Análisis de Pacific Rim XBLA (Xbox 360, Android, PS3, iPhone)
Los aficionados al cine de monstruos gigantes, estamos de enhorabuena. Tras un yermo periodo, donde ni la mismísima Toho -productora de cine japonesa responsable de un sinfín de licencias y sagas, entre las que destaca de forma clara "Godzilla"- parecía apostar por el género, el director Guillermo del Toro y la productora Warner Bros. Pictures -en asociación con Legendary Pictures- lanzaron un órdago de amplia resonancia en el mundo del séptimo arte: harían la película definitiva al respecto.
La desconfianza era máxima -sobre todo viendo los precedentes, con una americanización del concepto de "Godzilla" en el 1998 que no terminó de hacer gracia a los nipones ni a sus seguidores-, pero parece ser que algo se ha hecho bien.
Descontando su tímido arranque en taquilla, en líneas generales, el público parece volver a disfrutar de este tipo de cine, algo con lo que no se contaba ni en los más remotos sueños húmedos de los productores -que, curiosamente, ven como su producto tiene más tirón fuera de las fronteras estadounidenses-.
"Pacific Rim" -título del presente videojuego y de la película-, es un producto muy atractivo. Es la primera vez, en muchos años, que en el cine americano se apuesta decididamente por un concepto original dentro del kaiju eiga -término japonés usado para hablar de las películas de monstruos gigantes-, añadiendo a la fórmula original, su sempiterna pizca de espectacularidad y sus consabidos clichés cinematográficos. Al mismo tiempo, "Pacific Rim" marca el renacer global de un género netamente oriental que parecía enterrado tras sus sucesivos intentos de conquistar otros países, y eso a grandes rasgos, es más que suficiente para los aficionados. Ahora, con una nueva producción de "Godzilla" en ciernes -con un reparto estelar, y a cargo del director de la excelente "Monsters"- y con un futuro prometedor para el género, era lógico que empezaran a llegar videojuegos al respecto.
Desgraciadamente, Pacific Rim -el videojuego oficial de la película que nos atañe en este análisis- no hace honor a la licencia y se queda en un título demasiado blando, limitado y repetitivo, que solo hará las delicias de los más recalcitrantes fanáticos de este tipo de productos.
Una brecha en el Pacífico
El videojuego oficial de "Pacific Rim" sigue de forma literal el comienzo y el punto de partida de la película en la que se basa, y lo hace sin rechistar u ofrecer demasiados alardes narrativos. En un futuro próximo, los seres humanos nos vemos asediados por el continuo ataque de unas enormes criaturas extraterrestres procedentes de una extraña fisura o grieta presente en el fondo del océano Pacífico. Tras años de guerras, y tras numerosas pérdidas en las costas de medio planeta, la humanidad decide plantar cara utilizando una nueva arma contra "los kaiju" -denominación más que acertada"-: los Jaeger.
Los Jaeger son enormes robots absolutamente mecanizados, y auspiciados por distintas compañías contratistas, militares y países de todo el mundo. Cada gobierno investiga y desarrolla su propio prototipo, y lo entabla a defender sus ciudades costeras para así garantizar la seguridad de la población. En Pacific Rim controlaremos a varios de estos pantagruélicos robots pilotados, entre los que destacan Gipsy Danger -Estados Unidos-, Crimson Thyphoon -China- o Cherno Alpha -Rusia-.
Pocas opciones jugables en un título repetitivo
Tras la parca introducción -donde no hay ni una mísera línea de diálogo doblado, ni una imagen de la película en la que se basa-, entraremos a combatir en un acelerado y mal planteado tutorial. Pacific Rim únicamente ofrece combates directos, de uno contra uno -entre Jaegers y kaijus-, en limitados escenarios tridimensionales. Olvidad por un momento el concepto de "melee" que esperábamos ver en un título de estas características -que sería lo lógico, dado el índice de destrucción y frenesí que se podría haber traspasado a un juego así-, y arropad el clásico contexto del luchador contra luchador en escenarios delimitados y con nula capacidad interactiva.
El control de Pacific Rim es básico y simple. Si nos hacemos a los mandos de un Jaeger -del tipo que sea-, tendremos a nuestra disposición el habitual abanico de movimientos de ataque -golpe, gancho, pisotón- más la tríada de ataques y bloqueos especiales típicos del género. Cada criatura o Jaeger tiene su barra de vida y su energía, además de un power-up especial que adjudicaremos al comienzo del combate y que nos regalará una ventaja extra en combate -más energía, velocidad o potencia, entre muchas otras-.
En Pacific Rim "el timing" de los combates desesperará a más de uno, ya que los movimientos del robot gigante son lentos, y deben ser planificados o realizados con visas casi premonitorias. Si queremos noquear a uno de los monstruos gigantes a los que haremos frente en el juego, tendremos que tener en cuenta el tiempo de reacción del robot, y el más que probable intento de defensa o escape de la criatura. Si erramos, cosa muy probable dado lo caótico del título que tenemos entre manos, en más de una ocasión nos quedaremos vendidos y a merced de ser machacados sin piedad por el enemigo.
También puede darse el efecto contrario, que viene a ser la reiteración indiscriminada -tanto por la I.A, como por nuestra parte- de un determinado golpe inusualmente potente. Cada personaje tiene su as en la manga, y suele retener un poder indiscriminado. Por ejemplo en el caso de Cherno Alpha, hablamos de un golpe que causa un pulso electromagnético, que deja K.O durante varios segundos al enemigo. Si sabemos aprovechar nuestra energía, y evitamos cualquier tipo de contragolpe encadenando una y otra vez dicha habilidad, será imposible que nos quiten ni un ápice de vida. Esta falta de balanceo entre los kaiju y los Jaeger nos parece especialmente sangrante, ya que nos vemos obligados a elegir el mismo personaje -algo bastante tedioso- por cuestiones obvias.
