Análisis de Bloodforge XBLA (Xbox 360)
Tras varios años de éxitos continuos, y con la certeza de haberse convertido en uno de los grandes aciertos de esta generación de consolas, Microsoft decidió hace apenas un par de semanas dar un paso adelante con sus arcades de Xbox Live. Más tamaño en disco, más posibilidades de DLC, y más cantidad de logros, para un tipo de juegos que han conseguido, a base de calidad y buen precio, hacerse con un hueco importante en los discos duros de nuestras consolas.
La primera tanda de estos denominados arcade Next ya está en camino, y acompañando a dos éxitos seguros como Trials Evolution, y la versión Xbox de Minecraft, tendremos una curiosa y colorida versión del mundo de Fable en un unos días, y Bloodforge, el título que nos ha llegado esta semana.
De todos los juegos nombrados, Bloodforge, es claramente el más desconocido, ¿tendrá méritos propios para convertirse en el "tapado" de la colección, o será simplemente un relleno? Desarrollado por Climax Studio, un equipo británico ubicado en Portsmouth y conocidos, sobre todo, por las diferentes versiones del juego Silent Hill Shattered Memories de hace un par de años, os vamos a contar los méritos que atesora para colocarse dentro de esta imprescindible colección.
El poder de la venganza
Empezaremos hablando del argumento en el que encarnamos a Crom, un portentoso guerrero que ve como su familia, y su pueblo, son arrasados sin piedad por una especie de demonios. Movido por la sed de venganza, Crom se introduce en un misterioso y mágico mundo de demonios y dioses con el único objetivo de acabar con todos esos monstruos. Un peculiar y elaborado argumento, que sin ser demasiado original, sí resulta bastante convincente, siendo narrado de forma muy vistosa gracias a las numerosas secuencias animadas que veremos durante la aventura.
El comienzo es realmente prometedor, y es que, como habréis comprobado en las imágenes del juego, el diseño artístico del juego está claramente basado en la obra del dibujante y director de cine estadounidense, Frank Miller, creador de Sin City y 300, entre otras películas y cómics muy conocidos. Este peculiar estilo mezcla las tonalidades oscuras, y sin brillos, dominantes en gran parte de la imagen con detalles muy coloridos, reservados casi por completo en este caso, a una de las grandes protagonistas del juego, la sangre. Tanto el elaborado argumento como el espectacular diseño delatan el gran esmero que se ha puesto en la producción del juego, confirmando que hoy en día, poco tienen que envidiar algunos de estos arcades a los juegos físicos.
Tras ese brillante comienzo lo que Bloodforge nos propone es un "hack'n slash" en toda regla, una sucesión de golpes y ataques espectaculares, casi sin descanso. Las fases son una sucesión de pasillos que conducen a unas zonas más amplias, que se cerrarán, y en las que tendremos combates con numerosos y variados enemigos, intercalados con conseguidas secuencias animadas. Nada más, un ejemplo puro de este tipo de juegos.
En él encontramos todos los elementos habituales en el género. Varias armas, la clásica espada, un enorme martillo, o unas cuchillas asesinas, que tendremos que ir desbloqueando y mejorando, a lo largo de los niveles. Varios tipos de ataque, uno básico y otro más fuerte, además, del clásico ataque especial, que solo podremos usar durante un limitado periodo de tiempo, y otro poder, que se va rellenando con la sangre enemiga que derramemos y con el que durante unos segundos resultaremos más dañinos, cambiando incluso la pantalla de color.
Tendremos también una rueda de selección en la que seleccionar distintas mejoras, antídotos y poderes escondidos por el escenario, además de un indicador de maná que nos proporcionará otros poderes especiales muy potentes, pero también, muy cortos. Los enemigos siguen los patrones habituales encontrándolos de varios tamaños, estilos y dificultades, hasta llegar a los enormes y complicados jefes de nivel. Las luchas son francamente espectaculares y los ataques más complicados acabarán normalmente con escalofriantes animaciones, que presentan un alto nivel de "gore".
