Análisis de Project Gotham Racing 3 (Xbox 360)
El primer Project Gotham Racing acompañó a Xbox en sus inicios, convirtiéndose en un juego que destacó tanto por su ajustada jugabilidad como por su cuidado apartado técnico, convirtiéndose, junto a Halo y algún título más, en uno de los principales baluartes de la entonces recién llegada consola de Microsoft. Algo más de un año más tarde nos encontramos con la segunda entrega, que hizo del juego en red a través de Xbox Live una de sus bazas más importantes a la hora de aportar nuevos campos de diversión al jugador, aunque decir que no incorporó sustanciales mejoras a la fórmula sería faltar a la verdad.
Ahora, Xbox 360, la consola de nueva generación de Microsoft, llega a nuestro mercado acompañada de varios títulos dispuestos a ofrecer a los jugadores un espectro de posibilidades lo suficientemente amplio, y Bizarre Creations aporta esta tercera entrega que se convierte en una opción más para los amantes de la velocidad que han adquirido o van a adquirir este nuevo sistema de juegos.
Los programadores han mantenido la inmensa mayoría de los cánones establecidos en la última entrega, incluyendo un amplio parque de vehículos (todos ellos reales, y diseñados con un cuidado preciosista) y los circuitos urbanos serán una vez más los reyes indiscutibles, circundados por espectadores deseosos de sacar una buena fotografía de los bólidos. El nivel de detalle alcanzado en el juego se aprecia, por tanto, no sólo en el diseño de los vehículos, o en la elaborada vista interior (incluyendo detalles como el volante, la textura del parabrisas y demás elementos), sino también en unos entornos con una carga poligonal y de texturas elevadísima, conformando ambientes verosímiles por completo, fieles en su concepción a los referentes reales incluso en elementos altamente accesorios, y un público que, si bien es repetitivo y cuenta con bucles de movimiento algo reducidos (que apreciarás en el caso de que decidas pararte a ver qué hacen), está recreado en perfectas tres dimensiones... todo ello moviéndose a una tasa de cuadros por segundo absoluta e indiscutiblemente inalterable.
Como ya sucedió con PGR2, el juego presenta 30 cuadros por segundo, y aunque es cierto que subir hasta los 60 en un juego de velocidad se traduce en una suavidad encomiable, tanto el nivel de detalle como el conjunto de efectos gráficos compensan la balanza. Habrá quien prefiera esta solución, y quien hubiese escogido optar por mayor ratio de cuadros por segundo en detrimento de otros apartados gráficos, pero el resultado es bueno, y más si tenemos la opción de disfrutarlo en una televisión de alta resolución, pues soporta 720p.
El juego cuenta, en definitiva, con unos ochenta vehículos (la mayoría disponibles desde el principio), lo que es un número inferior en relación con la anterior entrega, pero incluye modelos de todo postín desde un primer momento, teniendo desde el principio la opción de escoger entre deportivos de gama alta, lo que no significa ni mucho menos que haya auténticas monstruosidades (Enzo Ferrari, por ejemplo) esperándonos más adelante. Mercedes, TVR, RUF, Lotus y Ferrari son tan sólo algunas de las marcas representadas en el juego con algunos de sus coches deportivos. De este modo, pese a que la cifra se reduce, empezamos con fuerza desde un primer momento ahorrándonos pasar por modelos utilitarios que, si bien cuentan con cierto encanto, no son desde luego la salsa de un juego de velocidad.
Pero pese a sus diseños, el juego no muestra con todo el detalle que sería esperable los desperfectos de nuestro vehículo según chocamos o rascamos la carrocería, lo que le resta cierta verosimilitud. No debemos olvidar, con todo, que esto es un arcade de conducción, donde los impactos no afectarán a las características del vehículo (como sí sucede en simuladores, como, por ejemplo, Forza MotorSport). Es algo que contrasta con el alto nivel de detalle del resto del juego (con una media de 80.000 polígonos por coche, sin ir más lejos), por no hablar de los cuidados efectos de iluminación, los mapeados de texturas, y los reflejos sobre cristales y carrocerías en tiempo real; una carencia, en definitiva, nada molesta durante el juego, pero algo incoherente con el resto del conjunto gráfico. La música del juego, por su parte, incluye composiciones de todo tipo, desde Verdi hasta temas rockeros, una amplia variedad que se ve completada con unos grandes efectos sonoros, destacando el rugir de los motores y el estruendo de las colisiones.
