Tetsuya Mizuguchi es uno de esos reputados creadores del mundo del videojuego que ha logrado hacerse un nombre en la industria a base de títulos sorprendentes y originales, como Rez o Space Channel 5, durante su trayectoria en Sega y, ahora, con sus aportaciones al género del puzle en Q Entertainment. Su primer juego fue Lumines, un puzle musical para PSP, la consola portátil de Sony que llegará a Europa en septiembre, y ahora le toca el turno a Meteos, una apuesta que, frente a lo que se podría pensar, tiene un carácter bien diferente al de su otra creación, pese a haber sido diseñados casi en paralelo.
El videojuego toma el nombre de un planeta maligno, Meteo, que amenaza la existencia de todo el universo, ya que de él se desprenden fragmentos, los meteos, que han destruido muchos planetas, hasta que, por casualidad, tres idénticos se alinean convirtiéndose en "cohetes" que se autopropulsan hacia el espacio arrastrando a todos los que caían sobre ellos en su camino.
Al ver esto, los habitantes de los diferentes planetas entienden cómo hacer frente a esta amenaza, y crean la Metamo Ark, una nave diseñada especialmente para devolver los meteos y que es la última esperanza para todos los planetas del universo.
Como podéis intuir por la historia, en Meteos nos caerá desde la parte superior de la pantalla de juego (la inferior, y, por tanto, la pantalla táctil de la Nintendo DS) una serie de bloques, sueltos, y de manera aleatoria, tanto en lo referente a su posición como color sobre los que no tendremos ningún control directo hasta que no hayan impactado contra el suelo o contra otros bloques. Es decir, no los podremos desplazar ni colocar mientras bajan, dejando esta tarea para, como hemos dicho, cuando ya han entrado en contacto con el firme. Y una vez llegado ese momento, sólo los podremos desplazar verticalmente, esto es, hacia arriba o abajo, pero nunca hacia los lados.
Una vez hayamos unido tres o más bloques iguales (en vertical u horizontal), estos se convertirán en propulsores y empujarán los bloques que tienen por encima de ellos hacia la parte superior de la pantalla haciéndolos desaparecer. Sin embargo, habrá que tener en cuenta la gravedad (diferente en cada uno de los 32 planetas del juego), pues si intentamos lanzar demasiados bloques estos no podrán ascender y tendremos que ir creando sucesivas cadenas de bloques para aumentar la propulsión, así como tener en cuenta las diferentes características y efectos de la propulsión horizontal y vertical.
En principio, con eso se explica todo el marco jugable del título que, por cierto, se nos antoja imposible de jugar sin la pantalla táctil. Es cierto que el juego presenta la opción de jugarlo con la cruceta digital y los botones, pero resulta tan poco práctico e intuitivo que más de uno ni siquiera llegará a conocer que existe esta posibilidad; es más, probarla nos lleva a una experiencia de juego frustrante por un sistema de control lento que se convertirá en nuestro principal enemigo. De este modo, Meteos es un puzle que aprovecha de manera tan perfecta la pantalla táctil de la Nintendo DS que jugarlo en otra consola sería imposible.
La chispa de este género (cuando estamos ante un buen título) radica en que se tarda poco en explicar cómo se juega con ellos y luego se nos presenta un abanico de posibilidades muy amplio, ya que nunca habrá dos partidas iguales. Además, para que esto suceda todavía menos, Q Entertainment ofrece un amplio abanico de modos de juego que conforman un espectro de posibilidades de juego bastante amplio, incluyendo algo que podríamos entender como un "modo historia", que es el Star Trip o viaje espacial, donde hay incluso múltiples finales para la –mínima, pero suficiente- historia del juego, algunos de ellos sorprendentes por su humor. No entraremos en detalles sobre todos y cada uno de los modos de juego, ya que no es todavía el momento, pero bastará señalar lo variado de estos y el hecho de que el multijugador nos permitirá disfrutar con apasionantes partidas para hasta cuatro jugadores con una única tarjeta de juego, una opción que es siempre agradecida.