Modo historia, competitivo y oleada
Uno de los primeros fallos que notamos en el juego es que no permite seleccionar la dificultad, siendo ésta, en general, bastante asequible, salvo en algunos de los combates con ciertos enemigos intermedios, y por supuesto, los enemigos finales que pueden llegar a ser bastante complicados, además de largos. Esta dificultad común puede ser un gran inconveniente ya que probablemente hará que los jugadores más inexpertos puedan llegar a desesperarse en algunos momentos, mientras que a los aficionados más exigentes les puede resultar relativamente sencillo. La aventura principal consta de seis zonas, de un tamaño bastante aceptable, por lo que la duración de este juego dependerá únicamente de nuestra pericia en este tipo de títulos.
La historia principal puede jugarse también de forma cooperativa competitiva, únicamente con uno de nuestros amigos vía online, en un modo denominado duelo sangriento, en el que ganará el que consiga derramar más sangre. Un entretenido modo, que desgraciadamente e incomprensiblemente no puede jugarse de forma local, ni con jugadores desconocidos de Xbox Live, por lo que, a priori, será difícil que podamos disfrutar de él.
Existe otro modo denominado desafío, que viene a simular el ya habitual modo oleada, solo que está vez funciona de una forma un poco peculiar. Pese a que los jugaremos en solitario, los desafíos están orientados a internet, teniendo dos opciones principales en este modo. O bien escogemos uno de los ya creados por otros jugadores, muy escasos de momento, por cierto, o creamos el nuestro propio escogiendo el mapa, lo letal que será el daño que nos harán los enemigos, la cantidad de maná, u otras características como si queremos que haya ataques especiales. Una vez jugados y superados subiremos nuestra puntuación a la red, para que otros jugadores puedan intentar mejorarla. La escasez de jugadores, de momento, hace poco interesante esta opción.
Tecnología Unreal con alguna fisura
Visualmente, Bloodforge nos da una de cal y una de arena. Construido sobre el ya habitual Unreal Engine, lo que más destaca del juego es su cuidado estilo y diseño, que como ya hemos dicho nos recuerda enormemente a películas como 300, en todo momento. La paleta de colores está magistralmente seleccionada consiguiendo un gran contraste que realmente sorprende y entra por los ojos. La parte negativa la ponen unos escenarios que aunque parecen abiertos, no lo son en absoluto, encontrándonos muy frecuentemente paredes invisibles que no nos dejan avanzar, y que estropean la sensación de libertad que quiere dar el juego.
La cámara de juego funciona de una forma un poco revoltosa, y de vez en cuando, se desentenderá de nosotros haciendo que demos golpes al aire pese a que estemos completamente rodeados de enemigos. Este efecto que, a priori, puede parecer algo grave, no lo es tanto en este tipo de juegos, ya que como muchos de vosotros intuiréis, lo más importante no es la orientación de los ataques, sino la cantidad y la rapidez con la que los hagamos. En cambio, en el aspecto positivo, tenemos que volver a anotar las múltiples secuencias animadas, que sirven tanto para contarnos la historia, como para deleitarnos con las espectaculares ejecuciones de nuestros enemigos.
La banda sonora es bastante consistente, añadiéndole un toque de misterio e intriga a la acción. Por último, destacar que las voces están en inglés, pero podemos activar los subtítulos en castellano, idioma en el que están todos los textos del juego.
Conclusión
Pese a que tenemos que reconocer que Bloodforge no llega al nivel de los mejores, ni aporta casi nada nuevo a un género muy saturado en las últimas fechas, lo cierto es que este tipo de juegos machaca-botones siempre vienen bien para soltar adrenalina. Una aventura solida e interesante, excelentemente producida y cuidada, con un diseño artístico notable, plagada de buenos efectos especiales, y que pese a tener algún que otro defecto en su ejecución, y estar algo escasa de modos de juego, sí creemos que pueda llegar a gustar a los aficionados al género.