Análisis de Zoo Tycoon (Xbox One, Xbox 360, PC)
Los británicos Frontier Developments ya tenían experiencia previa en simuladores de gestión, especialmente en lo que se refiere a parque de atracciones, como las sagas RollerCoaster Tycoon y Thrillville. En los últimos años han sido más conocidos por trabajar en exclusiva para Microsoft y en concreto para Kinect, con títulos como Kinectimals y Kinect Disneyland Adventures, y ahora en su estreno en Xbox One aúnan toda esta experiencia creando simuladores de gestión, diseñando detallados animales con los que podemos interactuar con Kinect, y elaborando paseos virtuales por un parque de atracciones, en Zoo Tycoon, que reúne todas estas características en un solo juego.
Muchos seguro que recordareis la serie Zoo Tycoon, que se estrenó en 2001 producida por Microsoft. El clásico simulador de gestión, ya sea de parque de atracciones, hospitales, ciudades y un larguísimo etcétera, en el que tenemos que cuidar todos los aspectos de la instalación para llevarla a buen puerto, siendo el núcleo jugable la parte económica. Con una segunda entrega lanzada en 2004, y múltiples expansiones después –la última de 2007 y protagonizada por animales extintos-, la saga vuelve ahora pero con una cara completamente renovada, y una propuesta más casual, para toda la familia.
En Zoo Tycoon tenemos que crear y gestionar un zoo, asegurándonos de que los animales sean felices, teniendo cubiertas sus necesidades básicas, lo que atraerá a visitantes al zoo, a los que también tendremos que tener contentos con una fauna variada, servicios básicos como cafeterías, tiendas de recuerdos y puestos de animación, y unas instalaciones limpias y bonitas, para que la gente nos visite y se deje el dinero en las instalaciones. Hay más de 100 especies animales distintas, y estas pueden ser desde cachorros a adultos, teniendo un nivel de experiencia que va aumentando si son felices, atrayendo a más visitantes tanto las crías como los animales con un mayor nivel de experiencia.
Antílopes, chimpancés, elefantes, flamencos, hipopótamos, iguanas, jirafas, leones, osos, pavos reales, perezosos, serpientes, tortugas y un largo etcétera, como veis no falta de nada, y además dentro de cada familia encontramos varios tipos de especies, como siete tipos de leones, trece de osos o cinco tipos de chimpancés. Ya que estamos ante un juego dirigido en parte al público infantil, hay ciertos valores didácticos, e intentan crear una imagen de los zoos como un lugar de paso y en el que cuidar a especies protegidas, y no de cárceles para animales. Cuando los animales alcanzan el nivel 15, nos invitan con diversos incentivos a ponerlos en libertad, donde luego podremos seguir sus progresos. Una imagen demasiado amable y un tanto manipuladora de este tipo de recintos, bastante alejada de la cruda realidad. Es curioso que la organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) no se haya posicionado, ni para bien o ni para mal.
Los animales tienen cuatro necesidades básicas que debemos cubrir para que sean felices: la comida –basta con poner comederos con los alimentos apropiados para cada especie-, la socialización –siempre hay que buscar que tengan compañía con al menos otro miembro de su especie-, el hábitat –artículos que los estimulen jugando-, y la limpieza –bastará con colocar un puesto donde se limpien-. Comprando los dispositivos adecuados, es fácil tener contentos a los animales, aunque también podemos interactuar con ellos, ya sea mediante el mando o Kinect. Esto como descubriremos no es obligatorio ni necesario, pero se agradece esta faceta del juego, sobre todo para los más pequeños de la casa.
Darles de comer, limpiarles con una manguera, o lo más curioso de todo, un minijuego de estimulación sensorial siguiendo e imitando movimientos, muy gracioso en el caso de los chimpancés. Todo esto sirve para ver más de cerca a los animales y comprobar lo bien hechos que están, tanto por sus modelados como por las animaciones, y en el caso de hacerlo con Kinect, seguro que un niño pequeño se divertirá. Estamos ante un juego un tanto contradictorio, es demasiado complejo para alguien muy joven, ya que la parte económica y ciertos aspectos de la construcción e investigación pueden ser farragosos para un niño, pero a la vez excesivamente simple y superficial para un adulto que busque un profundo simulador de gestión, quedándose en un extraño punto intermedio.
A pesar de su aspecto simpático y colorido, bastante infantil, lo primero que nos sorprende al empezar a jugar es la cantidad de posibilidades que tenemos. Además de los recintos con los animales, podemos colocar todo tipo de comercios como heladerías, pizzerías, tiendas de recuerdos, puestos de animación, hay que construir baños, y tenemos que contratar distinto tipo de personal, para que limpien las instalaciones, cuiden de los animales, o se encarguen de la reproducción. Podemos contratar campañas de publicad para atraer más visitantes, modificar el precio de las entradas o de los productos de los comercios, y no parece faltar de nada respecto a otros simuladores de gestión.
