Análisis de The Munchables (Wii)
En la industria de los videojuegos existen varios títulos de lo más característicos, que no se rigen por lo conocido o habitual, sino que crean nuevos conceptos atractivos para el jugador y los edulcoran con el buen hacer de la casa. Uno de ellos es la serie Katamari, una de las máximas creaciones de Namco Bandai en cuanto a originalidad y puesta en escena, presentando una obra que difiere a todo lo visto con anterioridad y que, por suerte, cuenta con una legión de fans en auge que asegura la continuidad de la serie.
Sin embargo, más allá de Namco Bandai, también existen varios juegos con planteamientos completamente diferenciales, como puede ser la obra que hoy nos ocupa, que bebe mucho del concepto de Katamari pero que sin duda incluye nuevos y diversos elementos para hacer del buen apetito un nuevo género.
Ha llegado la hora de desabrocharse el pantalón, puesto que en The Munchables los enemigos caerán ante nuestro increíble -y monísimo- apetito.
¿Invasores? No hay problema
El aspecto colorido y desenfadado que engloba la obra casa muy bien con la temática e historia del título, historia que, por otra parte, no es nada del otro mundo, pero que sin duda esbozará alguna que otra sonrisa al espectador. La trama argumental nos ubica en el planeta Hambruna, donde viven unas simpáticas criaturas (los munchables) que lo único que hacen día y noche es vivir en armonía mientras comen todo lo que pueden llevarse a la boca. La villa en la que viven nuestros dos protagonistas (controlables desde el primer momento) está dirigida por el anciano de turno, que custodia uno de los ocho orbes legendarios del planeta. Evidentemente, y como no podía ser de otra manera, unos extraños alienígenas se apoderan de dichos orbes, aumentando en número y potencia en comparación con los residentes del planeta, que huyen o mueren a causa de los extraños. Sin embargo, hay dos munchables que se niegan a huir, y más después de saber que los enemigos saben a gloria bendita.
Tras esta breve introducción que nos cuenta Namco Bandai en una secuencia de lo más curiosa, empezaremos a deambular por los primeros niveles del juego, no sin antes aceptar el breve -y merecido- tutorial que nos explicará las bases fundamentales del juego. La temática del juego es muy sencilla, así como sus controles, que nos obligarán a contar con un wiimote y un nunchuk para controlar a los héroes, pese a no emplear demasiado las funcionalidades exclusivas del mando de Nintendo. Así pues, antes de empezar a comer a diestro y siniestro aprenderemos a movernos por el territorio, saltar, haciendo un movimiento ascendente con el mando principal de la consola; comer, con el botón "A"; y a atacar, con el botón trasero "B" del mando. En pocos minutos habremos comprendido las bases, y nos bastará jugar al primer nivel para saber lo adictivo que puede resultar comenzar un buen plato gastronómico a mamporrazos.
Explora, crece, come
Así pues, The Munchables se presenta como un videojuego de aventuras en tres dimensiones donde la máxima es zamparse todo lo que se mueva, aunque sin obviar las partes de exploración y plataformeo. La mezcla de géneros es evidente desde los primeros compases de la aventura, teniendo una serie de enemigos a los que comernos, plataformas por las que subir y objetos secretos que tendremos que coger si queremos hacernos con el 100% del videojuego. Namco Bandai ha creado un universo lo suficientemente grande como para enganchar al jugador durante horas, y no sólo a los más pequeños por su colorido y temática, sino también a los mayores, por su jugabilidad e hilarantes situaciones.
Cada vez que nos llevemos algo a la boca nuestro estómago lo reconocerá, aumentando de tamaño y segregando una serie de líquidos que, al final del nivel, se convertirán en orbes simples, ideales para aumentar nuestra puntuación y para desbloquear una serie de extras de los que luego hablaremos. De esta manera, y de la misma forma que ocurre con el juego de Keita Takahashi (creador del mencionado Katamari), a medida que vayamos avanzando en el nivel nos iremos haciendo más y más grandes, pudiendo llegar a zonas inhóspitas y degustar unos enemigos que, a priori, eran más grandes que nosotros. Nuevas zonas del nivel se irán visualizando, dando lugar a los objetos secretos -como las bellotas- y nuevos enemigos todavía más poderosos que nos perderemos si somos del tipo de jugador que lo único que quiere es llegar al final del nivel sin disfrutar todo lo que la desarrolladora ha preparado para él.
Por otra parte, los enemigos de nivel superior a nosotros podrán ser debilitados mediante nuestro ataque frontal, dividiéndolos en especies con menor nivel y pudiendo comérnoslas siempre que se pueda. La cantidad de enemigos en pantalla que aparece es digna de mención, propiciando a nuestro personaje auténticos festines de comida que ni el más goloso podría imaginar. Para hacer la experiencia de juego mucho más variada, la compañía japonesa ha propiciado a los héroes una serie de habilidades temporales que harán las delicias de todos aquellos quienes quieran arrasar con todo. Por ejemplo, si estamos rodeados de un buen número de monstruos alienígenas y vemos un objeto con forma de pequeña aspiradora, nuestro personaje tomará la habilidad de aspirar a los enemigos automáticamente, llevándose todo a la boca por grande que sea. También contaremos con otros poderes, tanto para tragarnos enemigos como para aturdirlos.
