La idea de dirigir un campamento militar puede parecer destinada a un público muy específico, pero en One Military Camp no es así, la ambientación es una excusa para un interesante juego de gestión en el que hay que tener en cuenta gran cantidad de variables para conseguir, una vez más, salvar al mundo. Hay armas y referencias al cine bélico, sí, pero como se gana esta guerra es con una estrategia en la gestión clásica, a base de elegir bien a los soldados y el personal, aplicarles el entrenamiento adecuado, elegir a los más adecuados para cada misión y diseñar el campamento teniendo un ojo puesto en las necesidades de la tropa y otro en el presupuesto.
El estudio barcelonés no inventa la rueda en su juego, que acaba de salir en Steam en acceso anticipado, pero sí sabe crear un juego con personalidad empleando todos esos elementos tradicionales y no deja ningún aspecto sin la intervención del jugador, aunque se trate de una historia lineal. El punto de partida es un pequeño campamento que ha resistido la invasión de un oscuro personaje. El sargento John Hawkins es el primer héroe que se pone al frente de un campamento en el que mientras llegan los primeros aspirantes hay que diseñar los primeros edificios teniendo en cuenta su función, el precio y los niveles de ruido. Hay que estar pendiente tanto de la gran escala del diseño del campamento como de los detalles más nimios como la instalación del cableado eléctrico.
Tener en cuenta las características de cada candidato y sus horarios de trabajo
Cada candidato que llega trae unas estadísticas en fuerza, velocidad, rapidez y precisión pero también suelen poseer una característica que marca su rendimiento en un apartado específico como ser buen cocinero, tener más propensión a enfermar, rendir mejor en el horario nocturno o aumentar las posibilidades de que todos los soldados vuelvan vivos de una misión, y conviene tenerlo en cuenta para no llevarse alguna sorpresa al ver que se desequilibra un servicio por esas características.
Aunque las cantidades de dinero iniciales de cada campamento son generosas no hay que fiarse porque también son muchas las necesidades que es preciso cubrir y no se perdona la bancarrota. Hay que cuidar todo lo que se gasta hasta tener que revisar las proveedoras disponibles de suministros para contratarlos con la empresa más conveniente, y la diferencia entre ellas llega a ser muy elevada.
En el Centro de Reclutamiento se pueden ver de un vistazo las características de cada candidato pero también se puede ver una ficha con información más detallada, aunque las biografías no son demasiado variadas. Una vez decidido si el personal que espera en el centro de reclutamiento interesa para algún puesto, llega el momento de darle una ocupación, en las tareas de intendencia, salud o defensa si es un trabajador, o en el entrenamiento básico si se trata de un soldado raso, al menos hasta que alcance unas estadísticas que permitan ascenderle a una especialidad y que vaya mejorando en ella. Para que el campamento rinda sin problemas hay que tener en cuenta los horarios de cada uno de ellos para evitar atascos en algunos edificios a ciertas horas o que servicios básicos como la defensa o la enfermería se queden desatendidos durante la mitad del día.
Un mal diseño del campamento puede llevar también a una mala gestión si el edificio en el que se aloja alguien está lejos de la zona en la que desarrolla su actividad, o si un almacén está demasiado apartado de la zona a la que debe suministrar los recursos.
Enviar las tropas a distintas misiones
Aunque, si se gestiona bien, la economía probablemente se mantenga en números verdes es imprescindible para avanzar en la historia investigar y cumplir las misiones, que casi siempre suponen el envío de soldados con características específicas. Poco margen de maniobra hay de momento, aparte de mirar la comparación de las tropas que se envía respecto a las que tiene el enemigo, y hay que esperar un rato hasta saber si la misión ha fracasado o si ha tenido éxito —lo que reportará una golosa cantidad de dinero al campamento—, aunque puede costar la lesión o la pérdida de alguno de los soldados enviados.
Los requisitos de los soldados para enviar a las misiones marcan el ritmo del juego y obligan al jugador a llevar un ritmo bastante alto para cumplirlas antes de quedarse sin dinero, viendo la mejor manera de conseguir llevar a un soldado a la especialización requerida.
A medida que se va complicando la gestión del campamento se pueden automatizar algunas de las gestiones más repetitivas, como el suministro o parte de la formación, para que el jugador se puede dedicar a otras tareas como evitar los ataques o comprobar el movimiento de los soldados y el entrenamiento de la gran cantidad de especializaciones que existen.
Abylight ha hecho un buen esfuerzo para conseguir que toda esta información esté accesible de manera intuitiva y se entienda fácilmente, lo que consigue que el jugador siempre sepa qué ha sucedido y por qué y qué debe hacer para solucionar un problema. En el menú de cada soldado o empleado está toda la información necesaria, aunque hay alguna redundancia en los menús para definir un objetivo y especializar al soldado, pero la labor con la interfaz es excelente.
La historia tiene también un componente humorístico y es más elaborada de lo que suele ser habitual en el género, con personajes simpáticos y con personalidad siguiendo unos tropos establecidos e incluso algún giro.
Gusto por el detalle y toques de humor en cada edificio
Visualmente destaca el gusto por el detalle que el estudio revela en One Military Camp. Los centros de entrenamiento, la cantina, la enfermería... mantienen el tono militar que ambienta el juego pero con bastantes toques de humor, como meter a los conductores de tanque en un minicircuito o a los pilotos en un tunel de viento. En los pocos momentos en los que la actividad es más tranquila es muy divertido ir acercándose a cada edificio para ver cómo son los entrenamientos o cómo se cura a los pacientes en la enfermería.
También se agradece que haya tantos objetos para decorar el campamento, es un detalle que anima a volver a jugar para probar nuevos planteamientos pero al que, sin duda, se sacará mucho más rendimiento una vez llegue el modo Sandbox.
Para su lanzamiento anticipado One Military Camp ofrece un contenido muy completo, el estudio ha aprovechado la experiencia de su título anterior, Prison Tycoon: Under New Management, realizado por encargo, para trabajar en una nueva dirección y ha logrado una jugabilidad divertida y un aspecto cuidado, con lo que las horas pasan rápido jugando, y todavía tiene que crecer. Aunque ahora ya se puede jugar una buena cantidad de horas, el estudio ha preparado numerosas actualizaciones para los próximos meses hasta que el juego salga de acceso anticipado.
Así, en breve llegará la opción de poder intervenir en las misiones en curso, poder crear recursos en el campo y la opción de jugar en SteamDeck, en abril se añadirá el modo sandbox con diferentes opciones de conseguir la victoria y mejoras en la accesibilidad. Para mayo los reclutas podrán tener consigo una mascota y en veranos se podrá personalizar la apariencia de los reclutas y del campamento, durante el verano habrá algunas características sociales y en septiembre se incorporarán dos biomas nuevos al modo sandbox y diez escenarios con sus propios objetivos, justo antes del lanzamiento definitivo del juego.