Análisis de Powerstar Golf (Xbox One)
Si en la pasada generación las tiendas de descarga digitales han jugado un papel protagonista y muy importante, en las nuevas consolas esto no va a ser menos, y ya desde el día uno tanto en Xbox One como en PlayStation 4 tenemos disponible todo su catálogo para descargar a través de internet. En el caso de la nueva consola de Microsoft, a la sombra de títulos tan esperados como Forza Motorsport 5, Ryse: Son of Rome, Dead Rising 3 y Killer Instict, han llegado otros que no está teniendo tanta repercusión, y que en algunos casos solo han llegado en formato descargable.
Ese es el caso de juegos como Lococycle, Crimson Dragon y este Powerstar Golf, que está pasando demasiado desapercibido para la calidad que atesora. Si ya es difícil destacar en un lanzamiento con títulos tan importantes, más si cabe si perteneces a un género tan minoritario como el de los juegos de golf, y aunque pueda resultar extraña esta afirmación, Powerstar Golf es uno de los mejores juegos de lanzamiento de Xbox One, algo que indudablemente habla muy bien de él, y un poco mal del resto, que en muchos casos no han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos.
Estamos ante el clásico juego de golf de vertiente arcade, de aspecto simpático y muy colorido, que rápidamente recuerda a la clásica y querida saga de las consolas PlayStation, Everybody's Golf. Tal es así que hasta el sistema de juego de tres pulsaciones –iniciar golpe, fijar la potencia, establecer precisión- es idéntico al de sus primeras entregas, aunque realmente no inventaron nada los chicos de Camelot, y esta jugabilidad es un clásico del género, por ejemplo ya la disfrutamos en los salones recreativos un par de años antes con el inolvidable Neo Turf Masters de Neo Geo.
En Powerstar Golf tenemos cuatro campos de golf con sus 18 hoyos cada uno, una cifra que a priori puede parecer no demasiado generosa, pero que se compensa con un elaborado y entretenido modo carrera, en el que tenemos juego para rato. Antes de empezar a jugar tenemos que elegir a uno de los dos personajes disponibles, aunque iremos desbloqueando más según avancemos en el modo Carrera. Potencia, precisión, golpe, efecto y putting son las características que los diferencian, además de una habilidad especial, por ejemplo golpear la bola con una potencia extrema, dividir la bola en cinco bolas ilusorias, manteniéndose la que haya quedado en condiciones más favorables, o crear un campo magnético que atraiga la pelota al hoyo, muy útil para hacer hoyos en uno. Estas habilidades especiales se consumen y se pueden usar muy pocas veces durante un recorrido, y suponen un toque fantástico que deja claro que estamos ante un arcade, y no un juego que busque el realismo ante todo, pese a contar en realidad con una simulación bastante exigente.
Además de nuestro jugador también tenemos que elegir el caddie que nos va a acompañar, que nos da útiles consejos y que cuenta con sus propias estadísticas, equipamiento y una habilidad especial, obteniendo sus propios puntos de experiencia. En una característica que nos recuerda a los peones del juego de rol Dragon's Dogma, podemos compartir caddies a través de Xbox Live. Tus amigos pueden usarlos en su propio juego, beneficiándose de los extras con los que los hayas equipado, mientras tú recibes los puntos de experiencia que hayan obtenido echándoles una mano a otros jugadores.
Los modos de juego disponibles son Juego libre, disfrutando de cualquier hoyo o campo siempre que lo hayamos desbloqueado, Multijugador local, con partidas hasta para 4 jugadores, y el modo Carrera, el más importante, donde tenemos seis series con unas ocho o nueve pruebas en cada una, que se pueden completar con medalla de bronce, plata y oro. Por ejemplo en un torneo para ganar el bronce tenemos que acabar en al menos una sexta posición, para la plata en cuarto lugar, y para el oro tenemos que ganar la prueba, una medalla que nunca es fácil conseguir.
Las pruebas van desde simples recorridos, torneos a enfrentamientos uno contra uno, y con diferentes números de hoyos, desde tres hasta los dieciocho de un campo. Lo interesante es que las pruebas no se desbloquean al completar otras, sino por nuestro nivel de experiencia, así que si se nos atraganta una en concreto, cuando tengamos el nivel de experiencia suficiente podremos pasar a la siguiente. Los puntos de experiencia los recibimos nosotros como usuario, no el personaje que hayamos seleccionado, por lo que podemos ir cambiando de golfista sin mayores problemas, aunque no es fácil ir desbloqueando cada uno de ellos, y tenemos que vencerles antes en un enfrentamiento directo.
