Análisis de Damage Inc. Pacific Squadron WWII (Xbox 360, PS3, PC)
La compañía norteamericana Mad Catz, conocida por su periféricos como mandos, volantes o joystick ahora lo intenta también en la producción de videojuegos, con un producto que en su edición coleccionista incluye un Joystick Pacific AV8R -99,95 €-, aunque también podemos adquirir solamente Damage Inc. a un precio ligeramente reducido -49,95 €-.
Estamos ante un simulador de aviones que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial desde 1941 a 1945, comenzando con el ataque a Pearl Harbor, pasando a la isla de Wake y llevándonos por diferentes batallas reales del Frente del Pacífico, como la batalla de Iwo Jima. Se nos cuenta una pequeña historia, de cómo un granjero acaba siendo un piloto de aviones y ve morir a su hermano durante el ataque a Pearl Harbor, incidente que provoca que Estados Unidos se meta de lleno en la Segunda Guerra Mundial.
Tenemos 23 misiones con más de 100 objetivos: combates aéreos, bombardeos en picado y de torpedos, despegues y aterrizajes desde portaaviones, mezclando todo tipo de combates aire-aire, aire-agua y aire-tierra, lo clásico en este tipo de juegos, aunque menos conseguido que en otros grandes del género, ya que se acaba haciendo repetitivo. Despegar y aterrizar no es ningún reto, y el resto de objetivos es acabar con otros aviones, destruir algún objetivo en tierra o pasar por un punto concreto del escenario, y muchas misiones se hacen monótonas, no consigue sorprender a lo largo de su desarrollo.
Antes de empezar la campaña tendremos que elegir qué tipo de jugabilidad queremos, arcade o simulador. Como os podéis imaginar las diferencias son notables, tanto que jugando de una manera o de otra parece dos juegos diferentes. Si elegimos el control arcade dirigimos el avión con el stick izquierdo, modificamos el balanceo y la aceleración con el stick derecho, apretando este usamos la postcombustión –una especie de turbo-, y con los gatillos usamos los dos tipos de armas. Además contamos con una ayuda como mirar al blanco, y otro botón llamado modo Reflejo, que ralentiza el tiempo y nos permite apuntar de manera muy sencilla y precisa, demasiado.
Al igual que la postcombustión se gasta al usarla, algo que se nos indica en una barra, y tenemos que esperar unos segundos para que se restaure y poder volver a usar esta ventaja, el modo Reflejo no tiene límite de uso, podemos jugar toda la partida ralentizando la acción, lo que le quita toda la gracia al juego. Nosotros terminamos por no usarlo, pero la tentación está ahí, y nos parece un error de diseño, debería ser un elemento que se gastará y que tuviera que pasar un tiempo para poder volver a usarlo, añadiendo un elemento estratégico. Algo así como el tiempo bala en la saga Max Payne, que no podemos usar todo el tiempo que queramos y hay que aprender a administrarlo.
Si apostamos por la simulación la cosa cambia y mucho. Estas dos ayudas no existen en el modo simulación, donde se juega de manera totalmente diferente. Con el stick izquierdo nos balanceamos de izquierda a derecha, con LB/L1 y RB/R1 hacemos la guiñada, y con los gatillos aceleramos y frenamos, quedando el resto de botones para las armas y elegir blancos, y el stick derecho para mover la cámara. Por supuesto para sacarle el máximo partido al control simulación hace falta un joystick, como el que viene incluido en la edición coleccionista, aunque con mando se deja jugar sin demasiados problemas. Sobre el Joystick Pacific AV8R comentar que tiene una calidad aceptable, no es sobresaliente, pero los materiales transmiten la sensación de ser un producto bastante robusto y fiable.
Una decisión un tanto extraña de la jugabilidad es que si optamos por jugar con el control arcade solo podremos hacerlo con una vista externa del avión, no podemos cambiar a otra cámara, mientras que si elegimos el modo de vuelo simulación sí contamos con varias vistas, como una en primera persona y otra de cabina bastante realista.
