Análisis de Adventures of Shuggy XBLA (Xbox 360)
¿Qué os parecería sí en plena crisis inmobiliaria con los pisos manteniendo unos precios desorbitantes os dicen que habéis heredado un castillo? Yo, personalmente, no lo pondría muchas pegas a la mudanza, pero bueno, no es el caso. Y es que no todos tenemos la suerte que tiene el bueno de Shuggy. Él sí ha heredado su castillo, y como no, pretende instalarse en él. Por supuesto esto no es un cuento donde todo va bien, y cuando llega a su nueva posesión nuestro pequeño vampiro se da cuenta que está invadida por todo tipo de extraños seres.
Lógico por otra parte. Todos los castillos de hoy en día están llenos de zombis o de fantasmas, con la particularidad de que estos desaparecen si les damos las gemas que encontraremos por todas las salas. Así que, ahí empieza nuestra misión, recorrer todas y cada una de las estancias del castillo, recolectando las gemas que haya para conseguir vaciarla de fantasmas y espíritus.
Bajo este "innovador" argumento, SmudgedCat, un pequeño estudio independiente que hasta ahora solo había desarrollado pequeños juegos para la zona Indie de Xbox, nos propone un juego de los de antes, un divertidísimo reto de habilidad continuo en unas sencillas dos dimensiones, con pocos efectos visuales, pero enormes cantidades de adictividad. Cada sala que visitemos es un mundo por sí solo y el objetivo por sencillo que parezca se convierte en un complicado reto.
En ellas encontraremos prácticamente todo tipo de artilugios que hayamos visto en juegos de este estilo como interruptores, plataformas móviles, pinchos, cuerdas o extraños efectos de gravedad que nos empujarán siempre hacia un lado, y alguna peculiaridad propia de los poderes de Shuggy. Y es que por ejemplo, nuestro pequeño vampiro, aparte de tener un extraordinario salto, tiene la facultad de poder girar la pantalla en el sentido en el que está mirando, únicamente se hace con un botón del mando, aunque esta característica no estará disponible en todas las salas.
Jugando con plataformas y con el tiempo
Lo cosa se sigue complicando y en otras ocasiones tendremos que pisotear a los Shmu, unos pequeños animales que hay en algunas salas, para que salten y destruyan bloques que dejen a la luz las gemas. Llegaremos incluso a tener que manejar varios Shuggy a la vez, bien cambiando entre ellos según nuestras necesidades, o bien, teniendo que jugar con ellos y con el tiempo en ciertas salas, sin duda, las más complicadas. Es decir, tenemos unos determinados segundos para hacer un camino que se grabará, para, por ejemplo, activar un pulsador. Cuando el tiempo se acabe, el Shuggy "fantasma" hará ese camino de forma automática activando ese pulsador, mientras que nosotros podremos ir hacia otro lado, teniendo la precaución de no chocar con el que va haciendo el recorrido automático.
En otras salas nos encontraremos con que Shuggy no va a estar solo, y la máquina controlará a otros amigos de su pandilla de forma automática llevándoles a activar pulsadores principalmente, mientras que en otras Shuggy tendrá que usar su habilidad para hacerse más pequeño, o más grande, según las necesidades. Más variedad imposible.
Tan difícil como adictivo
Las primeras salas son muy sencillas y funcionan casi a forma de tutorial, pero enseguida las cosas se complican, y exigirán, primero un estudio de la zona y los artilugios disponibles, y luego toda nuestra precisión para conseguir recoger todas las gemas. Afortunadamente, no existe número de vidas ni nada parecido, y podremos repetirlas tantas veces como queramos. Aun así, hay que recalcar que la dificultad en general del juego es notable, tal y como se exige en este tipo de juegos de habilidad.
El castillo está dividido en cinco zonas, las mazmorras donde comenzamos hacen de vestíbulo, y desde allí podremos ir posteriormente a la galería, la torre del reloj, la caldera y el cementerio. Cada una de estas zonas está formada por unas 25 salas aproximadamente, lo que nos da un total cercano al centenar de niveles, en los que se incluye también algún jefe sorpresa.
Multijugador: mucho mejor en local que online
Si en solitario el juego engancha y constituye un complicado reto, la cosa todavía mejora si pasamos al multijugador que tenemos disponible de forma local o vía Xbox Live.
De forma local podemos escoger entre tres tipos de juego. Existe la opción cooperativa donde encontraremos 36 niveles diseñados específica y necesariamente para que dos jugadores los superen jugando en la misma consola. Como en el modo solitario, la cosa empieza fácil, pero enseguida el nivel sube de forma exponencial por lo que tendrás que seleccionar cuidadosamente con quien quieres jugar si no quieres llegar a desesperarte.
Para descansar de esos momentos de desesperación tenemos la modalidad competitiva que es aún más divertida y donde encontraremos dos tipos de juego, desafío y mano a mano. Desafío es una especie de juego de tablero para dos jugadores por turnos, y es necesario avanzar bastante en el juego en solitario para poder desbloquearlo.
Por el contrario, mano a mano es uno de los minijuegos más sencillos y divertidos que he podido probar últimamente. Es tan liviano como que cada jugador selecciona un vampiro de la pandilla de Shuggy, y ambos se lancen de forma desesperada a coger gemas sobre la misma pantalla, sorteando a los diversos enemigos que también pasean por la misma. Estas gemas lógicamente van reapareciendo continuamente, a la vez que encontramos diversos potenciadores, algunos tan divertidos como uno que atrae las gemas. Divertido y algo caótico, la única pega es que existen pocos mapas para este modo, y nos saldrán de forma aleatoria.
Este mismo modo está disponible vía Xbox Live, por lo que el multijugador online también se limita a dos jugadores. Como suele ocurrir en este tipo de juegos arcade el número de jugadores de momento es escaso, y cuesta bastante tiempo encontrar partidas.
Sencillo, pero efectivo
El apartado técnico de los mundos de Shuggy es realmente sencillo, como corresponde a un juego descargable de apenas 90 mb, pero a la vez tiene un estilo "retro" muy efectivo. Su sencilla presentación estilo cómic, los coloridos menús, y sus simpáticos y graciosillos gráficos, quedan en un segundo plano para favorecer la jugabilidad, que es lo más importante en este estilo de juego.
Únicamente podemos echarle en cara que a veces no se distinguen bien las distintas superficies y algún artilugio que podemos encontrar por las salas, debido a las tonalidades lúgubres que denominan el castillo. Los efectos sonoros son igualmente bastante sencillos, y únicamente escucharemos casi de continuo una acertada melodía. Como es habitual, el juego, sus instrucciones sobre todo, están perfectamente traducidas al castellano.
Conclusión
Tenemos que reconocer que las aventuras de Shuggy nos han sorprendido muy gratamente convirtiéndose en una de las primeras sorpresas arcade del verano. Un juego muy sencillo, pero terriblemente divertido, que mezcla nuestra destreza con el mando, el dominio de las plataformas más diversas, y el manejo del tiempo para traernos un enorme conjunto de difíciles niveles que nos aseguran una buena cantidad de horas de entretenimiento. Además, si eres de los que suelen jugar con amigos en casa, Shuggy y sus amigos te ofrecen uno de los multijugadores a nivel local más completos y divertidos.