En cualquier caso, los vehículos están bastante bien nivelados, reflejando comportamientos diferentes, pero siempre proporcionando al jugador un buen control sobre su coche, con campo para escoger aquél que se adapte más a su estilo, pero sin inclinar en ningún momento la balanza de manera exagerada hacia un vehículo en detrimento de los demás. Eso sí, es imposible que haya auténticas bestias pardas en el juego, y será nuestra labor conseguir los créditos suficientes para conseguir que tengan el lugar que merecen en nuestro garaje. La sensación de conducción es muy buena, con una gran respuesta por parte del mando de la consola, en buena medida gracias al apropiado tacto de sus sticks. Del mismo modo, disponer el acelerador y el freno en los gatillos analógicos –los que tienen recorrido- es una disposición de botones muy buena y que nos garantiza una buena respuesta en cualquier situación.
El botón lateral izquierdo (uno de los nuevos botones que vienen a sustituir a los clásicos negro y blanco de la Xbox original, y que se encuentran en la zona donde desde el mando de Super Nintendo se sitúan los botones L y R) sirve para cambiar la cámara, y desde luego, aunque tengamos clara nuestra preferencia en este sentido por nuestra experiencia con múltiples juegos de velocidad, lo cierto es que el espectáculo de la perspectiva desde dentro del coche (es decir, viendo el salpicadero y demás elementos interiores) es sorprendente. Aunque no nos guste en exceso este tipo de cámara, es algo que valdrá la pena disfrutar en alguna ocasión. El plantel de opciones en este sentido se ve completado con dos cámaras desde atrás del vehículo, y otras dos que nos muestran toda la carretera por delante.
Los circuitos están bien diseñados, manteniendo la tónica marcada por Bizarre Creations, y sus curvas nos invitan a hacer gala de todas nuestras habilidades al volante, derrapando, haciendo giros de 180º, y perfeccionando, sobre todo, las trazadas a velocidades exageradas. Nuestra pericia al volante se traduce en la acumulación de puntos, los kudos, que se van sumando de manera dinámica. Y no sólo se realizan con esas pocas habilidades, pues ir al rebufo, adelantar, conseguir que el coche vuele por unos segundos, el amago de frenada, y más de quince actuaciones por el estilo harán que nuestro marcador de kudos crezca en cada carrera... siempre y cuando no nos la peguemos. Además, si enlazamos varias maniobras crearemos un combo, y nuestra puntuación se multiplicará en consecuencia. Esto es importante, ya que estos kudos se traducen en pingües beneficios que nos servirán para comprar más y mejores coches. El capitalismo sigue siendo un elemento de vital importancia en Project Gotham Racing 3, aunque también lo será la contemplación paisajística.
Y es que una de las novedades más interesantes del juego es la inclusión del modo Gotham TV. En este modo no sólo podremos ver las carreras que hayamos decidido guardar, o las fotos que hayamos tomado, sino ver cómo juegan los mejores competidores del mundo en directo. Con este modo podremos ser espectadores de carreras que estén teniendo lugar en este momento en Xbox Live con el Canal de Héroes, o también ver a nuestros amigos del Live. Como nota curiosa, mientras disfrutamos del espectáculo de ver estas partidas (durante las cuáles podremos cambiar cámara, centrarnos en un vehículo, y ver las tarjetas de jugador de los competidores, desde donde podremos enviarles una invitación para jugar, etc.), e incluso aparecerá el habitual rótulo de las noticias que nos irá informando de los récords que se superen mientras vemos la carrera. Y por si alguien tenía dudas, las audiencias de la Gotham TV serán buenas, ya que hasta 30.000 personas pueden ver una misma carrera.