Cómo no, los absolutos protagonistas de la función son los aviones, 32 diferentes con un total de 68 variantes. Podemos ir desbloqueando mejoras a lo largo de las misiones, mediante unos puntos de habilidad, ya sea en el bando americano o en el japonés, y comprobaremos la evolución tecnológica de 1941 a 1945, ya que notamos que los aviones modernos son más difíciles de derribar, dado que son más ágiles y están mejor protegidos. P-51 Mustang, P-38 Lightning, F6F Hellcat, Japanese Zero, etcétera, cada modelo con diferentes variaciones. A la hora de seleccionarlos vemos una pequeña descripción, una valoración en estrellas a sus distintas partes, como los cañones, el blindaje, la agilidad y velocidad, así como el tipo de cohetes y bombas.
La campaña como hemos dicho antes son 23 misiones, y dependiendo de la dificultad elegida –entre tres disponibles- y el modo de vuelo –simulación o arcade-, nos puede durar desde unas 8 a 12 horas. Además de superar las misiones, en cada una de ellas hay un objetivo extra, por ejemplo acabar en un tiempo límite con determinados aviones, lo que le da algo de rejugabilidad.
Tenemos también un modo multijugador, tanto competitivo como cooperativo, hasta para ocho jugadores. En cooperativo podemos jugar las mismas misiones de la campaña pero entre cuatro jugadores, y de hecho si todos los participantes llevan el mismo progreso en la campaña se pueden desbloquear nuevas misiones y aviones. En los modos competitivos tenemos Duelo aéreo, un clásico todos contra todos, Duelo en equipo, enfrentándose dos equipos, Norte y Sur, Supervivencia, todos los jugadores inician la partida con un número determinado de vidas y luchan hasta que solo quede uno vivo, también el mismo modo pero en equipos, y Derribar al enemigo, el modo más original, en el que tienes que destruir el portaviones del equipo enemigo y después el resto de aviones.
Como ocurre en muchos de estos juegos pertenecientes a un género muy minoritario y que además no cuentan con demasiado éxito, encontrar una partida o alguien con quien jugar se convierte en toda una proeza, y apenas hemos podido probar el multijugador ya que no encontramos jugadores. Por tanto aunque el multijugador es un buen añadido, tener en cuenta este factor, y que a lo que acabareis jugando obligatoriamente es a la campaña, que no es excesivamente brillante.
Los gráficos son lo peor del juego sin lugar a dudas, sin querer hacer demasiada sangre y criticar todos y cada uno de los aspectos visuales, decir que son unos gráficos más propios de un juego de hace diez años, de PlayStation 2 o Xbox, que algo digno de la actual generación de consolas, Xbox 360 y PS3. Por salvar algo, los modelados de los aviones son bastante fieles a los reales, pero el resto de elementos como las texturas, cantidad de polígonos, efectos visuales, o incluso problemas de rendimiento como ralentizaciones, dejan mucho que desear, lo que demuestra que estamos ante un producción muy modesta.
La música intenta ser muy épica y acaba siendo muy repetitiva, aunque no está mal la verdad, y los efectos de sonido cumplen, aunque les falta contundencia y variedad. El juego tiene voces en inglés y subtítulos en castellano, y el trabajo de doblaje es muy pobre, no hay más que presenciar la escena de la primera misión en la que el protagonista ve morir a su hermano, al que le embarga una emoción más propia de un cíborg viendo como un japonés acaba con la vida de su querido hermano pequeño.
Un correcto simulador de aviones, solo recomendable para los más aficionados al género
Si te gustan mucho los simuladores de aviones y solo tienes una consola como PlayStation 3 o Xbox 360, y no te importa jugar con los gráficos de la pasada generación, Damage Inc puede ser recomendable y disfrutable, siempre teniendo en cuenta que no es un juegazo. Sin ir más lejos a principios de este año disfrutamos del sobresaliente Birds of Steel de Gaijin Entertainment, editado por Konami, que demostraba que se pueden hacer grandes simuladores aéreos en consola. Damage Inc. no consigue destacar en nada, y en cambio sí patina en varios apartados, pero la falta de lanzamientos de este género en consola le puede hacer mínimamente recomendable, solo si eres muy fanático de los aviones.