Análisis de Homefront (Xbox 360, PC, PS3)
En estas semanas estamos teniendo una abundante lluvia de juegos de acción en primera persona, y no sabemos si el mercado será capaz de digerirla, con unas primeras "gotas" de la talla de Killzone 3 y Bulletstorm, pasando por este Homefront y llegando a Crysis 2. Diferentes propuestas enmarcadas en un mismo género, que proponen cosas distintas pero que llegan muy cercanas en el tiempo. El título hoy aquí tratado -junto a Killzone 3- es sin duda la apuesta menos arriesgada y más continuista respecto a otros de los grandes éxitos del género, y aunque las comparaciones siempre son odiosas, es inevitable hacerlo con el superventas Call of Duty, con el que comparte muchos elementos.
Este segundo trabajo de los neoyorquinos Kaos Studios, tras el correcto Frontlines: Fuel of War de 2008, ha ido generando cada vez más ruido desde su anuncio en el E3 de 2009, hasta llegar a estos últimos meses en los que se ha convertido en un título esperado por muchos y con cierta expectación a su alrededor. Culpa de esto se debe a su interesante planteamiento argumental, para lo que se ha contado con un nombre de la industria del cine como el de John Milius -guionista de películas tan famosas como Apocalypse Now o Conan el Bárbaro-, así como las buenas impresiones de la prensa al probar en meses anteriores su faceta multijugador.
Y en este último aspecto Homefront no decepciona para nada, incluyendo unos notables combates en línea hasta para 32 jugadores, con los que disfrutar horas y horas pegando tiros. Pero donde sí decepciona, y de diversas maneras, es en la campaña para un jugador, que por decirlo de una manera directa y usando un calificativo quizás demasiado severo, es bastante mediocre.
Defiende Estados Unidos de unos norcoreanos muy cabreados
Tras la muerte en 2012 de Kim Jong-il, su hijo Kim Jong-un se convierte en el líder de Corea del Norte, logrando más adelante unificar las dos Coreas. En los años siguientes una serie de factores hacen que la economía norteamericana caiga en picado: un conflicto en Oriente Próximo que provoca que el precio del petróleo se dispare a niveles insostenibles, lo que sumado a una epidemia que acaba con la vida de seis millones de estadounidenses, deriva en la desaparición del dólar e incluso un éxodo masivo de personas hacía los países limítrofes de Canadá y México. Este caos es aprovechado por la nueva Corea que lanza un supuesto nuevo satélite de comunicaciones, que en realidad resulta ser un arma encubierta, que mediante un pulso electromagnético deja sin energía eléctrica a los Estados Unidos. Acto seguido y sin apenas complicaciones, el ejército popular coreano invade el país, haciéndose con el control de la nación.
La acción transcurre en 2027 y aunque hemos intentado resumir los acontecimientos en unas pocas líneas, la base de la historia es más compleja y completa, y vamos descubriendo más detalles de todo los hechos ocurridos desde el ascenso al poder de Kim Jong-un hasta la situación actual del juego en diversos periódicos que vamos encontrándonos por el camino -y que brillan en la oscuridad por cierto...-. Pero de nada sirve tener una historia tan elaborada, interesante y atractiva como base si luego lo que se construye o se cuenta sobre ella es irrelevante e inexistente, y no se desarrolla más allá de la premisa inicial. Encarnamos a Robert Jacobs, un ex-piloto que por azares del destino y tras ser rescatado de manos del ejército norcoreano acaba combatiendo codo con codo con la fuerza de resistencia norteamericana. Iremos luchando de acá para allá en diversas batallas sin mucha más justificación ni giros argumentales, y es sorprendente de qué manera se desperdicia el estimulante planteamiento inicial.
El problema de la campaña para un jugador no es solo que no desarrolle una historia interesante o atractiva, es que tampoco lo que sucede o cómo ocurre es especialmente apasionante, ni aporta nada nuevo al género de la acción en primera persona, todo nos suena a ya visto y vivido -y además muy recientemente-. La manera de repetir esas viejas fórmulas, que por lo que vemos por los datos de ventas siguen funcionando entre el gran público, tampoco es especialmente inspirada, aunque como siempre pasa no por ello deja de ser entretenido. Para redondear esto en dificultad media la campaña dura menos de cinco horas -así que como sabe cualquier amante del género hay que empezarlo en una dificultad elevada para que suponga un reto y dure más-, y aunque hemos vivido un descenso de la duración de las campañas para un solo jugador en los últimos años, la extensión de la de este ya nos empieza a parecer exageradamente corta.
Un desarrollo clásico, lineal, con todo tipo de tiroteos con los controles clásicos del género, con unos enemigos sin una inteligencia artificial destacable –algo que se ha vuelto costumbre en esta generación- y ningún añadido o novedad destacable. Para darle un toque de variedad se incluyen algunas situaciones distintas dentro de la mecánica del juego, como unos momentos en los que tenemos que indicarle a un vehículo automatizado que destruya diferentes blancos, a la vez que protegerle de los lanzagranadas. Una misión con un rifle francotirador en la que tenemos que usar el sigilo (esto nos suena...), que no tiene mucha gracia y peca de sosa, y otra en la que controlamos un helicóptero (esto lo hemos vivido hace poco...), así como diversas situaciones en las que tenemos que disparar desde algún vehículo.
Todo esto unido a esos momentos espectaculares llenos de explosiones y destrucción, con alguna cámara lenta de por medio, hacen que en más de una ocasión nos preguntemos si no estamos jugando a un spin off de Call of Duty, aunque sin el lustre de estos. Está claro que la serie de Activision no ha inventado la rueda, y por eso mismo no entendemos esa necesidad palpable de la campaña de Homefront de querer imitar a la millonaria saga -o a lo mejor ese es el motivo, pretender vender igual atrayendo al mismo público-.
