Análisis de Insanely Twisted Shadow Planet XBLA (Xbox 360)

El verano de Xbox Live Arcade sigue sorprendiéndonos con sus propuestas para esta temporada del año, y en esta ocasión le toca a Insanely Twisted Shadow Planet, un juego independiente que más adelante tiene previsto aparecer también en ordenador y que, visto desde fuera, puede parecer un matamarcianos… pero resulta que esconde muchas cosas en su interior.

Una de las primeras cosas que nos llamará la atención del juego es que en realidad se basa en explorar un mundo relativamente grande y con bastante libertad de movimientos mientras conseguimos nuevas armas y herramientas para poder abrir caminos nuevos y llegar a lugares previamente inaccesibles. Esto posiblemente te suene a la fórmula clásica de Metroid, y es que de eso va este matamarcianos; si en Metroid saltamos y disparamos además de explorar planetas, aquí volamos y disparamos mientras exploramos un inhóspito y extraño planeta alienígena lleno de peligros mortales.

Esto hace que el planteamiento del juego esté, en realidad, mucho más cerca en montones de ocasiones del puzle y la aventura que del matamarcianos, todo ello a través de unos escenarios preciosistas y orgánicos que van abriéndose poco a poco ante nosotros. Como veremos, uno de los pocos aspectos negativos que le podremos achacar al título es que, en realidad, es muy corto.

Con los menús localizados al español y una historia liviana en la que a través de las secuencias iniciales se nos cuenta cómo una extraña fuerza de origen desconocido invade nuestro planeta sin que podamos hacer nada para evitarlo, nosotros controlaremos a uno de los habitantes de este planeta y, en concreto, a su platillo volante. El ataque arrasa a casi todos sus congéneres, pero durante varios momentos del juego, sobre todo al principio, veremos cómo otras naves pululan por el escenario intentando derrotar al extraño enemigo, aunque normalmente su destino es funesto.

Nosotros iremos recopilando armas y herramientas que habrá que usar para abrirnos camino por las diferentes secciones que componen todo el planeta que ha sido invadido por esta extraña especie parasitaria. Curiosamente, las armas no son siempre lo más destacado en este terreno y, por ejemplo, muy pronto conseguiremos una extensión metálica de la nave, una suerte de garra, que manejamos con libertad y que usamos para mover obstáculos que nos impiden avanzar, como grandes rocas.

La combinación de las diferentes armas y herramientas es la base esencial de la jugabilidad, pues conseguirlas es lo que nos da acceso a otras zonas de juego, donde conseguiremos, a su vez, el ítem que nos permitirá seguir avanzando desde otra región del escenario.

Sumar mejoras, aprender a dominarlas contra los enemigos y a nuestro favor en los entornos, y derrotar a los grandes monstruos que nos asaltarán de vez en cuando será la esencia de su desarrollo. Al final sumaremos múltiples recursos, que intercambiamos a través de un menú que activamos desde el botón lateral derecho del mando, pero también podemos asignar las funciones más habituales a los botones frontales (A, B, X, Y), lo que agilizará mucho llevar a cabo estas acciones, algo importante dada la escasa agilidad del menú circular base.

Para movernos por los escenarios nuestra nave se mueve usando la palanca analógica izquierda, mientras que disparamos o controlamos la herramienta de turno apuntando con la palanca derecha, en un sistema de control de doble palanca que hemos visto en títulos como los Geometry Wars y que resulta muy apto para un título de estas características, ya que nos permite movernos sin dificultades y tener una buena precisión sobre las armas para cuando llega el momento de entrar en combate.

El aspecto visual del juego destaca por la suavidad de sus animaciones y los contrastes derivados del uso de múltiples planos, efectos y filtros de imagen, que se combinan con algunas secuencias animadas que nos ayudan a conocer la historia manteniendo la misma línea estética. Quizás resulte simplón visto en imágenes, pero en movimiento se percibe la belleza del juego y lo orgánico, la sensación de vida, de todo lo que nos rodea, pese a que la oscuridad y negrura de los enemigos. En muchos sentidos parece un cómic o unos dibujos animados, aunque lo cierto es que se pierde por lo general mucho nivel de detalle porque se ha optado por favorecer la jugabilidad y darnos un amplio campo de visión.

La música, por su parte, se percibe en clara simbiosis con el ritmo de juego y los entornos. La combinación de melodías con el uso de diferentes tipos de efectos sonoros ambientales que nos acompañan casi continuamente, como un rumor lejano, ayudan a construir una cuidada atmósfera que retrata con acierto este ambiente lejano, alienígena, con ciertos toques de aventura e incluso inquietud cuando hace falta.

El aspecto negativo del juego, como decíamos al principio, es su duración. Este tipo de juegos normalmente son algo más largos y en el caso de Insanely Twisted Shadow Planet nos encontramos con un título que podemos terminar en quizás cuatro horas con un muy amplio porcentaje del escenario total explorado.

Es decir, hay rejugabilidad, sí, pero resulta sencillo ver los créditos finales en la primera partida, en unas cuatro horas, y con más de un 80% del juego visto, por lo que quizás algunos usuarios consideren que hace falta un incentivo más consistente. En todo caso, esta sensación se refuerza porque cuando llega el final es posible que ni siquiera te des cuenta de que estás luchando contra el enemigo final hasta que veas la escena del desenlace, ya que la recta final del juego se precipita en exceso y el ritmo del desarrollo de la partida no está tan logrado en ese tramo final.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que hay una opción multijugador muy interesante y poco habitual en estos juegos de exploración que nos permite que hasta cuatro participantes, en modo local o en red, jueguen en una competición de supervivencia. Los escenarios se generan de manera automatizada, por lo que cada partida es diferente, y los jugadores deben huir de un enorme tentáculo que intenta agarrarlos, pero no se ve el entorno más allá de las linternas que lleva cada uno de ellos, así que ese factor competitivo está muy marcado, pero al mismo tiempo es posible que necesitemos a los demás jugadores para poder sobrevivir, lo que hace que las partidas sean divertidas e intensas. Si tenemos amigos con los que jugar resulta, definitivamente, adictivo y muy divertido.

Conclusiones

Insanely Twisted Shadow Planet es un muy buen juego que consigue unir la jugabilidad de los títulos de exploración 2D como la saga clásica Metroid con los matamarcianos tomando como plantilla para el control el sistema de doble palanca que tanta alegría ha dado en formatos más pequeños. Y la combinación funciona muy bien, debemos admitirlo. De hecho, es posible que te pases el juego de una sentada, aunque es también factible porque resulta demasiado corto y te quedas con ganas de más. Sin ser fácil resulta sencillo recorrer la mayor parte del escenario sin muchos problemas, por lo que la rejugabilidad en el terreno del modo para un jugador puede ser un incentivo algo bajo, pero ahí está el modo multijugador para que nos multiplique las horas de juego, por lo que para la mayoría de los usuarios una cosa compensará la otra.