Como ya has leído, en la Gotham TV puedes ver también tus repeticiones y las fotos que hayas tomado de cualquier repetición. El sistema es muy sencillo, pues capturaremos la imagen de manera simple y directa, accediendo al menú desde la pausa (incluso en carrera), y podremos mover la cámara libremente, poniéndola donde más nos guste, seleccionando cámara y modificando su posición a partir de ahí. El modo se complementa con múltiples opciones para aplicar efectos, como el nivel de velocidad del obturador, la apertura, exposición, o incluso modificar el color.
Si el modo foto no es suficiente incentivo para nuestra creatividad, podremos acceder al creador de rutas. En él, escogemos una de las ciudades del juego (Las Vegas, Londres, Nueva York, Tokio y Nürburgring) y diseñamos un circuito. Empezaremos colocando la línea de salida, luego dibujaremos el trazado curva a curva sobre el mapa, mediante una interfaz sencilla que nos indicará mediante unos círculos amarillos cuáles son nuestras opciones, y finalmente la meta. Una vez guardado, podremos editarlo, borrarlo, y, por supuesto, probarlo. Es un gran incentivo para la rejugabilidad, eso es innegable.
Sin embargo, el modo principal reside en participar en las diferentes competiciones que nos presenta el juego, pero ésta se divide en dos alternativas igualmente atractivas. Por un lado, podremos afrontar esas competiciones, siendo el objetivo conseguir kudos y las medallas (representativas de los múltiples niveles de dificultad) más valiosas enfrentándonos contra pilotos controlados por la consola, lo que nos da un amplio espectro de niveles de dificultad a escoger, siendo los últimos auténticos prodigios de la conducción, o bien hacerlo contra otros jugadores mediante Xbox Live, a través de los eventos online. Puesto que se presentan 23 competiciones diferentes para jugar uno solo (que se irán abriendo poco a poco, según vayamos completando las disponibles), parece que pasarse a la competición en red será, cuando menos, recomendable, una vez hayamos superado esos retos que, quizás, se presenten como un tanto escasos. Al menos, puesto que son variadas en su planteamiento (no todo es correr sin más), nos darán un muy grato entretenimiento.
La ventaja de jugar en red en este modo es que el juego siempre nos buscará jugadores de habilidad similar, de manera que la balanza esté todo lo compensada posible. Pero hay otra ventaja: este modo no tiene final. El reto es ganar siempre que sea posible, para mejorar nuestra posición en las tablas de posiciones de los jugadores. Lo cierto es que jugar contra personas suele ser más satisfactorio y entretenido que jugar contra la máquina, pero eso no impide que el modo principal para un solo jugador se muestre un poco corto. Poca duda cabe de que una de las grandes bazas de este juego es su accesibilidad al juego en red, pero no por ello debe prestarse menos atención a los apartados para jugadores que no quieran (o no puedan, tanto por imposibilidades técnicas, como por no querer suscribirse al servicio) jugar a través de Xbox Live.
Por suerte, tenemos una alternativa para partidas cortas y rápidas, dentro del amplio apartado llamado Diversión del menú del juego. Aquí encontraremos el lugar perfecto para echarnos una carrerita rápida contra la máquina u otros jugadores, en carreras callejeras, el exterminador o en captura el circuito (en todos los casos, solos o por equipos). Este último modo consiste en que el circuito está divido en varias secciones, y el corredor que las termine antes se "apodera" de esa sección, ganando el jugador o equipo que más secciones posea al concluir la carrera. En el exterminador, por su parte, se irá eliminando al jugador que vaya en última posición en cada vuelta, hasta que quede tan sólo uno. La carrera urbana es una carrera, sin más complicaciones, en el circuito que escojamos. En estos modos de juego de la sección de Diversión no sumaremos kudos, aunque si competimos en la Contrarreloj (presente en esta parte del menú), nuestro récord entrará en la tabla de registros, por supuesto.