Quizás lo que más se disfruta de la campaña es la ambientación, muy lograda y que te hace meterte de lleno en esos Estados Unidos devastados y sometidos, para lo que no se escatima en violencia, incluso puede que en ocasiones algo gratuita, algo que dependerá de la opinión de cada uno. Contemplamos diversas atrocidades y la verdad es que el comportamiento de los soldados norcoreanos es tan exagerado por despiadado, malvado y brutal que llega a límites caricaturescos, aunque al menos no son los únicos malos de la función, por lo que la conclusión es que en esta distopía todo el mundo está un poco tarado. Algunos pasajes puntuales se disfrutan más por la emoción y épica que les imprime la música –gracias al excelente tema principal-, o por el marco donde se desarrollan -buena dirección artística sobre todo en el uso de la luz-, que por las mecánicas jugables y las acciones que realizamos con el mando, lo que no habla muy bien de lo conseguido en esta reducida y floja campaña.
Un buen multijugador para 32 jugadores con mucha posibilidades
El multijugador en línea es lo que salva a este título, o visto de otro modo, lo que lo justifica, pudiendo considerar algunos que la campaña es un pequeño complemento de este. Unos mapas enormes, llenos de detalles y recovecos, bien diseñados en los que se libran batallas por equipos de 16 jugadores en cada uno. El modo principal es Controlador de tierra, en el que tenemos que capturar y defender una de las tres posiciones que se establecen en cada ronda, siendo muy divertido debido al número de participantes y las posibilidades de los mapas. También tenemos otros más clásicos como Combate a muerte por equipos, pero se lleva la palma en diversión el que primero hemos mencionado.
Nos encontramos con la progresión de nuestro personaje que ya se ha vuelto costumbre en el género consiguiendo puntos de experiencia, lo que nos permite acceder a distintos armamento y complementos, pero además tenemos los puntos PB. Dependiendo de la clase de soldado que seamos, podemos equipar en cada una de las dos ranuras disponibles un accesorio como puede ser un chaleco o armas como lanzacohetes o ataques aéreos, pero también tenemos otros más originales como drones de combate que podemos controlar de manera remota. Una vez que estén equipados, si disponemos de suficientes de estos puntos PB, podremos comprar el accesorio en cualquier momento de la batalla, aunque tendremos que pensarnos y gastar con cabeza estos puntos, ya que no nos los regalan fácilmente. Además hay vehículos que podemos conducir o desde los que podemos disparar, pero en ningún momento estos desequilibran de manera dramática las batallas, por lo que su implementación junto a la compra de armamento especial o drones de combate es enormemente acertada.
También tenemos habilidades que tienen un valor en puntos y que podemos equipar según la cantidad de estos que dispongamos, y nos proporcionan características especiales como recargar más rápido, mayor velocidad al apuntar, ataques cuerpo a cuerpo más fuertes, mayor daño con los explosivos, y un largo etcétera, lo que unido a las antes mencionadas posibilidades a la hora de usar equipamiento y comprarlo, hacen que tengamos grandes opciones de personalización de nuestro personaje. Esto a la larga evitará, a los que tengan pensado echar muchas horas al juego, llegar rápidamente al aburrimiento.
Creemos que en consolas es una nueva y buena opción a tener en cuenta, y sin querer compararlo con los otros grandes multijugadores del género como son los de Battlefield: Bad Company 2, Halo Reach, Modern Warfare 2 y Black Ops, un aficionado a estos debería al menos probarlo, ya que aporta cosas distintas y con gran acierto.
Una dirección artística que se eleva por encima del motor gráfico
El motor del juego cumple sin muchas florituras, con una tasa de imágenes por segundo más o menos sólida, unos escenarios en ocasiones bastante amplios, pero con unas texturas que son demasiado pobres, mostrándose obsoleto respecto a sus rivales. Lo más conseguido del apartado visual es la ambientación, tanto por la escenografía que cuenta con muchos detalles y cierta espectacularidad a la hora de recrear unos Estados Unidos devastados, como por el uso de la luz, luciendo estampas especialmente bonitas dentro de lo que el horror de la guerra permite. Por tanto, la dirección de arte se muestra por encima de la propia tecnología del juego, e incluso las notables ilustraciones en los tiempos de carga nos dan pistas sobre ello.
El sonido es uno de los apartados más destacables, con multitud de efectos para el variado repertorio de armas, un correcto doblaje al castellano y unas buenas melodías, destacando por encima de todas el tema principal, épico y que cuando aparece eleva el heroísmo y hace ganar enteros al juego.
Si buscas un gran multijugador y no te importa la campaña, sin duda una buena opción
Dos caras de una misma moneda, uno de esos casos en los que casi tendríamos que hacer dos valoraciones por separado. Por un lado la campaña: corta, poco inspirada, sin originalidad, lineal, sin una gran historia a pesar de su buena premisa, aunque con algún que otro momento espectacular y peliculero, y al menos entretiene en sus apenas cinco horas, pero la olvidaremos rápidamente. Por el otro el multijugador, lleno de posibilidades gracias a sus batallas para 32 jugadores, divertido, con alguna idea fresca y original siendo algo diferente a los otros exponentes del género, y que disfrutarán los más acérrimos de esta modalidad, con muchas horas de juego por delante. Un título correcto que se ha quedado un poco cojo de una de sus patas, curiosamente la que en un principio más prometía, pero que como juego de acción en primera persona multijugador sí resulta destacable.