Otrora en boga, el plataformas en tres dimensiones, ahora cada vez más desplazado a una segunda línea en cuanto a presencia mediática, necesita de nuevos títulos que vuelvan a colocarlo en el punto de mira de los jugadores y la crítica. En su momento gozó de un gran impulso y notoriedad en ventas, en parte por la experimentación y la llegada de las primeras consolas con capacidad gráfica para tales fines, y por otra, por la necesidad de invitar al jugador a seguir con la misma línea jugable de la que gozaba el juego que lo cambió todo, Super Mario 64. A esos dos factores se les pueden añadir otros, pero serían tantos, y tan dispares -como la idea de trasladar la predominancia de géneros del 2D al 3D o la invitación de ciertas partners y desarrolladoras a tener un juego del estilo en su catálogo- que darían para un artículo propio.
Buscando el equilibrio jugable dentro del género de aventuras y plataformas
The Last Tinker: City of Colors, de Mimimi Productions, es un juego de plataformas con un corte tan clásico, que nos parece hasta romántico. La primera impresión que nos produce, es casi nostálgica, destilando buen hacer en el diseño, su presentación o introducción, y su mecánica jugable.
Cabe destacar, no obstante, que en este primer contacto lo hemos hecho en base a una temprana demostración y versión del juego, que apenas nos arroja luz más allá de los primerísimos compases del título -que hacen la función de socorrido tutorial para los menos avezados-.
The Last Tinker: City of Colors narra las aventuras de Koru, una suerte de mono, que pronto verá su destino hilvanado y entrelazado al del propio mundo de Tinkerworld, un colorido universo vivo trufado de personajes y culturas diferentes diametralmente alejadas las unas de las otras. El argumento -el juego está traducido al castellano- apenas se vislumbra en los pocos minutos que nos ofrecen la versión previa que hemos podido jugar, pero se aventuran tensiones entre razas y criaturas de distinta condición, siendo La Ciudad de los Colores -un pequeño poblado y territorio de paz, que se encuentra alejado de cualquier problema o peligro que se encuentre en Tinkerworld- el último bastión que se mantiene ajeno al convulso exterior. ¿Nuestra misión? Llevar los colores y la diversidad a través de la pintura por todo el opaco, y un tanto gris y racista, mundo exterior.
La Ciudad de los Colores recuerda inevitablemente, por estética, diseño y planteamiento, a multitud de títulos de Rare -como el inigualable, Kameo: Elements of Power o Viva Piñata!- y al estilo "home-made" de juegos como Little Big Planet o Puppeteer -las montañas o árboles o figuras recortadas de cartón son preciosas, y quedan y encajan genial con la propuesta visual del videojuego-. La verdad, es que The Last Tinker: City of Colors es un juego que irradia carisma por sus cuatro costados, y a muchos niveles. Estamos rodeados de criaturas amistosas de variadas formas, tamaños y colores, que nos irán guiando y enseñando las primerísimas habilidades de Koru, que irán desde trepar, saltar a combatir, pasando por correr o hacer equilibrio. El control de Koru es bueno, pese a que parece que todas las acciones de nuestro vívido protagonista están un tanto automatizadas, suponemos que para ser así más accesible el planteamiento jugable de cara a las audiencias más jóvenes. Como os decíamos al principio, la ciudad natal de Koru es una suerte de terreno de pruebas y experimentos, para que nos hagamos a la mecánica del juego.
The Last Tinker: City of Colors tiene una serie de ideas muy buenas, que quizás, en la demostración que hemos probado no estén del todo pulidas o terminadas. Por ejemplo, el combate nos recuerda al visto en Assassin´s Creed o Ryse -encontrándose diametralmente alejado de la violencia y la sangre de ambos-, con lo que tendremos la posibilidad de darnos de bruces contra los enemigos con relativa facilidad, enganchando y combinando golpes de forma accesible y rápida. Por establecer una analogía o comparación directa clara de esta mezcolanza de géneros tan dinámica, os diremos que The Last Tinker: City of Colors es un Jak and Dexter -sobre todo el primero, con esa ambientación selvática tan inspiradora-, pero con una dificultad mucho más laxa y permisiva.
Desgraciadamente, no se puede probar demasiado ninguna de las habilidades de Koru, aunque llegamos a escalar acantilados o saltar entre tentáculos de pulpos gigantes. Algo que sí se puede probar en estos primeros minutos, es el planteamiento de sandbox del juego, que nos invita a explorar, buscar la ruta más correcta y afrontar los objetivos de una manera más o menos libre. Plataformas hay, y muchas, pero al estar el salto tan mecanizado, ¿hay verdaderamente algún reto para el jugador más experimentado? De momento, y a tenor de lo visto, parece que no. Eso sí, Mimimi, desarrolladora, ha prometido la inclusión de numerosos puzles y rompecabezas, algo que nos agrada especialmente. Dentro del control, hay que hacer hincapié, en que The Last Tinker: City of Colors incluye soporte para mandos como el de Xbox 360 en Windows y Linux, y el Dual Shock 3 de PlayStation, en el caso de la versión para Mac.
Técnicamente, y de manera indiscutible, queremos dejar claro que The Last Tinker: City of Colors es un juego bellísimo en todos y cada uno de sus estratos y apartados. Desde el diseño artístico, al propio apartado gráfico -Unity, el versátil motor es el responsable de que todo se mueva bien-, The Last Tinker: City of Colors se mostrará y se muestra de forma competente en casi cualquier máquina si hablemos de PC y Mac -u ordenadores con sistema Linux-, y en un futuro, en consolas. El sonido no se queda atrás, con una variedad enorme de efectos y sonidos, que brindarán vida a la multitud de criaturas que nos rodearán en esta particular demo. Nosotros hemos probado la primera versión de The Last Tinker: City of Colors en PC y Mac, y en varias máquinas con un mundo de diferencia entre ellas -una con un procesador i7, y la otra, con un Intel Core 2 Duo-, y el juego, se ha comportado a la perfección. Una curiosidad: The Last Tinker: City of Colors, tendrá un modo para jugadores daltónicos. Un detalle genial para acercar más -si sabe- el juego a todo tipo de público.
Un colorido y prometedor futuro
The Last Tinker: City of Colors es un prometedor plataformas y juego de aventuras, apto para todos los públicos, con un apartado técnico maravilloso y con una serie de detalles y guiños de lo más cuidado. Puede parecer muy sencillo en primera instancia, pero las promesas de más rompecabezas y puzles, y de una duración ajustada -una nueves o diez horas-, hacen que lo consideremos como uno de los títulos más prometedores y carismáticos del género en plataforma alguna. Pero hay que dejar una cosa clara: The Last Tinker es un juego pequeño, no busca competir -ni lo pretende- con otras producciones de pantagruélicos presupuestos. ¿Fecha de lanzamiento? De momento, The Last Tinker: City of Colors no tiene una concreta, aunque se espera que en el próximo verano, podamos disfrutarlo en las diversas máquinas y consolas para las que ha sido anunciado. ¡Permaneced atentos!