Análisis de Puddle eShop (Wii U, PSVITA, PC, PS4)
Konami y Neko Entertainment lanzan en Wii U mediante distribución digital el juego Puddle, un puzle en el que hay que jugar con la física para mover líquido por el escenario hasta llegar a la meta, una propuesta que hoy en día ya no es lo más original que uno puede encontrar en el género y que, de hecho, no consigue resultar más convincente que Hydroventure, en WiiWare para Wii (y Aqua Panic! o Mercury HG en otras plataformas, entre otros).
Uno de los problemas de este juego es que la física del agua es poco convincente. Una física totalmente realista no funcionaría ni en este ni en otro juego, pero en Puddle la sensación de viscosidad y densidad extrema del líquido es demasiado notable y, de hecho, no se transmite satisfactoriamente la sensación de estar controlando agua. La sensación recuerda mucho más a la viscosidad y comportamiento que se diseñó para juegos como Mercury. Hay diferentes líquidos según avanzamos, sí, pero ninguno de ellos parece cuajar del todo en cuanto a la física.
En el lado positivo, la experiencia es tan sencilla y directa que el jugador sabe qué debe hacer desde un primer momento, sin complicaciones. El concepto del juego parte de una idea de seis estudiantes que desarrollaron el proyecto, que salió ganador del festival de la Game Developers Conference en 2010.
La idea básica de la jugabilidad es tan simple como controlar el escenario para llevar líquido por diferentes escenarios más o menos laberínticos con sus peligros sin derramar grandes cantidades. El funcionamiento es simple, no esconde ningún secreto y únicamente debemos preocuparnos de evitar perder grandes cantidades de la sustancia acuosa por el camino y llegar hasta la meta con una cantidad mínima exigida, o de lo contrario habrás perdido. Tu única forma de interactuar es inclinando unos grados hacia los lados el escenario para que la gravedad realice el resto del trabajo, calculando según la viscosidad y comportamiento la velocidad que adquiere por las superficies, ramas y tuberías, y así saber con qué fuerza dará los saltos. Constantemente debemos prestar atención y realizar rectificaciones sobre la marcha para que el fluido no se estrelle contra una zona indeseada.
Esto se puede hacer con la palanca analógica, los botones laterales del mando o inclinando el GamePad. La lógica dicta que lo más fácil debería ser inclinar el GamePad, pero resulta que es frustrante porque la respuesta es tan poco precisa y tosca como en el resto de opciones de control. El juego parece demandar al usuario bastante precisión en algunos momentos, pero el control no se la da en ninguna de sus vertientes.
Más allá de este elemento, el juego es muy simple. Como puzle, esto no es malo, pero en este caso se trata de que no es lo suficientemente imaginativo a la hora de plantear situaciones. Sí cuenta con variedad de entornos y hay que jugar con diferentes aspectos de los escenarios (cañerías, laboratorios, etc.) pero no consigue darnos nada que no hayamos visto ya antes en títulos que, además, lo han hecho mejor. Lo más frustrante, en todo caso, es que el éxito no siempre depende nuestra habilidad: en algunos casos hay bifurcaciones en el camino que no llevan a ningún sitio salvo una trampa y eso significa que es más una cuestión de memorizar el camino correcto que resolver un puzle. Un despropósito.
Hay cierto reto en el planteamiento del juego al calificar nuestra actuación desde el cobre hasta el oro en función de nuestra velocidad y cuánto líquido hemos logrado llevar hasta el final, lo que tiene el efecto de permitirnos desbloquear contenidos para el Laboratorio, un segmento del juego donde podemos jugar con diferentes líquidos e ítems y que es lo más divertido con muchísima diferencia. No es que sea difícil, porque el diseño de niveles resulta muy poco inspirado, pero este modo brilla con luz propia al permitirnos probar cosas por nuestra cuenta, con cierta libertad. Esto nos hace pensar en lo muchísimo que se habría beneficiado el juego de tener un editor de niveles o un componente similar y, ya puestos, la posibilidad de compartir los niveles que podríamos haber creado con una comunidad en línea. Ninguna de estas opciones ha sido contemplada.
Pese a que la física realmente no nos ha convencido, y es uno de los pilares fundamentales de su jugabilidad, y que en buena medida se ve afectada por el mal tratamiento del comportamiento de los líquidos y el limitado ángulo de juego que da la inclinación del mundo (da igual que sea con gatillos, palanca analógica o moviendo el mando), el apartado gráfico y sonoro no es malo pese a ser un proyecto realizado con pocos recursos. El estilo es limpio y agradable a la vista, con un segundo plano muy desenfocado para diferenciarlo de lo importante, en una estética convincente y eficaz.
El sonido electrónico no es muy estridente, acompaña sin sobresalir demasiado, salvo para algunas situaciones en las que de manera dinámica cambia el ritmo y acelera la tensión, así que en este sentido el equipo ha realizado un buen trabajo. Nuestra única crítica al aspecto audiovisual es que el desplazamiento de la pantalla no llega a ser todo lo suave que nos gustaría, o lo que debería ser considerando la carga gráfica que muestra.
Conclusiones
Puddle es un puzle de física con el líquido como protagonista que no tiene ni un buen líquido ni una buena física aplicada, solo lo justo como para dejarse jugar y, cuando pasa el rato, uno se acaba acostumbrando. Pero la primera sensación aquí es muy importante: muchos juegos lo han hecho mejor, incluso cuando esos dos elementos no eran capitales para su jugabilidad como aquí lo son. Del mismo modo, no podemos evitar la sensación de que hay en el mercado juegos más inspirados y mejores que él en todo: sus desarrolladores no han sabido aprovechar la experiencia de lo ya disponible en el mercado para hacer algo mejor. Teníamos cierta esperanza en que el desembarco en Wii U corrigiera algunos de estos aspectos (el juego está disponible en Xbox 360, PlayStation 3, PC y en PS Vita), pero no ha sido así. El título partía de un gran proyecto, un muy buen experimento que podría haber culminado en un gran producto y, sin embargo, durante el desarrollo se torció y no ha logrado cuajar.