Se suele decir que el tiempo pasa volando, una afirmación que no podría ser más cierta cada vez que hablamos de los aniversarios de aquellos juegos que disfrutamos tanto en el pasado que seguimos recordándolos como si se hubiesen lanzado ayer. Aunque parezca mentira, Brothers: A Tale of Two Sons, la joya con la que Josef Fares debutó en el mundo de los videojuegos, cumplió en 2023 su décimo aniversario desde que nos arrebatase el corazón, un hito que ahora el estudio italiano Avantgarden quiere celebrar por todo lo alto con un cuidado y fiel remake que ya hemos podido probar en Vandal y que se lanzará el 28 de febrero en PS5, Xbox Series X/S y PC.
La recreación de un juego inolvidable
Si nunca jugasteis a la versión original de este clásico, lo primero que debéis saber es que se trata de una aventura muy peculiar en la que controlamos a dos hermanos que emprenden un viaje para dar con una fuente de agua mágica que, según cuentan las leyendas, puede curar cualquier enfermedad, siendo esta la única esperanza a la que se aferran para intentar salvar a su moribundo padre.
Lo que hizo que Brothers: A Tale of Two Sons fuese tan diferente y único fue su misma propuesta jugable, ya que con el stick izquierdo y el gatillo izquierdo del mando controlábamos a uno de los dos hermanos, mientras que con sus equivalentes derechos hacíamos lo propio con el otro, obligándonos a sincronizar las acciones de ambos para guiarlos por los niveles y superar las diferentes pruebas que se nos presentasen.
Además, cada uno de los dos protagonistas tenía sus propias características, de modo que el mayor podía, por ejemplo, usar su fuerza para tirar de palancas o impulsar a su hermano a lugares elevados, mientras que el pequeño podía colarse por sitios estrechos, entre otras cosas, algo que llegaba a afectar incluso a la forma en la que ambos personajes interactuaban con otros personajes y elementos del escenario.
En términos generales, estamos hablando de una aventura que es toda una clase magistral de diseño de videojuegos, ya que con tan solo darnos un botón de acción para cada personaje es capaz de construir un viaje repleto de rompecabezas y situaciones únicas que nunca se repiten. Cada paso del camino es una sorpresa y siempre encuentra nuevas formas de obligarnos a hacer que los hermanos colaboren para avanzar, ya sea introduciendo nuevos mecanismos, peligros o incluso enemigos.
Todo esto, sumado a un diseño de niveles impecable y repleto de pequeños secretos, un ritmo espectacular en el que no sobra ni un solo segundo de juego, una dirección magistral, un buen diseño artístico, una banda sonora preciosa y una historia de las que nunca se olvidan, hizo de la ópera prima de Fares una auténtica maravilla que todo el mundo debería experimentar alguna vez en su vida.
Por supuesto, todo este dechado de virtudes sigue manteniéndose intacto más de 10 años después, pues sigue siendo una obra única en su especie por la que el tiempo no ha pasado lo más mínimo ni en lo jugable ni en lo artístico ni en lo narrativo. Esto es algo que en Avantgarden saben muy bien, motivo por el cual han centrado todos sus esfuerzos con este remake en rehacer únicamente su apartado gráfico, por lo que todo lo demás se ha dejado intacto, una decisión que, sinceramente, nos ha parecido muy acertada, ya que se trata de un juego que no necesitaba cambios de ningún tipo.
Para ello, el estudio ha reconstruido todo con Unreal Engine 5 y el salto técnico es más que notable, ofreciéndonos un título con muchísimo más detalle en todos los sentidos: texturas, materiales, modelados, escenarios… Ahora bien, esta mayor definición le da un aspecto mucho más realista, algo que también afecta a una dirección de arte que, aunque respetuosa con el material original, transmite unas sensaciones distintas.
Una buena muestra de ello la tenemos en el uso del color y de la iluminación. Esta última ahora es mucho más compleja y creíble, pero esa apuesta por el realismo acaba traduciéndose en un mundo con un colorido considerablemente menos vibrante que pierde ese toque de acuarela tan característico que tenía y que lo acerca más a lo que cabría esperar de una película de animación.
Como decimos, sus desarrolladores han sido muy fieles a la obra de Fares y, en general, han hecho un buen trabajo a la hora de mantener el diseño de los personajes y de los escenarios que recorremos para que todo sea igual de reconocible que siempre, pero jugando su primera hora no hemos podido quitarnos la sensación de que la dirección de arte del juego original sigue teniendo un atractivo muy especial que aquí se ha diluido, a pesar de compensarnos con numerosas bondades técnicas que, eso sí, hacen que luzca realmente bien.
Probablemente lo que más nos ha gustado de este remozado sean las nuevas secuencias de vídeo, las cuales están mucho más elaboradas que antes, están dirigidas con mucho gusto, aprovechan bien la tecnología actual para sorprendernos con nuevos planos y cuentan con unas animaciones exquisitas que dan una gran expresividad a sus personajes. La mejora es tal que la sensación que hemos tenido al verlas es la de estar disfrutando de una buena película de animación, siendo este el punto que más se ha beneficiado del remake.
Otra de las grandes mejoras que nos hemos encontrado ha sido la banda sonora. Sí, las composiciones son las mismas, pero se han hecho algunos arreglos y se han regrabado con una orquesta para sonar mejor que nunca, deleitándonos los oídos con un acompañamiento musical sensacional que realza todo lo que vemos en pantalla y ayuda a crear un ambiente muy especial. Por supuesto, las voces siguen utilizando un lenguaje inventado y no hay subtítulos de ningún tipo, ya que todo lo que ocurre se entiende perfectamente sin necesidad de palabra alguna.
Más allá de lo técnico, conviene destacar que se ha añadido un modo multijugador local similar al de Nintendo Switch (cada jugador controla a uno de los hermanos usando su propio mando) y, según sus desarrolladores, también se han incluido nuevos secretos, aunque es algo en lo que no hemos podido profundizar todavía.
Los hermanos volverán a viajar el 28 de febrero
Por lo poco que hemos podido jugar, Brothers: A Tale of Two Sons Remake mantiene todo lo que nos encandiló del original, como su desgarradora historia y su excelente diseño de juego, y actualiza su apartado gráfico a los estándares actuales con una recreación audiovisual muy fiel y trabajada que le da un aspecto mucho más realista y espectacular. Eso sí, no se puede negar que por el camino se han diluido un poco las sensaciones que nos evocaba la dirección de arte del título de 2013, pero mentiríamos si os dijésemos que no hemos vuelto a emocionarnos y a disfrutarlo como si fuese la primera vez, por lo que si no se tuerce nada de aquí a su lanzamiento, apunta a ser una versión más que recomendable para descubrir o revisitar uno de los mejores videojuegos que nos dejó la década pasada.
Hemos escrito estas impresiones tras probar una beta para PC que nos ha facilitado 505 Games.