras controlamos la cámara con el stick derecho. Además, el botón cuadrado nos permite dibujar una línea completamente estándar, mientras que con el botón de triángulo, gracias a la sensibilidad analógica del mando Dual Shock 2 en todos sus botones, servirá para hacer trazos más gruesos o finos. Es decir, el control básico es muy sencillo, y realizar acciones más complejas –que no se nos demandarán, hasta donde hemos visto, con asiduidad- es bastante fácil, igualmente.
Paralelamente al desarrollo de las habilidades del pencil, podremos aprender nuevos movimientos con lo que combatir. Para ello, habrá que buscar a un maestro, y después de pagar la minuta éste nos enseñará una técnica que podremos usar tanto para atacar como para defendernos, conformando, así, un amplio espectro de posibilidades para el lobo. Las técnicas serán necesarias muy especialmente a la hora de dar cuenta de los enemigos finales, que representan uno de los planteles de criaturas más sorprendentes que hemos visto en el género, situándose quizás entre los títulos más elaborados en este sentido; por lo menos, la primera mitad de enemigos finales así parece indicarlo indiscutiblemente. Por el contrario, los enemigos comunes son bastante eludibles... no tanto por su diseño, que es bueno (aunque desde luego no tanto), sino porque por la estructura del desarrollo de esos combates nos permite –casi- evitarlos por completo, haciéndolos poco trascendentales. Es esto algo que, sin embargo, comentaremos en profundidad una vez analicemos el título.
En nuestras primeras horas con el juego queda claro que la aventura que Okami propone al jugador va a resultar bastante extensa y bien llevada, mientras se sustenta en un entorno gráfico preciosista. Las sensaciones transmitidas son muy positivas, y aunque habrá que avanzar para ver si el juego mantiene el ritmo durante todo su desarrollo, lo incluye un guión bien elaborado y virtuoso, del que os hablaremos con detalle en fechas venideras, y, cómo no, también en lo referente a los enfrentamientos con los diferentes jefes finales. Los que hemos podido superar hasta ahora son muy prometedores, llenos de imaginación en su diseño y con rutinas variadas, aunque no se puede decir lo mismo con respecto a los enemigos comunes. Pese a todo, la balanza se nos antoja muy positiva, y esperamos poder ratificar nuestras impresiones en los próximos días.