Análisis The Falconeer, tiros a vista de águila (Xbox Series X/S, Switch, PC, Xbox One)
En un lanzamiento sin grandes exclusivos (o ninguno, directamente), muchos jugadores habían puesto sus esperanzas en esta obra del conocido modder Tomas Salas. The Falconeer era una de las obras de carácter independiente más llamativas y sugerentes para multitud de compradores de Series X y S, si bien también está disponible en otros sistemas como PC y Xbox One. Esta "expectación" estaba justificada plenamente en base a la vistosidad que se podía percibir de sus numerosos vídeos previos al lanzamiento del título, los cuales rezumaban una belleza muy destacable. Pero por desgracia la realidad no siempre refleja lo que se deja entrever en un principio, y después de haber profundizado en la experiencia de juego que posee esta obra, podemos afirmar que no es el título que muchos esperábamos.
La aventura nos traslada hasta el ficticio y bello mundo de fantasía denominado Great Ursee. Una localización en la que el océano es el gran protagonista, si bien también es posible vislumbrar diversos archipiélagos, embarcaciones y demás elementos que rompen con la monotonía que nos ofrece el mar. Lejos de vivir en paz y armonía, en Ursee se vive un conflicto permanente en el que los intereses políticos y económicos han dado lugar a la aparición de multitud de batallas entre diversas facciones.
Y más allá de usar armas y elementos tradicionales de carácter belicista, los grandes protagonistas de estas contiendas son los halcones. Pero no hablamos de las aves reales a las que estamos acostumbrados, sino de grandes animales capaces de portar armas y de ser guiadas por pilotos. ¿Y adivináis qué papel desenvolvemos en esta odisea?
Invariables batallas aéreas
Como pilotos expertos en el arte de controlar a estas maravillosas aves, nuestro deber consiste en sobrevolar un mundo abierto de grandes proporciones (y gozando de bastante libertad en general) e ir superando las misiones que nos van encomendando en cada caso. Y no penséis que se trata de un número más bien reducido y pobre, dado que estamos ante una obra que puede perfectamente mantenernos ocupados durante más de una decena de horas. Eso es, porque a los objetivos principales van sumándose una buena suma de tareas secundarias que complementan a estas de manera sutil, pudiendo incluso descubrir nuevos escenarios, tramas argumentales y demás elementos que les otorgan un mayor interés… al menos de inicio. Sí, porque conforme avanzamos las cosas comienzan a torcerse de manera alarmante desde el punto de vista jugable.
Seguramente y como nos ha sucedido a nosotros, el planteamiento del juego os habrá recordado a obras de carácter intimista como Crimson Skies o la saga shooter sobre raíles Panzer Dragoon. Producciones muy queridas por muchos de nosotros tan diferentes entre sí como inolvidables. The Falconeer debería haber sido otra obra de talante similar, pero por desgracia no lo ha conseguido. Y eso se debe a lo imperfecto que se muestra su apartado jugable al cabo de las horas, donde la reiteración se convierte en su mayor inconveniente. Eso es, dado que en lugar de ofrecer retos diversos y plantear situaciones relativamente variadas, en este caso tenemos que hacer una y otra vez lo mismo hasta la saciedad, es decir, acabar a bombazos con embarcaciones, recuperar tesoros, eliminar a otros pilotos en duelos aéreos, destruir elementos terrestres… y poco más.
Esta monotonía se acentúa por una sencilla razón: las batallas no es que sean las más vistosas ni espectaculares jamás recreadas en un título de estas características. Olvidaos de lo experimentado, por ejemplo, en el reciente Star Wars: Squadrons o en lo que siempre nos ha dejado la saga Ace Combat porque cualquier parecido con The Falconeer es mera casualidad. Los combates carecen del interés suficiente como para pasar por alto la invariabilidad del desarrollo y, de hecho, en ocasiones son hasta frustrantes por lo mal medida que está la dificultad en algunos casos. Y si caemos en batalla, nos toca comenzar la misión desde el principio. Es cierto que se ha tratado de aportar un elemento RPG al título mejorando las aptitudes de los protagonistas pudiendo adquirir nuevos elementos (armaduras, arsenal…), pero esto queda en una anécdota dado lo descafeinado y monótono que se muestra el grueso del título.
Es una pena que el título se haya quedado en eso, dado que en todo lo relacionado con su faceta visual es una obra muy cuidada, sobre todo en lo estético. El mundo de Ursee posee una belleza magnífica y es un verdadero placer sobrevolar acantilados, meternos de lleno en una tormenta, alcanzar picos de muchos metros de altura, caer en picado para remontar el vuelo a ras de mar… No es ningún portento técnico y, de hecho, incluso la versión estándar de Xbox One mueve el título con soltura, si bien Series X da un salto en este sentido yéndose a las 4K 60fps o 1800p y 100/120 fps. Una vertiente artística de gran calidad a la que se une un buen doblaje en inglés (con subtítulos en nuestro idioma) y una banda sonora bastante inspirada que se funde con maestría con las imágenes que nos proporciona el título.
Un arcade de combates aéreos algo tedioso
Es una pena que The Falconeer no haya conseguido alcanzar unas cotas más elevadas de diversión y atractivo en general, porque su idea primigenia nos parece muy acertada. Plantear combates aéreos a lomos de enormes halcones y sobrevolar escenarios de gran belleza es un planteamiento que seguramente resulta atractivo a un grupo muy dilatado de usuarios. Sin embargo y para desgracia de muchos de nosotros, la ejecución y la estructura que ha sido forjada para dar vida a este interesante punto de inicio no ha sido demasiado acertado, flojeando en elementos tan importantes como el sistema de control, la disposición de las misiones y la variedad de situaciones en global. Debería haber dado mucho más de sí.
Hemos realizado este análisis mediante un código proporcionado por Microsoft.