La jugabilidad como hemos comentado antes es la clásica de tres pulsaciones –iniciar golpe, fijar la potencia, establecer precisión-, y estamos ante un juego de golf accesible a la par que complejo y profundo, por lo que convencerá a cualquier amante de este deporte, y si no fuera por su aire desenfadado y los golpes especiales, perfectamente podríamos hablar de un simulador, porque es bastante exigente. En nuestros golpes hay que tener en cuenta la fuerza y la dirección del viento, la superficie en caso de que nos hayamos salido de la calle, y se puede golpear en el punto exacto que queramos a la bola, dándole todo tipo de efectos. Por supuestos los momentos más complicados vienen cuando estamos en el green y queremos meter la bola en el hoyo, donde hay que tener en cuenta cada palmo del terreno.
El equipamiento juega un papel muy importante, podemos elegir diferentes maderas, hierros, wedges y putters, con sus propias estadísticas como potencia, precisión, golpe, efecto y putting, al igual que bolas y otros potenciadores, y este equipo se puede comprar obteniendo puntos en las partidas. La manera de adquirir estos objetos es un tanto peculiar, ya que realmente lo que compramos son sobres –paquetes-, que incluyen cinco objetos mejores o peores dependiendo de cuánto nos cueste el sobre –amateur, pro, élite y extremo-, vamos, como si fuera un sobre cromos.
Es aquí donde entran en juego los micropagos, unos absolutos protagonistas en el lanzamiento de Xbox One, y que hemos visto en juegos como Ryse: Son of Rome y Forza Motorsport 5. En Powerstar Golf no nos parece que desequilibren el juego, y sin gastarnos dinero extra obtenemos suficientes puntos como para comprar sobres con objetos de vez en cuando. Además, por mucho que el equipamiento ayude, realmente lo más importante en la jugabilidad es nuestra precisión al golpear y nuestra capacidad para valorar cada situación –el viento, el terreno-, y por muy buen hierro que tengamos, siempre lo más importante es la habilidad del jugador.
Sorprende la ausencia de un modo online tradicional, y lo más parecido es el llamado Modo Rivales, en el que retamos a otros jugadores aunque no estén jugando en ese momento, desafiando la mejor marca personal o semanal de un rival en cualquier ronda que hayan completado. Si consigues superarle, ganas puntos de experiencia, pero si fracasas ellos ganarán la experiencia. Además de esto, en cualquier de los modos los récords son omnipresentes, algo así como el Autolog de los Need for Speed, y el juego siempre te está invitando a superar los mejores golpes de otros jugadores, ya sean amigos o desconocidos, obteniendo recompensas si lo conseguimos.
Uno de los mayores problemas de Powerstar Golf es su falta de carisma, de personalidad. Los gráficos no son ninguna maravilla, podría pasar perfectamente por un juego de Xbox 360, pero tiene un aspecto agradable, con escenarios coloridos y cálidos, no demasiado imaginativos, pero en los que te encuentras a gusto, y los personajes tienen un simpático aspecto cartoon que recuerda mucho al de las películas de Pixar. Pero ni los golfistas ni los caddies se consiguen ganar tu simpatía por sus comentarios o gestos, y su diseño no tiene nada original o que vaya a hacer que los recuerdes, y es una pena, porque si te gusta el juego vas a pasar muchas horas junto a ellos. La música sigue la línea habitual de los juegos de golf, con melodías agradables y tranquilas, y los efectos de sonido convencen, sonando de manera muy contundente cada vez que golpeas la bola.
On the green!
Los amantes del golf, ya que Electronic Arts ha decidido no lanzar su habitual simulador con la llegada de las nuevas consolas, tienen aquí una excelente opción al competitivo precio de 20 euros. En la línea de los Everybody's Golf, su aspecto de dibujo animado esconde un juego exigente, que cuesta llegar a dominar, y que si no fuera por sus golpes especiales, podría pasar por un simulador. Su sistema de progresión es agradable, hay contenidos para estar enganchados unos cuantas horas, y se juega de manera muy ágil, permite saltar rápidamente todas las transiciones e ir directamente al grano, con cortos tiempos de carga. Pertenece a un género muy minoritario, no explota nada el potencial de Xbox One –ni siquiera usa Kinect-, y es evidente que no es lo que uno espera de un juego de nueva generación. Pero pese a ello, y sorprendentemente, nos parece de momento uno de los títulos más sólidos del catálogo de Xbox One, que no decepcionará a los amantes del género.