No faltarán tampoco los enemigos finales, que son, precisamente, los que se han apoderado de los ocho orbes legendarios. Así pues, tendremos que disputar autenticas batallas de comida para vencer a estos colosos que, poco a poco, veremos cómo van reduciendo su tamaño al verse enfrentados contra los afilados dientes de los protagonistas. Aún así, tendremos que estar al tanto de la ofensiva que practicarán, puesto que en el videojuego moriremos si nos dan dos golpes seguidos, pudiendo recuperarnos en el primero moviendo de un lado a otro el mando principal de la consola. Pese a todo, The Munchables es un juego que para el jugador experimentado no supondrá ninguna dificultad, escoja el nivel que escoja.
Un menú completo
Quizá uno de los problemas más graves que tenga el juego es su escasa duración, donde en apenas unas horas habremos conseguido llegar al último nivel y completar el modo historia, aunque por suerte, Namco Bandai es experta a la hora de propiciar nuevo contenido para mantener al jugador enganchado al mando de control. De esta manera, no sólo tendremos a los dos personajes anteriormente citados para completar el videojuego, sino que también podremos vestirlos a medida que vayamos completando mundos, añadiéndoles nuevas formas que, si bien es cierto tampoco aportan nada nuevo a la aventura, no están de más.
Así mismo, también tendremos la posibilidad de ver las escenas de vídeo que darán pie a la trama del juego. Dichas escenas no están hechas con el motor del juego, sino que están hechas como si de un cómic de colores vivos se tratara, potenciando así la experiencia de juego para el jugador y dándole un toque más bonito a la obra. Además, si verdaderamente queremos completar el juego en su totalidad tendremos que zamparnos a los más de 100 enemigos distintos que deambulan por el planeta Hambruna, para, posteriormente, ver sus características en la enciclopedia especializada que tendremos a nuestra disposición en el menú del juego.
Por último, un modo cooperativo para dos personas es lo que mejor quedaría con la estética preciosista que gasta el título. Por desgracia, la vertiente multijugador deja mucho que desear en comparación con otros exponentes del género, pues en esta obra, el segundo jugador lo único que tendrá que hacer es disparar a los enemigos mientras que el primero se los zampa para saciar su apetito incontrolable. La idea de hacer The Munchables un juego cooperativo es buena, aunque la desarrolladora no ha sabido llevarla a cabo de una manera convincente para el usuario.
Siguiendo los pasos de Katamary
Gráficamente la obra presenta unos modelados más que correctos, unos escenarios lo suficientemente amplios como para aplaudir el esfuerzo de Namco Bandai y, sobre todo, unos personajes y enemigos que son digno de mención. Sí es cierto que el juego no es puntero en cuanto a gráficos, puesto que en algunas ocasiones se echa en falta más detalle en los escenarios y animaciones, pero también es verdad que el apartado artístico de la obra eclipsa cualquier tipo de duda al respecto con el tema técnico. La puesta en escena de esta obra de la compañía japonesa es perfecta, presentando un mundo colorista y precioso que gustará a todo tipo de jugadores, experimentados o no. Además, el encanto de los dos protagonistas sumado al humor que frecuenta la obra es digno de admiración, pasando por alto errores gráficos que bien podrían haberse remarcado más si el apartado artístico no fuera tan sobresaliente.
Las animaciones de los personajes y los enemigos son correctas, destacando algún que otro efecto gráfico que contentará a los jugadores que valoran la calidad audiovisual por encima de todo. Lamentablemente una de las lacras más evidentes de este apartado gráfico es el fuego que, lejos de parecer real o desenfadado, parece haber sido reciclado de otro motor gráfico de antigua generación, y que, por si fuera poco, contrasta demasiado con los demás escenarios, dejando una sensación agridulce al jugador.
En cuanto a la banda sonora que acompaña el juego no podemos más que aplaudir el esfuerzo del compositor de la obra que, sin duda, ha dotado a la obra de unas enigmáticas melodías que cuajan perfectamente tanto con el planteamiento del juego como del diseño artístico del mismo. Las melodías que plantean ritmos frenéticos mezclada con los instrumentos hará que el jugador comience su cacería con muchísimas más ganas, y, por ende, con mejor resultado. Cabe destacar que la variedad de melodías es bastante aceptable, siempre contando con una buena base que los usuarios más dedicados sabrán apreciar. Por otro lado no tenemos un doblaje constante en el juego, sino que más allá del doblaje del narrador -en perfecto inglés-, nos encontraremos con que tanto el anciano de la villa como los personajes hacen esos típicos ruidos que llevan empleándose décadas en el mundo de los videojuegos.
Buffet libre
En definitiva, estamos ante una obra magnífica que nos ha llegado de la mano de Namco Bandai, una de las grandes compañías japonesas que están aprovechando al máximo el hardware de Wii, y no precisamente para títulos "convencionales" o "típicos". The Munchables es un claro ejemplo de cómo deberían ser los juegos para la consola de Nintendo, sin refritos, con ideas nuevas y refrescantes que nutran al catálogo de Wii para conseguir el mayor número de seguidores. De esta manera, estamos ante un juego muy divertido que disfrutarán tanto los más pequeños de la casa como los mayores, puesto que tanto por sus retos (conseguir el cien por cien no será tarea fácil) como por su encanto sacado de un libro infantil hacen de él una auténtica maravilla.