Chibi-Robo es probablemente uno de los personajes más desconocidos de Nintendo y, por desgracia, también uno de los más desaprovechados. Cuando Game Cube recibió la primera aventura de este pequeño robot, los pocos que decidimos darle una oportunidad nos encontramos con una aventura de plataformas y puzles 3D con muchísima personalidad que hacía gala de una propuesta lo suficientemente única y original como para hacer de él un producto único y diferente.
Sin embargo, este debut no consiguió calar entre el gran público y pasó muy desapercibido, motivo por el que los chicos de Skip, Ltd., sus creadores, se pusieron manos a la obra para intentar hacer llegar las aventuras de este carismático robot a más gente, lo que se acabó traduciendo en varios experimentos, con cambios de género incluidos, que se quedaron muy lejos de la obra original.
Ahora, y con el rumbo totalmente perdido, Chibi-Robo vuelve a intentarlo una vez más con Zip Lash, la que probablemente sea su última aventura, tal y como su productor nos dejó caer a principios de este mismo mes.
La nueva encarnación de este robot nos llega en forma de juego de plataformas 2D tradicional y tras haber podido jugar sus primeras horas, nuestros temores sobre su calidad no han hecho más que confirmarse.
Como decimos, estamos ante un plataformas 2D que sigue paso por paso casi todas las reglas no escritas del género. Nuestro objetivo no será otro que llegar hasta la meta de cada pantalla mientras pegamos saltos, esquivamos trampas y derrotamos enemigos. Para ello, Chibi-Robo cuenta con la posibilidad de saltar (obviamente) y de utilizar el cable que sale de su espalda tanto de gancho como de arma. Este lo podemos usar de dos formas bien distintas, ya sea con un golpe rápido y corto, o con uno cargado, de gran longitud y capaz de destrozar algunos bloques especiales.
Si bien al comienzo de cada nivel siempre empezaremos con el rango mínimo para cada uno de estos dos ataques, durante las fases podremos aumentar muchísimo el cargado recogiendo unas bolas azules y solo un poquito el rápido haciendo lo propio con una esfera roja. Esto es bastante importante, ya que mientras más lejos podamos lanzar nuestro enchufe, a más zonas tendremos acceso. Aquí también hay que destacar el hecho de que el lanzamiento cargado provoca que el cable rebote, algo que se utiliza para ciertos puzles (tremendamente sencillos por lo que hemos podido ver hasta el momento), obligándonos a calcular cómo se producirán los rebotes para recoger un objeto, activar un interruptor o engancharnos a una plataforma, aunque siempre tendremos una línea roja que nos ayudará con ello.
Nuestro repertorio de habilidades lo culmina la posibilidad de planear durante unos segundos al mantener pulsado el botón de ataque rápido cuando estemos en el aire, algo que si bien en el primer mundo no nos servirá de mucho, a partir del segundo tendremos que aprender a sacarle provecho.
Los controles son sencillos y suelen responder muy bien (solo fallan un poco a la hora de realizar el golpe cargado, ya que el apuntado no es todo lo preciso que nos gustaría), entonces... ¿Qué es lo que falla? Sin lugar a dudas, su diseño de niveles. No es que sean malos, simplemente adolecen de una falta de inspiración abrumadora, con una constante repetición de situaciones y mecánicas mil veces vistas, que no sorprenden y que no llegan a aportarnos nada.
Es un plataformas que se deja jugar sin mayores problemas, pero sin ningún tipo de chispa o atractivo como para invitarnos a seguir jugando y querer descubrir qué nuevos desafíos nos aguardan a continuación. Además, de momento todo nos ha parecido facilísimo y no hemos encontrado casi ningún tipo de reto a la hora de encontrar sus muchos coleccionables (los hay de tres tipos distintos en cada nivel) ni de superar los tres desafíos que nos proponen para aumentar nuestra puntuación final, como no recibir daño.
El título tampoco hace un trabajo demasiado brillante a la hora de romper con el desarrollo habitual a través de unos niveles muy mal diseñados que tienen lugar a bordo de diversos vehículos. En vez de aportar variedad, que es lo que se busca con ellos, al final acaban entorpeciendo y aburriendo de forma considerable, aunque por suerte no son demasiado frecuentes.
Otra de las decisiones cuestionables de la aventura la encontramos en la ruleta de selección de nivel. Para avanzar por los nuevos mundos que visitemos, tendremos que girar una ruleta numérica que marcará el número de "casillas" que avanzaremos por el "tablero" de ese mundo. Por suerte, se pueden comprar paneles con los números que queremos con las monedas que consigamos, de modo que si nos lo montamos bien siempre nos moveremos a la pantalla que queramos, aunque no deja de ser una mecánica un tanto absurda y sin ningún tipo de sentido. La buena noticia es que cuando derrotemos al jefe de un mundo podremos seleccionar la pantalla que queramos jugar sin ningún tipo de restricción, por lo que la ruleta tiene menos razón de ser todavía.
Gráficamente tampoco es ninguna maravilla, con una alarmante falta de variedad de enemigos y escenarios que además pecan de ser bastante genéricos, aunque al menos los modelados son muy sólidos y están bien realizados, especialmente en lo referente al propio Chibi-Robo y sus animaciones. Del sonido no hay mucho más que decir, con una banda sonora alegre y animada que no molesta, pero que se está quedando lejos de grabarse en nuestra memoria, así como unos efectos simplemente funcionales.
Como podéis comprobar, nuestro primer contacto con la nueva aventura de Chibi-Robo nos ha dejado muy fríos. No es que estemos tampoco ante un desastre de juego, pero sí ante uno sin alma, genérico, soso, extremadamente fácil y al que le cuesta mantener nuestro interés para que no apaguemos la consola al cabo de una o dos pantallas. Todavía nos quedan muchas fases por jugar y quizás en ellas encontremos ese punto de brillantez que no hemos visto durante las horas iniciales, así que todavía hay algo de esperanza para este pequeño robot. Pero por si acaso, os recomendamos que no mantengáis demasiado altas vuestras expectativas.
