Entre los numerosos juegos que se pueden probar en Madrid Games Week está el nuevo título de una de las series de rol más reputadas de los últimos años: Dragon Age Inquisition, que parece destinado a convertirse en el centro del género para estas navidades, habida cuenta de que The Witcher 3 no llegará hasta dentro de unos meses.
La demo que hemos probado es la que se pudo jugar en la pasada Gamescom, aunque algo más pulida, pero también en la versión de ordenador.
Pero pudimos ver cómo será el control para consola ya que utilizamos el mando de Xbox.
Se antoja que es poco decir que Bioware ha tomado lo más valorado del primer Dragon Age y lo mejor del segundo juego para preparar Inquisition, porque también recoge la herencia de un par de décadas de videojuegos de rol regidos por unas normas propias.
El estudio de la gélida Edmonton ha recuperado ese espíritu clásico y lo ha acercado a las consolas. Sobre todo vuelve la sensación de que controlas a un grupo de personajes. Frente a los juegos de los últimos años que te ponen al mando de un solo personaje o en los que llevas un compañero de forma casi anecdótica, en Dragon Age los personajes del grupo tienen gran importancia. Este sello que Bioware suele imprimir en sus juegos es una bendición.
El estudio ha mantenido ese espíritu y esa sensación a lo largo de toda la serie sin perder nada con las modificaciones que ha introducido. Así, importa cómo actúes ante los personajes que te acompañan, porque las decisiones que vayas tomando mientras hablas con los NPCs alterarán su humor de combate o la simpatía que tienen a tu personaje.
La demo se desarrollaba en un escenario pantanoso, inhóspito y oscuro. Aun con no ser una zona cenagosa por la noche uno de los lugares más indicados para mostrar las bondades gráficas de un juego, su aspecto es muy bueno, las rocas, la lluvia, el agua, la iluminación cuando se produce un rayo...
En el grupo que venía predefinido iba una guerrera femenina armada con un mandoble, un guerrero capaz de ataques muy potentes, un pícaro con un extraño sombrero de ala ancha y un mago de ataque, y vas cambiando entre ellos con la cruceta. Hasta aquí nada nuevo, pero Bioware ha realizado un espectacular ejercicio de simplificación de control sin perder profundidad e incluso combinando las opciones de los dos juegos anteriores.
Tienes al alcance de los dedos la opción de jugar de dos maneras diferentes. De los botones superiores, uno es para saltar y los otros tres para otras tantas habilidades, una cuarta habilidad está en el botón derecho, sobre los gatillos. Pero pulsando el gatillo izquierdo esas cuatro habilidades se sustituyen por otras cuatro. El ataque normal es con el gatillo derecho, mientras que el botón izquierdo sirve para abrir el menú radial, que tiene ocho ranuras, para objetos y para dar a todo el grupo orden de mantener posición o atacar al objetivo.
Pero también es posible entrar en el modo de control estratégico (con el botón Back en el caso de Xbox) y entonces juegas casi como en el primer Dragon Age, eliges un objetivo enemigo para ordenar a tus compañeros que le ataquen, o a uno de tus compañero para que otro lo proteja. En este control, cuando marcas a un enemigo puedes ver sus características y sus puntos fuertes. Estableces una estrategia con la acción pausada y después la llevas a cabo.
Este control dual es más complicado de contar que de entender y el resultado es que Bioware consigue como nadie integrar en el mando una cantidad enorme de funciones. Y además consigue que el jugador pueda decidir más que nunca cómo quiere jugar, si de forma táctica, con acción pura o con una combinación de ambas.
El grupo de la demo estaba más o menos equilibrado, pero no hay nadie capaz de realizar ninguna magia sanadora, de manera que era imprescindible echar mano de las pociones. La misión principal consistía en ir a rescatar a unos soldados a una fortaleza, pero antes de hacerlo decidimos darnos una vuelta por la ciénaga. Es un escenario bastante grande y comprobamos que el pantano estaba repleto de enemigos y de misiones secundarias. Los aficionados a la exploración parece que podrán pasar mucho tiempo vagabundeando sin aburrirse. Y los que prefieran ir directos al grano siempre pueden mirar en el mapa, ya que están marcados tus últimos pasos y el destino al que debes ir.
En algunos puntos había una especie de monolitos rodeados de ruinas con unas antorchas que sólo podía activar un mago. Al hacerlo surgía un grupo de enemigos liderados por un ser demoníaco. Por el camino encontramos algunos recursos que se podían recoger y tuvimos que luchar contra todo tipo de seres oscuros que surgían del agua o estaban en campamentos de bandidos.
Bioware ha realizado en Inquisition un trabajo muy completo de unificación de estilos de juego y ha logrado condensar las opciones de los dos juegos anteriores. Tal vez con esa labor logre terminar con la sempiterna lucha entre jugadores de rol en pc contra consolas. Al menos, parece que nadie esta vez considerará que una versión está por debajo de la otra en cuanto a jugabilidad y control.
Dragon Age Inquisition se pondrá a la venta el 20 de noviembre en Xbox One, PlayStation 4, PC, Xbox 360 y PlayStation 3.