Análisis de Tembo: The Badass Elephant (Xbox One, PC, PS4)

Game Freak puede que sea conocido por muchos únicamente como "el estudio creador de Pokémon", aunque entre las múltiples entregas de esta ya veterana y exitosa saga de juegos de rol, también se han atrevido a probar suerte en otros géneros con producciones menores que han pasado muy desapercibidas. Ahora vuelven a la carga con Tembo: The Badass Elephant, un título tan distinto de sus anteriores proyectos que casi cuesta asimilar que venga de la misma desarrolladora, pero que de un modo u otro, sabe apañárselas para aportarnos un rato de entretenimiento.

Arrasando con cautela

Tembo: The Badass Elephant es un juego de plataformas en 2D de corte clásico en el que tendremos que superar una serie de niveles más o menos lineales. Si bien su planteamiento es tremendamente tradicional y no reinventa la rueda del género en ningún momento, cuenta con un protagonista bastante atípico que consigue darle un pequeño toque diferenciador: un elefante guerrillero que se lanza al combate como si de Rambo se tratara.

Esto ya de entrada trae consigo unas características que tendremos que tener muy en cuenta, como su gran tamaño y su limitado salto (al menos puede flotar durante unos breves instantes), lo que nos dificultará la esquiva de los ataques enemigos, aunque esto es algo que compensa con una gran fuerza, una potente carga que nos permitirá movernos a toda velocidad mientras arrasamos con cualquier cosa que se ponga en nuestro camino, un devastador culetazo para aplastar lo que haya debajo nuestra cuando estemos en el aire, un ataque en salto hacia arriba y una caída en picado con la que nuestro protagonista se convertirá en una especie de bola de demolición mientras gira sobre sí mismo.

Además, para completar nuestro rango de acciones tenemos la posibilidad de disparar un potente chorro de agua desde nuestra trompa, aunque la "munición" es limitada, y necesitaremos encontrar depósitos o botellas para recargar nuestras reservas. Lo interesante es que todos los movimientos que hemos descrito son necesarios para avanzar en la aventura, ya que cada tipo de enemigo, obstáculo y situación nos requerirán el uso de unas u otras, algo que nos ha gustado bastante.

Eso sí, no esperéis obtener nuevos movimientos ni que se añadan más mecánicas de juego a lo largo de la aventura, ya que con lo que empezáis será con lo que terminaréis. Los controles por lo general responden bien, aunque requieren de un tiempo para adaptarnos a ellos y a las físicas del personaje.

El diseño de niveles, sin estar mal, no ha conseguido enamorarnos demasiado, con pantallas que suelen recurrir a las mismas mecánicas y situaciones, sin aportar ideas realmente nuevas o que podamos considerar frescas, estando su mayor atractivo en la inclusión de nuevos tipos de enemigos que nos obligarán a aprendernos sus rutinas de ataque para acabar con ellos. El diseño de estos no varía demasiado, aunque sí sus ataques dependiendo de su color (no es lo mismo un tanque morado que uno rojo, aunque la estrategia a seguir con ambos es muy similar).

Algo que tenemos que reconocerle que nos ha sorprendido muy gratamente es su nivel de dificultad. Durante los primeros niveles nos encontramos con unas fases que prácticamente se jugaban solas pulsando el botón de carga para arrasar con todo mientras nos movíamos a toda velocidad sembrando el caos a nuestro paso, aunque antes de acabar el primer mundo nos dimos cuenta que esta estrategia solo nos llevaría a morir incontables veces.

En nuestro camino hasta los títulos de crédito nos encontraremos con una gran cantidad de obstáculos y situaciones que pondrán a prueba nuestros reflejos y paciencia, obligándonos a calcular con mucho cuidado cada una de nuestras acciones. Cosas como esquivar proyectiles que vienen desde todas las direcciones posibles mientras intentamos plataformear sobre una serie de cintas móviles con unos enormes pistones que intentan aplastarnos a intervalos regulares es de las cosas más normales que os llegaréis a encontrar.