Los combates se reducen así, a un intercambio mecánico y repetitivo de golpes, que culminarán con la victoria -o derrota- de nuestro personaje. De manera y forma cíclica, entablaremos luchas en los mismos escenarios de siempre, contra las mismas criaturas de siempre -hay tres escenarios, y tres kaiju y Jaeger diferentes-, con lo que acabaremos cansándonos y aburriéndonos en un cortísimo periodo de tiempo.
El sistema de juego de Pacific Rim es muy fácil de comprender. Básicamente, se nos limitará a superar combate tras combate, mientras obtenemos experiencia a raudales por cada victoria lograda. No hay misiones, no hay objetivos. En cambio, y para nuestra sorpresa, Pacific Rim -al igual que el malogrado juego de Real Steel, pero sin contar este con dinero real-, oculta un entramado enorme en cuanto a opciones de personalización, con numerosos elementos, objetos y skins diseñados para darle el toque único a nuestro Jaeger o kaiju. Es aquí donde invertiremos los puntos de experiencia, modificaremos nuestra resistencia, potenciaremos el ataque o cambiaremos nuestra capa de pintura. Es de lejos el añadido más interesante y profundo del juego, algo que resulta curioso dada la limitada oferta jugable de la que dispone el título.
Aparte de esto, Pacific Rim ofrece un modo campaña para un jugador, y otro, basado en rondas de supervivencia. Poco más. Incluye un modo multijugador, donde combatiremos contra usuarios y otros jugadores a través de Xbox Live, pero tras varias partidas hemos descubierto lo descompensado que es su sistema de matchmaking -que nos lleva a luchar contra jugadores de más nivel que nos machacarán sin piedad-. De hecho, cuesta bastante encontrar una partida limpia sin que se aprovechen "exploits" y fallos en la jugabilidad, lo que le resta un gran atractivo a un juego que podría haber sobrevivido en base a su vertiente online.
Pacific Rim es un juego con cierto lustre. Tiene buenos modelados -homólogos e idénticos a los de la película en la que se basa-, y algún que otro efecto gráfico resultón. Los Jaeger tienen buenos efectos, texturas y animaciones, y los kaiju son lo suficientemente carismáticos -Knifehead, Otochi o Leatherback son criaturas con un trabajo y diseño detrás de producción enorme, y dejan claras sus inspiraciones en monstruos de la saga de Gamera de la Daiei, como Guiron o Gaos-, como para que nos asombremos la primera vez que los vemos en pantalla. Pero los escenarios, elemento indispensable para garantizar la sensación de que luchamos contra monstruos de un centenar de metros de altura, fallan y hacen agua por todos lados.
Son pocos, reducidos y con nula capacidad de interacción con respecto al jugador. Es curioso, como en juegos de la generación pasada -como el decente Godzilla: Save The Earth- viésemos mejores ideas a la hora de aprovechar este tipo de emplazamientos y escenarios. En el citado título para Xbox y PS2, se nos permitían coger camiones, barcos o edificios, y arrojarlos a los contrincantes, además de movernos con cierta libertad por ellos. Podíamos destrozar un edificio, lanzar nuestro ataque especial y correr a cubrirnos detrás de otro enorme rascacielos.
En Pacific Rim estaremos delimitados por los edificios o montañas, que harán las veces de cortapisas para el ring de combate, lo que disminuye cualquier atisbo o sensación de que estamos luchando a gran escala. Un fallo imperdonable sumado a su falta de originalidad en cuanto diseño. En cuanto a música y sonido, tenemos otra mala noticia. El tema principal de Pacific Rim -único en el juego- es machacón y repetitivo, y se aleja varios enteros de la banda sonora original compuesta para la película, ofreciéndonos una extraña remezcla que atiborrará a nuestros oídos de mala manera. Los efectos sonoros, por su parte, parecen destilar algo de cuidado, y parecen estar por encima de muchos de los mediocres apartados que aglutina el título. Cabe destacar que el juego se encuentra completamente en inglés, y no cuenta con textos o traducción al castellano.
Conclusiones finales
Pacific Rim para Xbox 360 -disponible a través de descarga digital-, es uno de esos títulos agridulces y mediocres, que nos hacen pensar qué habría sido del juego de contar con un tiempo de desarrollo más largo y de una buena mente pensante detrás del diseño de su jugabilidad. Da la sensación de ser un videojuego hecho con prisas y desgana, sin ningún cariño o cuidado. Su jugabilidad es torpe, y su planteamiento, repetitivo.
Se podría haber salvado de incluir un modo multijugador equilibrado -tanto online, como en la misma consola- y un sistema de misiones más claro y divertido, pero en ambos aspectos, fracasa estrepitosamente. Quizás su apartado técnico sea su principal atractivo, y eso no es decir mucho. Sus escenarios son simples y delimitados, no tiene un plantel de luchadores extenso -echamos en falta kaiju y Jaeger importantes que sí aparecen en la película- y para colmo, tiene un control un tanto torpe. Pacific Rim es, desgraciadamente, el enésimo ejemplo de franquicia con tremendo potencial desperdiciada por completo en el mundo del videojuego.