Análisis de Ashen, una nueva aventura RPG tipo Dark Souls (Xbox One, Switch, PS4, PC)
2018 se niega a despedirse y sigue ofreciéndonos grandes juegos hasta el último día. Si este mes de diciembre hemos podido disfrutar de maravillas como Super Smash Bros. Ultimate, GRIS o Monster Boy and the Cursed Kingdom, ahora le toca el turno a Ashen, un juego de rol, acción y aventuras que se ha convertido en una de las sorpresas más agradables del año.
Videoanálisis
Devolviendo la luz al mundo
Esta vez viajaremos a un mundo que tras haber permanecido sumido en la oscuridad durante mucho tiempo, por fin comienza a recuperar su luz gracias a la resurrección de Ashen, su divinidad protectora.
Sin embargo, hay quienes temen esto y desean controlarla, algo que deberemos impedir viviendo todo tipo de aventuras y enfrentándonos a innumerables peligros.
Así pues, nos crearemos un guerrero o guerrera y exploraremos este mundo de fantasía mientras cumplimos los encargos y misiones que nos vayan asignando los personajes con los que nos iremos encontrando. Estas no se salen de lo que viene siendo habitual en el género, como explorar una mazmorra, encontrar a cierto personaje o matar un determinado número de enemigos, pero todas ellas están bien justificadas a nivel argumental y están relacionadas con la trama principal, incluyendo las secundarias, por lo que merece la pena pararse a hacerlas todas.
Una de las cosas que más nos han gustado es que al poco de comenzar estableceremos un campamento que crecerá a medida que ayudemos a los habitantes de este mundo y reforcemos nuestra amistad con ellos. Así, lo que empieza con apenas un par de tiendas de campaña acabará convirtiéndose en una gran ciudad, repleta de casas, puestos y establecimientos que nos permitirán acceder a todo tipo de importantes servicios para mejorar y desarrollar a nuestro héroe o heroína.
Gracias a esto se ha conseguido dotar al juego de un sentido de progresión tremendamente satisfactorio que recompensa todos nuestros esfuerzos con algo que va más allá de simplemente hacernos más fuertes.
Entrando ya en lo puramente jugable, decir que estamos ante un título con un sistema de combate en tiempo real en el que todas nuestras acciones consumen parte de una barra de energía que se recarga rápidamente cuando no hacemos nada que conlleve su uso, obligándonos a gestionar muy bien nuestros golpes, bloqueos y esquivas para no quedarnos vendidos.
Lo cierto es que las batallas funcionan muy bien, son ágiles, dinámicas, tensas, desafiantes y muy estratégicas, obligándonos a adaptarnos a los diferentes tipos de enemigos que saldrán a nuestro paso para desarrollar tácticas específicas contra ellos y a que nos tengamos que tomar en serio cada combate.
Un detalle que nos ha encantado es el hecho de que aquí siempre iremos acompañados. Si jugamos offline, los personajes con los que interactuaremos aparecerán para ayudarnos a sobrevivir, pero si decidimos jugar en línea, estos NPC serán encarnados por otros jugadores que, al igual que nosotros, estarán avanzando en su propia partida.
Lo interesante es que nunca nos dicen cuándo son personajes controlados por la IA y cuándo no, algo que acabaremos por deducir en base al comportamiento que tengan, lo que crea una experiencia multijugador muy curiosa y llamativa que nos da la posibilidad de ignorarlos o acompañarlos para ayudarlos.
El problema que tiene esto es que, tal y como podréis intuir, no siempre nos encontraremos con gente que esté cumpliendo la misma misión que nosotros, por lo que estos pasarán de nosotros y tendremos que apañárnoslas sin un compañero hasta que nuestra partida pierda la sincronización con la suya, dificultando así nuestro avance.
Por la experiencia que hemos tenido, al explorar el mundo preferíamos desactivar el multijugador para asegurarnos de tener un valioso aliado, aunque a la hora de adentrarnos en una mazmorra siempre lo activábamos, ya que en ellas todos tenemos el mismo objetivo: llegar hasta el final y acabar con el jefe de turno.
Ya que hablamos de mazmorras, queremos detenernos un poco aquí al ser lo que más nos ha gustado de toda la aventura. En ellas, tendremos que avanzar por una serie de pasillos y salas repletos de trampas y enemigos, y para salir con vida vamos a tener que cooperar mucho con nuestro compañero.
Destacar el genial diseño del que hacen gala, ya que no solo tienen un gran tamaño, sino que todos sus elementos están cuidadosamente colocados para ofrecer una experiencia tan desafiante como satisfactoria. No son nada fáciles y nos obligarán a darlo todo para llegar hasta el final de las mismas, por lo que en ellas disfrutaremos de los mejores momentos de todo el juego y donde realmente brillan tanto su multijugador como su sistema de combate. Una pena que haya tan pocas a lo largo de la historia principal y nos dejen con ganas de más, lo que demuestra su calidad.
Todo este buen trabajo de diseño también se aplica a lo que es el mundo en general, ya que gracias a la posibilidad de saltar que tenemos se le ha dado muchísima verticalidad, algo que aprovecha muy bien a la hora de esconder secretos y plantear caminos que nos obliguen a pensar un poco para descubrir cómo avanzar por ellos, aportando un pequeño toque plataformero que le sienta genial.
En total, completar la trama principal es una tarea que nos llevará unas 20 horas de juego, cifra que puede variar según las dificultades que tengáis para avanzar y de lo que os queráis parar, aunque os avisamos que la cantidad de contenidos secundarios para hacer no es especialmente alta y la mayoría lo completaremos de camino durante la historia.
En lo referente a su apartado gráfico, decir que se trata de un juego muy llamativo y que entra fácilmente por los ojos gracias a su peculiar apartado artístico, ofreciéndonos escenarios y personajes de corte minimalista que dan como resultado un mundo bello y misterioso, a la par que inquietante, lo que ayuda a realzar la ambientación en todo momento.
Por desgracia, no está todo lo pulido que debería y sufre de un buen número de errores de programación (cuelgues incluidos) que pueden resultar muy molestos en los compases más avanzados. El rendimiento en Xbox One tampoco es perfecto y sufre ralentizaciones, algo que no ocurre en Xbox One X, donde se ve espectacular a 4K y con una mayor distancia de dibujado.
Finalmente, el sonido nos regala una banda sonora de corte puramente ambiental y con muy pocos instrumentos que nos deja con algunas piezas realmente bellas que encajan a la perfección con lo que vemos en pantalla en todo momento. Los efectos también son muy variados y el doblaje inglés (con textos traducidos al castellano) nos ha parecido realmente bueno, tanto por la elección de voces como por la interpretación de los actores.
Conclusiones
Ashen es un juego que nos ha enganchado de principio a fin, ofreciéndonos una aventura muy bien diseñada, desafiante y con detalles geniales como su particular visión del multijugador que le dan un toque muy especial. Sin duda, una de las últimas y más gratas sorpresas de este fantástico 2018 que tantos momentos inolvidables nos ha dejado. Si os gusta el género, no os lo penséis y dadle una oportunidad, no os arrepentiréis.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para Xbox One que nos ha ofrecido FortySeven Communications.