Ojo, no es un título imposible, pero sí con un toque desafiante muy bien recibido. Las vidas se suelen perder con más o menos frecuencia, especialmente en la recta final, aunque también se consiguen a un ritmo similar, por lo que casi siempre tendréis entre cinco y diez. Lo mismo se puede aplicar a los combates contra los jefes finales, ya que si bien tienen unos patrones de ataque muy definidos que una vez aprendidos resultan fácilmente evitables, nos obligarán a estar totalmente concentrados durante toda la duración del encuentro (y os avisamos que no son precisamente cortos).

Como suele ser costumbre en el género, cada nivel tiene una serie de objetivos adicionales para darle algo más de vida al título y así ampliar sus valores rejugables. En este caso son dos: rescatar a diez civiles y eliminar a todos los enemigos posibles, incluyendo sus estructuras y vehículos. Estos últimos son especialmente importantes, ya que hay tres momentos concretos durante la aventura en los que no podremos avanzar a menos de que hayamos acabado con el número de rivales que nos indiquen.

No son unos extras especialmente llamativos ni interesantes, aunque cumplen su labor de hacernos rejugar pantallas para obtener el 100%. Decir que encontrarlos no suele ser demasiado difícil debido al carácter lineal del juego, por lo que no tendremos demasiados problemas para detectar los desvíos a poco que prestemos un mínimo de atención. Eso sí, mucho cuidado con tomar la ruta principal primero, ya que en la mayoría de las ocasiones nos encontraremos con que no podremos volver para atrás, obligándonos a repetir el nivel desde el principio para conseguir eso que nos hemos saltado.

En lo que respecta a su duración, Tembo: The Badass Elephant es un juego muy corto. De hecho, sus cuatro mundos no nos han llegado a durar ni cuatro horas (en poco más de tres y media ya estábamos viendo los títulos de crédito) y con la mitad de niveles al 100%, por lo que sumadle un par más para haceros con todo. Si bien esta cifra es más bien escasa, al final lo hemos llegado incluso a agradecer, ya que en los últimos compases estaba empezando a cansarnos por la falta de ideas de la que hacen gala sus niveles.

Gráficamente es un título muy agradable a la vista, con un interesante y llamativo diseño de personajes y mostrando un aspecto de dibujos animados que le sienta realmente bien. Eso sí, los escenarios no están a la misma altura, presentando unos fondos algo vacíos, sosos muy genéricos y no especialmente brillantes a nivel artístico. No es que sean un desastre, simplemente no dicen nada. Por suerte, todo se mueve de forma fluida, las animaciones son resultonas y el efecto de destrucción de todo lo que rompemos a nuestro paso resulta muy satisfactorio.

El sonido es probablemente el aspecto menos agraciado de toda la aventura por culpa de una banda sonora muy limitada en cuanto a variedad y calidad, con escasos temas, no demasiado inspirados y que se repiten hasta la saciedad. Al menos, los efectos suben el listón, con sonidos muy reconocibles, contundentes y que cumplen perfectamente con su labor. No esperéis doblaje de ningún tipo porque no lo hay.

Conclusiones

Tembo: The Badass Elephant es un juego muy entretenido y que se juega con agrado, pero que no pasará a la historia ni aporta nada realmente a un género en el que cada vez es más difícil destacar ante la enorme cantidad de obras maestras que ha ido recibiendo a lo largo de los últimos 30 años. Es divertido, entretiene, tiene un sorprendente toque de dificultad y un protagonista atípico, pero su escasa duración, su mejorable diseño de niveles y su falta de ideas le permiten llegar más lejos y codearse con los grandes. Sin embargo, por los 13 euros que cuesta encontraréis una atractiva propuesta que, como poco, os hará pasar un buen rato frente a vuestra consola o PC.