Análisis de Warhammer: Mark of Chaos - Battle March (Xbox 360)
Cada vez son más los títulos de estrategia en tiempo real que dan el salto al mundo de las consolas. Algunos lo hacen con gran éxito, ofreciendo una jugabilidad que prácticamente nada tiene que envidiar a la que ofrece el sistema de control con teclado y ratón. Otros, en cambio, se quedan a medio camino convirtiéndose en interesantes propuestas que no llegan a buen puerto. Es lo que le ocurre a Warhammer: Battle March, un buen título de estrategia en tiempo real, como pudimos comprobar en compatibles recientemente, pero que queda lejos de otros referentes del género dentro del catálogo de Xbox 360.
Excesivamente complicado
Una de las máximas que se siguen a la hora de trasladar los juegos de estrategia al mundo de las consolas es la de simplificar lo mejor posible el sistema de control con teclado y ratón para que, con un mando, se puedan realizar las mismas acciones con gran sencillez. Los desarrolladores de Battle March da la sensación que buscaban lo contrario, es decir, complicar las cosas al máximo para entorpecer la jugabilidad del título.
Si no, no se entiende cómo es posible que se haya apostado por un sistema de control que obliga al usuario a pulsar más de un botón para dirigir a sus tropas y que para colmo, nunca queda del todo claro cómo se debe liderar al ejército. Y hablamos de la opción más sencilla de control, puesto que después nos encontramos con otra, avanzada, que ya supone todo un suplicio solo apto para los usuarios más pacientes.
Tampoco ayuda mucho el hecho de que no haya un tutorial que nos indique exactamente cómo debemos comandar a nuestras tropas, ni que el manual de usuario ofrezca tan pocos detalles al respecto que resulte un simple añadido para comprender la historia del título, pero no su mecánica de juego.
Con todo esto, queda claro ya de primeras que Warhammer: Battle March no se trata de una de las mejores adaptaciones de un título de estrategia en tiempo real al mundo de las consolas, algo que notarán sobre todo los menos avezados en el género que se encontrarán con un título realmente complicado a nivel jugable. Y es una pena, porque la mecánica de juego que plantea a nivel general resulta de lo más atractiva. No en vano, el juego nos da la oportunidad de comandar a las huestes del Imperio, las fuerzas del Caos,los ejércitos de los "pieles verdes" y los elfos oscuros en el caótico y sangriento universo de Warhammer. En este sentido, la historia del juego nos planteará sobrevivir a una terrible guerra entre todas estas facciones. Y aquí habría que remarcar que Battle March nos ofrece la campaña y las tropas vistas en el título original lanzado en compatibles en 2006, Mark of Chaos, y su ampliación, Battle March, recientemente publicada en PC.
Dicho esto, este título de estrategia presenta una mecánica jugable similar a la que podríamos encontrar en la saga Total War, ya que presenta por un lado las batallas en tiempo real entre pelotones formados por distintas unidades, y el juego sobre un tablero del mundo en el que, lejos de buscar recursos para nuestro ejército y construir un gran imperio, simplemente nos dedicaremos a mover a nuestras tropas para situarlas sobre las casillas con misiones (pueden serlo secundarias también), u otras especiales como los lugares donde encontraremos a héroes que nos echarán una mano, o los pueblos, donde podremos realizar diversas acciones como sanar a nuestras tropas y resucitar a los héroes caídos, comprar armamento para nuestras tropas y así mejorar su defensa y ataque, comprar artículos mágicos como pociones de maná y salud, o simplemente ampliar nuestras huestes en los barracones con la adquisición de nuevas tropas.
Como os podéis imaginar, para adquirir todos estos servicios necesitaremos invertir grandes sumas de oro que recolectaremos a lo largo de las misiones, pero no como en otros títulos de estrategia donde existe un sistema de gestión de recursos. En Battle March obtendremos los preciados bienes saqueando los cadáveres y tesoros de los enemigos abatidos. No por nada, estamos ante un título que se centra por completo en las batallas. Éstos, se nos presentarán en unos escenarios de grandes dimensiones en los que tendremos que avanzar con un importante contingente de unidades de combate, agrupadas en pelotones, con las que tendremos que ir moviéndonos por el entorno abatiendo a los grupos de enemigos con los que nos iremos encontrando. En este punto, la figura de los héroes resulta de lo más importante, ya que éstos podrán realizar todo tipo de movimientos especiales con los que causar estragos en las filas enemigas, o proteger a las propias; así como también podremos mejorar sus aptitudes para la batalla con diversos equipamientos. El problema, como explicábamos al inicio de este artículo, es que el sistema de control del juego no da pie a que podamos realizar este tipo de movimientos especiales, ni mucho menos a que controlemos con soltura a nuestro ejército, mermándose notablemente la mecánica de juego.