Pasado este primer contacto inicial, es cuando empezamos a profundizar en las distintas posibilidades cuando descubrimos que todo está muy simplificado respecto a otros juegos de este tipo, y que la dificultad es muy baja, casi nunca tendremos problemas económicos ni para mantener contentos a los animales y visitantes. Por ejemplo, tanto el precio de la entrada como el de los productos de las tiendas, no se puede modificar a nuestro antojo, solo se puede elegir entre bajo, normal o alto, los recintos pueden ser pequeños, medianos o grandes, los empleados pueden tener entre una y tres estrellas, y en general no hay apenas matices en las elecciones.
La construcción también está muy simplificada, y desde una vista aérea tenemos que colocar los distintos recintos o instalaciones, que tienen formas irregulares, y que se unen automáticamente, creándose solos los caminos que los conectan. Esto viene muy bien para jugar con el mando y no complicarse la vida, pero se muestra como algo limitado para alguien que quiera hacer el zoo a su antojo. Se agradece la personalización de los entornos e incluso las instalaciones, en las que podemos colocar distintos objetos –por ejemplo en una cafetería podemos situar árboles, papeleras, bancos y paredes- pero esto realmente luego no tiene ningún impacto en el desarrollo del juego.
Hay cuatro modos de juego: Entrenamiento, donde a través de diez tutoriales nos enseñan las nociones básicas para aprender a jugar, Modo libre, en el que podemos crear un zoo a nuestro antojo, con dinero ilimitado, Modo reto, parecido al anterior pero con dinero limitado –el modo de juego más interesante para un jugador avanzado y más similar a la experiencia de otros simuladores de gestión-, y el Modo campaña, 20 escenarios divididos en 6 categorías donde tenemos que cumplir una serie de objetivos, desbloqueando nuevos elementos para los modos Reto y Libre. En cualquier de estos modos pueden participar hasta cuatro jugadores a la vez a través de internet, de manera cooperativa.
En el modo Reto además de estar entretenidos creando el zoo de nuestros sueños, también se nos van planteando una serie de desafíos que nos otorgan suculentas sumas de dinero, teniendo un límite de tiempo para realizarlos. Adopta a determinada especie, mantén a todos los animales felices durante un tiempo determinado, haz una foto, o incluso una especie de minijuego de conducción en el que tenemos que llegar de un punto a otro del zoo antes de que el tiempo se acabe. Podemos explorar el zoo a pie o en coche desde una atractiva vista en tercera persona, y cambiar al instante al modo aéreo para construir o viajar al otro extremo del zoo de manera rápida, sin tiempos de carga.
Además de lo simple que es como simulador de gestión, como ya hemos dicho la dificultad es muy baja, podemos automatizar la mayoría de actividades y prácticamente olvidarnos del bienestar de los animales, que casi siempre estarán bien. Satisfacer a los visitantes también es bastante fácil satisfaciendo unas pocas necesidades, y en todo momento mediante un práctico sistema de iconos de colores sabemos el estado en el que se encuentran las distintas partes del zoo, y nos notifican al instante si algo va mal, pudiendo solucionarlo en segundos.
No podemos hacer zoos excesivamente grandes, hay un límite de tamaño no demasiado grande, que se nos va indicando a través de una barra, algo que creemos se debe a limitaciones técnicas, ya que hemos comprobado que llegando al límite, al juego le cuesta mover todos los elementos en pantalla. Estamos ante otro de esos títulos del lanzamiento de Xbox One en el que parece claro que apenas se explotan las posibilidades técnicas de la consola.
Los entornos cuentan con muchos detalles, todo es muy colorido y simpático, y el modelado de los animales y sus animaciones son excelentes, pero la mayor parte del tiempo todo lo que vemos en pantalla se mueve de manera un tanto brusca, pese a no ser ninguna maravilla gráfica, y lo menos que podemos esperar de una nueva generación de consolas es que los juegos se muevan fluidos, sin problemas en la tasa de imágenes por segundo. El apartado sonoro cumple sin grandes alardes, con agradables melodías y unos logrados efectos sonidos por parte de los animales.
A medio camino
Es complicado valorar este Zoo Tycoon, porque no nos acaba de quedar claro a qué público va dirigido. Es demasiado complejo, con muchas opciones y menús, para que un niño pequeño pueda jugarlo solo sin problemas. Y es demasiado simple y superficial como simulador de gestión, para que satisfaga a un adulto que busque una experiencia profunda. La conclusión es que estamos ante un juego muy apropiado para que jueguen los padres junto a sus hijos, unos construyendo y gestionando el zoo, y los más pequeños disfrutando de los simpáticos animales, pudiendo interactuar con ellos mediante Kinect. Estaríamos hablando de un producto más completo si se hubiera tenido en cuenta al jugador clásico de la saga incluyendo algo parecido a un modo experto, pero como no es así, lo tenemos que recomendar con reservas y sabiendo muy bien qué nos vamos a encontrar.