Análisis de Kung Fu Rabbit eShop (Wii U)

Kung Fu Rabbit nació como un juego para dispositivos móviles de pantalla táctil y apostaba por un sistema de micropagos para dar acceso a las diferentes habilidades que el jugador puede conseguir durante el desarrollo del título. Muchas cosas han cambiado en su desembarco a Wii U y otras se han mantenido iguales. Los cambios destacados son, eso sí, a su favor: se abandona el sistema de micropagos y se integra una tienda dentro del juego en la que se paga con las zanahorias que recogemos según avanzamos y se introduce un control tradicional mucho más eficiente que el original táctil.

El juego se lanzó originalmente en iPhone y Android como un juego de plataformas bidimensional protagonizado por un conejo que domina el kung-fu y que debe enfrentarse al malo de turno que ha secuestrado a todos los demás conejos del dojo de artes marciales. Los niveles son breves y mantienen un desarrollo de dificultad creciente bien escalonada.

En su desembarco en Wii U los gráficos se han rediseñado para la alta definición y la interfaz se presenta más limpia debido a que los controles se han desplazado desde la pantalla táctil hasta el sistema tradicional de cruceta y botones.

En cada fase hay que llegar al final recogiendo las zanahorias que hay repartidas por el mismo, con el objetivo de conseguirlas todas para conseguir una puntuación perfecta. Además del progreso lineal, podemos desbloquear fases adicionales y conseguir el acceso a habilidades -temporales o permanentes- que compramos con las zanahorias que conseguimos según avanzamos en el juego. Con esto se elimina el sistema de micropagos, se pasa a una tienda interna del juego y se mantiene el sistema de necesidad de conseguir un buen nivel de zanahorias para acceder a habilidades que serán muy importantes para conseguir el éxito. En cada fase hay tres zanahorias normales y una dorada, de mayor tamaño, y para conseguirlas hay que ser hábil y explorar los escenarios, ya que en ocasiones no todo es tan lineal como parece.

Hay enemigos, pero en principio solo podemos hacerles frente por la espalda, aunque está la posibilidad de conseguir alguna habilidad extra que nos potencia también en este sentido. Eso y, por ejemplo, poder saltar más alto y movernos más rápido, son algunas de las habilidades básicas que podremos adquirir relativamente pronto en el desarrollo del juego. Sin embargo, el jugador debe decidir qué hacer: aunque estas habilidades nos permiten tener más posibilidades de victoria, el 100% del juego se puede superar sin ellas. En cierto modo, no deja de ser un modo de controlar la dificultad uno mismo. Si no compra mejoras, el título es muy difícil y exigente; si compramos mejoras, todo se va haciendo más fácil.

Los niveles que componen el juego son cortos, pero hay que tener en cuenta que están repletos de peligros que nos matan con solo un golpe. Por ejemplo, tocar el líquido negro o los propios enemigos, nos pueden matar sin más. También hay bloques que aparecen y desaparecen o saltos aparentemente imposibles, así que según progresamos con encontramos con un juego exigente que demanda precisión al jugador.

Todo eso es posible gracias al uso de la palanca analógica o la cruceta digital, ya que el control con interfaz táctil del original no permitía la precisión suficiente y ese fue su principal lastre. Sin ese inconveniente, esta edición resulta ser magnífica en su jugabilidad y claramente superior al título del que parte. Además, las opciones de control son muy amplias: además del GamePad de Wii U podemos jugarlo con el mando remoto de Wii, el mando remoto de Wii o el mando Pro de Wii U, así que básicamente podemos jugar como queramos. Si jugamos con el GamePad podemos prescindir del televisor y eso resulta positivo porque el diseño del título se presta fácilmente a las partidas cortas que, por ejemplo, podemos echar en unos cortes publicitarios o cuando tenemos solo tiempo para jugar un par de niveles.

En total, nos encontraremos con tres mundos con un total de veinte fases cada una, más los niveles adicionales. Aunque algunas de estas fases se pasan en apenas un minuto (y muchas de ellas en no más de dos), hay que tener en cuenta que el título es muy rejugable y moriremos varias veces. Quizá no en las fases iniciales, pero definitivamente el juego acaba subiendo su nivel de dificultad y eso hace que se disfrute mucho más. Nunca llega a un nivel enfermizo de dificultad, pero esto se debe tanto al buen diseño de los niveles originales como por los beneficios del sistema de control de esta edición, ya que en el original algunos niveles sí podían resultar ser obstáculos de consideración por la menor precisión que se obtenía por el sistema sobre pantalla táctil.

De todos modos, tampoco hay que despistarse. Cuando nos pasamos el juego, desbloqueamos diseños alternativos de los niveles y estos sí son difíciles y punto. Eso hace que se duplique el volumen de contenidos y hace que la dificultad sea considerable, teniendo en cuenta que es un juego de plataformas diseñado originalmente para un modelo de juego gratuito con micropagos y que se distribuye aquí por un precio bastante comedido.

El aspecto visual de Kung Fu Rabbit es sencillo pero desenfadado. Apuesta por unos gráficos muchas veces más cerca de lo icónico que de otra cosa, como muestra su cuadriculado conejo protagonista: en esencia, un cuadrado con orejas y pequeñas extremidades. Los mundos se ambientan con gamas de colores y espectros temáticos diferenciados que le sientan muy bien al juego para aportar ese puntito de variedad que siempre gusta en este tipo de juegos. Todo ello con un estilo de dibujo animado con animaciones que aunque no son las más trabajadas que uno puede encontrar, sí son resultonas y eficientes para los objetivos que se marca el título. La música, por su parte, funciona bien pero resulta un poco repetitiva pues le falta algo de variedad en sus composiciones para ofrecer un conjunto redondo.

Conclusiones

Neko Entertainment ha hecho un muy buen trabajo adaptando este título original de la desarrolladora original por dos razones fundamentales: en vez de empecinarse en verter la experiencia táctil original sin más se ha optado por un control tradicional que, sin duda, es mucho más eficiente y satisfactoria en el género de las plataformas; la segunda razón es apostar por un modelo de negocio claro que deja de lado los micropagos. Compras el juego y es lo que tienes, sin tonterías. Así, Kung Fu Rabbit se convierte en un interesante juego de plataformas divertido y difícil (sin llegar a nada excesivo) con un buen conjunto de niveles que nos dará horas de entretenimiento, sobre todo si nos proponemos conseguir todas las zanahorias y superar la segunda tanda de niveles. Es un plataformas, así, muy de la vieja escuela: saltos, algunos enemigos, muchos peligros mortales, y unas dosis justas de exploración.