Y es una lástima porque como resaltábamos anteriormente, estamos ante un título de estrategia más que bueno a nivel conceptual. Por ejemplo, podríamos destacar la variedad de unidades de combate con las que nos encontraremos y lo bien implementadas que están sus habilidades (extraídas del juego de mesa). Algo que consigue que debamos movernos con cabeza posicionando correctamente a nuestros pelotones para no perderlos en una contienda: los arqueros nunca pueden ponerse al frente del ejército porque serán un blanco fácil para la caballería, a la que deberíamos frenar con lanceros que en este caso, sí deberían ir por delante de las filas de arqueros. Sin embargo, lograr este tipo de acciones resulta todo un suplicio porque nos veremos aporreando los botones del controlador de Xbox 360 sin saber muy bien cómo lograr que nuestras tropas cumplan las órdenes que deseamos.
Otro aspecto que necesitaría ser revisado es el equilibrio entre unidades ya que las habrá realmente débiles e inservibles y otras que jugarán con una gran –excesiva- ventaja. Detalle que se notará sobre todo en la vertiente multijugador de este título que permitirá que hasta cuatro jugadores compitan entre sí en diversos escenarios de combate. Una vertiente que queda desaprovechada, de nuevo, por lo complicado que resultará hacerse con el control de las tropas. Aún así, una vez se ha superado este duro entrenamiento con los controles, la experiencia de juego mejora sustancialmente, ofreciendo partidas de lo más emocionantes en las que disfrutaremos de lo lindo viendo como centenares de soldados combaten sin tregua entre sí.
Eso sí, nadie debe esperar encontrarse con un espectáculo gráfico ya que estamos ante un título bastante discreto a nivel técnico. Destaca por un lado la variedad de unidades de combate con las que nos encontraremos dentro de cada pelotón (un detalle muy de agradecer), así como la posibilidad de diseñar la apariencia de nuestras tropas, detalle deudor del propio juego de mesa. Sin embargo, el nivel de detalle alcanzado en éstas, como en el entorno, está lejos de lo visto en otros referentes del género dentro del catálogo de Xbox 360. Igualmente, las animaciones que muestran los movimientos de las tropas son realmente pobres, desluciendo el buen trabajo llevado a cabo a nivel estético. Lo mismo ocurre en otros aspectos como los efectos de partículas y luces y sombras, muy lejos de lo visto por ejemplo en Halo Wars.
A nivel sonoro, el juego presenta una buena banda sonora que casará a la perfección con la ambientación que presenta el título, ofreciéndonos temas de marcado carácter épico que nos meterán de lleno en las contiendas. El sonido de las armas, los soldados gritando y demás efectos de la guerra también cumplen con su cometido sin deslumbrar, pero tampoco desentonando. Eso sí, resulta terrible que un juego de estas características, al que se le ha intentado dotar de un trasfondo histórico lo suficientemente llamativo como para contentar a los aficionados al universo Warhammer, no tenga ni siquiera los textos traducidos a nuestro idioma, lo que impedirá que los usuarios con un nivel más bajo de inglés no logren entender la historia que se les está narrando.
En definitiva, estamos ante un título de estrategia en tiempo real que todavía en PC sigue siendo una compra de lo más interesante para los aficionados al género que lo sean también al universo Warhammer. Sin embargo, esta adaptación a Xbox 360 se ha convertido en un ejemplo de cómo no deben hacerse las cosas a nivel jugable ya que el sistema de control resulta demasiado complicado, lo que impide que los usuarios disfruten por completo de las batallas que el juego plantea. Éstas, que resultan francamente divertidas, también dan la sensación que han sido desaprovechadas al simplificarse en exceso la jugabilidad del título. Por otro lado, el modo campaña puede llegar a ser algo repetitivo, lo que sumado a todo lo comentado anteriormente, nos deja como resultado con un título de estrategia discreto que cuenta con ideas muy interesantes pero mal llevadas a la práctica.