Análisis de Star Trek Legacy (Xbox 360)

Con cuarenta años a sus espaldas, Star Trek es una de las sagas de ciencia ficción más emblemáticas, aunque su seguimiento se encuentra especialmente en los Estados Unidos. Ha habido numerosos videojuegos basados en las aventuras de la Enterprise en sus diferentes temporadas, series de televisión y películas, pero en los últimos años se había producido una sequía de juegos relacionada con el fin del contrato de licencia entre Activision y Viacom, no exento de polémicas y acusaciones recíprocas, que finalmente se saldó con un acuerdo de compensación que no trascendió al público.

Sin embargo, la Enterprise no puede estar demasiado tiempo en el hangar y Bethesda Software, compañía conocida por su aclamada saga The Elder Scrolls, se hizo con la licencia de la serie, para comenzar a desarrollar este Star Trek Legacy tan poco "habitual" tratándose de un juego de Star Trek. No se trata de una aventura de acción ni de un juego de combate directo, sino de estrategia en tiempo real, abarcando todas las épocas de la Enterprise y todos sus capitanes –de hecho, cuenta con la voz de todos ellos-.

Star Trek: Legacy es, como decíamos, un juego de estrategia, aunque tiene un alto componente de combate. Manejaremos a una escuadra de, cómo máximo, cuatro naves, y tendremos un nivel de control directo bastante grande sobre ellas, si lo deseamos. El juego nos permite explorar el universo Star Trek con cierta libertad en cada misión, desarrollándose cada una de ellas en un gran escenario que podremos surcar tanto a velocidad de crucero como a velocidad de salto espacial –esta última unas treinta veces más rápido-. El espacio, como es de esperar, está lleno de planetas, nebulosas y otros cuerpos celestes que tendremos que explorar en las misiones, pero naturalmente lo principal será hacer frente a los diversos y cambiantes enemigos de la federación, destacando entre todos ellos los temibles Borg.

De hecho, son los Borg el "centro", por así decirlo, de una historia que abarca las cinco épocas de la Enterprise y, por lo tanto, sus cinco capitanes (Archer, Kira, Picard, Sisko y Janeway). Una científico vulcaniano descubre a los Borg, y durante décadas conspira para convertirse en la reina de ellos, cruzándose en el camino de los mencionados cinco capitanes, que evidentemente sospechan de ella. De ese modo se enlaza la historia a lo largo de varias épocas aunque, antes que ninguna otra cosa, Star Trek Legacy es un juego de combate en naves espaciales.

Como juego de estrategia en tiempo real, Legacy no es uno de esos juegos donde prima la velocidad a la hora de hacer clic, sino la táctica por encima de todo. Las naves que manejaremos no son pequeños cazas, sino cruceros de cierta entidad que no maniobran a toda velocidad, sino que lo primordial será posicionarnos bien frente al enemigo para así lograr impactar mejor nuestros phasers y torpedos en ellos. Aunque el combate juega un papel muy importante, prácticamente primordial, las misiones son los suficientemente variadas para que las situaciones no se hacen repetitivas, y la libertad para lidiar con las situaciones nos permite pensar una estrategia para cada misión, siempre y cuando los objetivos no sean repentinos, sino que los tengamos de antemano.

El sistema de control del juego es un tanto difícil de aprender y para ello contamos con una misión de tutorial que nos explica concienzudamente todos los detalles para controlar una nave individualmente y, luego, un grupo de ellas. Podremos controlar la nave directamente usando el stick analógico izquierdo del mando de Xbox 360, o bien establecer su rumbo indicando una dirección y pulsando el botón A. También podemos acceder fácilmente a un mapa global de la misión y dirigir las naves indicando a dónde queremos que se dirijan y marcando el destino con el botón A (si queremos que vaya a velocidad de crucero) o con el Y (para ir en velocidad de salto espacial).

A la hora de combatir, podremos fijar los blancos con uno de los botones superiores de la consola, y hacer que la cámara los siga, mientras nosotros tenemos libertad para maniobrar con la nave. El disparo es automático, dependiendo del rango de fuego en el que se encuentre el enemigo, y contando principalmente con los phasers (rayos láser para desactivar los escudos) y los torpedos de fotones, más adecuados para acabar con el casco de la nave, es decir, para lograr destruir a los enemigos. Mientras nosotros controlamos directamente a una nave, las otras que estén en nuestra escuadra maniobrarán según se lo hayamos indicado, pudiendo alternar el control entre ellas con los botones de la cruceta.

Además del combate, también tendremos que preocuparnos de las reparaciones de las naves. Precisamente en ello se encuentra uno de los puntos más estratégicos de las misiones, pudiendo adoptar varias formas de enfrentarnos a los diferentes desafíos, ya sea atacando directamente, o intentando pequeñas escaramuzas contra los enemigos para luego "lamer nuestras heridas" a gran distancia. El hecho de que los escenarios sean tan grandes y contemos con un salto espacial que nos permite ir a toda velocidad –y desaparecer rápidamente de escena-, permite varias formas de jugar, todas ellas perfectamente válidas. Naturalmente, la capacidad para el salto espacial dependerá de la energía que tengamos, añadiendo un detalle estratégico más.

El sistema de juego es, como puede comprobarse, muy sencillo, pero es precisamente el gran tamaño de los escenarios y el excelente diseño de las misiones lo que hace de Star Trek Legacy un juego muy divertido, que sobre una base simple permite mucho entretenimiento. Además de plantearnos situaciones variadas, las misiones también hacen avanzar la historia –que se toma ciertas licencias con la cronología Star Wars-, y eso hace que el jugador se enganche y siga jugando. El mayor contratiempo es la dificultad de algunas de ellas, que cuentan con objetivos a veces demasiado exigentes, y la ausencia de puntos de guardado dentro de la propia misión.

Los modos multijugador permiten hasta ocho jugadores, es decir, hasta 32 naves, y comparten con el modo historia la amplitud de sus escenarios, lo que nos permite ocultarnos de los enemigos, sorprenderlos e incluso colaborar con otros jugadores para batir a un enemigo común. Aparte de un modo competitivo, hay también uno cooperativo donde podremos hacer frente a oleadas de enemigos controlados por la máquina.

A nivel gráfico Legacy no es lo más impresionante que se puede ver en Xbox 360 pero sí cuenta con un fantástico modelado tanto de las naves de la Federación como de las de sus enemigos, así como de estaciones espaciales, planetas, nebulosas y campos de asteroides, estos dos últimos con vistosos efectos gráficos. El juego se mueve con fluidez y algunos efectos de explosiones destacan, mientras que otros resultan algo simples. Aunque no quita el hipo como otros juegos de la consola, cumple con notable en este apartado. En cuanto al sonoro, la banda sonora, aunque no muy variada –principalmente orquestral- ambienta muy bien las escenas cinemáticas y los menús, mientras que los efectos sonoros son "auténticos Star Trek", pecando a veces de cierta falta de variedad. Las voces, en inglés, son las de los cinco capitanes auténticos, y no son muy abundantes pero sí acompañan muy bien a las diversas situaciones e introducciones.

Star Trek: Legacy es una compra obligada para todos los fans de Star Trek, que verán una buena representación de todas las naves emblemáticas de la trayectoria de la serie y las películas, y un buen juego que narra una historia interesante. Los otros jugadores también tienen buenos motivos para hacerse con el juego, que ofrece una notable experiencia de combate espacial táctico, una duración consistente y un modo multijugador divertido pero quizás no a la altura del resto del conjunto. Esperemos que Star Trek experimente un regreso triunfal al mundo de los videojuegos. Sus millones de fans sin duda lo agradecerán.