Pero lo que aporta una auténtica variedad al juego es el número de planetas en los que jugaremos. Como ya hemos dicho hay más de 30 diferentes, cambiando el diseño de las fichas (lo que nos recuerda en cierto modo al sistema de pieles de Lumines) en muchos de ellos, ya que algunos comparten diseño o son muy similares, y el comportamiento de estas fichas o bloques tanto a la hora de caer como a la de ser propulsadas. En Luna=Luna, por ejemplo, la gravedad es baja, y las fichas caen poco a poco, y para propulsarlas a cierta velocidad necesitaremos de una gran potencia, es decir, realizar combos, aunque puesto que pesan poco esto nos permitirá lanzar grandes masas de bloques al espacio.
Gravitas, en cambio, nos obligará a realizar al menos dos propulsiones, ya que el peso de la gravedad es tan importante que con una primera impulsión ni siquiera podremos mover las fichas. Estos matices son aplicables en mayor o menos grado a todos y cada uno de los planetas que aparecen en el juego, incluyendo algunos con comportamientos especiales, y nos obliga a aplicar diferentes técnicas de juego en cada uno, ya que es incluso posible que por el tipo de planeta nos convenga más optar por realizar combos verticales (ya sea porque si no fuese así no tendríamos suficiente potencia, o porque el ancho del campo de juego es de tan sólo nueve bloques y eso nos da más margen) u horizontales (porque el campo de juego resulta más amplio y no es necesaria tanta fuerza bruta).
Es también esencial saber que en el juego hay una amplia variedad de elementos diferentes (fuego, aire, tierra, agua...) incluyendo dos especiales muy poco comunes (tiempo y alma), y su presencia, como os podéis imaginar, no es baladí. La composición de cada planeta hace que unos elementos sean más abundantes que otros, habiendo, con todo, una serie de ellos que no tendrán ninguna presencia en él. Esto será importante y lo tendremos que tener en cuenta ya que hay una gran cantidad de elementos desbloqueables a los que sólo accederemos cuando tengamos suficiente materia prima de los elementos necesarios para crearla. Parte de la gracia es que muchas de las "recetas" para unir los elementos y crear un planeta, objeto o música (además de los propios elementos especiales) se mantienen ocultas hasta que hemos recolectado suficientes elementos para llevarlas a cabo. Además, algunas aparecerán cuando alcancemos determinados objetivos en el juego, y, también, se nos regalarán objetos sin necesidad de gastar nuestros elementos cuando, por ejemplo, llevemos una cantidad determinada de horas de juego.
Este sistema de combinación de los elementos que obtenemos durante una partida en cualquier modo de juego resulta muy interesante para estimular la rejugabilidad, ya que, además, cada nuevo planeta que conseguimos nos abre nuevas posibilidades por descubrir, cada arma representa una nueva jugarreta para hacer en los modos versus (o usar a nuestro favor directamente), y las músicas, aunque naturalmente no nos dan ningún beneficio en el juego, son de gran calidad y vale la pena escucharlas. De hecho, esta rejugabilidad es la principal razón por la que estas impresiones no han sido entregadas antes: estaba demasiado ocupado jugando para desbloquear algunas cosas.
En definitiva, las primeras sensaciones que nos ha dejado Meteos durante las muchas horas de juego que le hemos dedicado no podrían ser mejores. El puzle es un género que le sienta muy bien a las portátiles, y más cuando la apuesta es tan fresca y está tan bien llevada a cabo como es el caso. Todavía faltan unos meses para que llegue a Europa, en fechas próximas a su hermano Lumines, de manera que dentro de poco el puzle, y en especial Q Entertainment, tomará el papel que le corresponde en las dos consolas portátiles de nueva generación, gracias a ese par de fantásticos títulos, hermanos de leche, que estamos deseando analizar en profundidad.
