Análisis de Pearl Harbor Trilogy – 1941: Red Sun Rising WiiW (Wii)
Los juegos de acción aérea en consola suelen tener suerte dispar, con tan sólo unas pocas sagas establecidas como auténticos clásicos dignos de mención. En el campo de los ordenadores, la tendencia es a la simulación, y los juegos bélicos han ido perdiendo incluso cierto fuelle, aunque no faltan sagas que van renovándose con mayor o menor regularidad. En el caso de Wii, aunque hay algún que otro título interesante, resulta que al final la mejor propuesta disponible hasta el momento para los aficionados a los aviones ha llegado a través de WiiWare, y partiendo de un original de PC.
Se trata de Pearl Harbor Trilogy - 1941: Red Sun Rising, la primera de tres entregas que llegarán a través de WiiWare, sumando un coste total, suponemos, de 30 euros (suponiendo que cada una de las entregas cueste, como ésta, 1.000 puntos), y que a cambio nos ofrece un videojuego a la altura de lo que podemos esperar en este terreno. Quizás no sea una experiencia tan singular como el vuelo de Wii Sports Resort, pero desde luego está llena de otras virtudes, vinculadas con la guerra, la acción, y la intensidad.
El título, en su original de ordenador, ya presentaba una propuesta en línea con este mismo título: acción directa, estilo arcade, y muchos combates, huyendo, eso sí, de momentos fantasiosos steampunk demás combinaciones extrañas. Por supuesto, como buen arcade, se toma sus licencias creativas, pero en los caminos esperables, como la munición infinita.
Pese a todo, debemos insistir en que no se trata de una conversión directa, aunque está claro que el venir del mundo del PC le puede haber beneficiado, sobre todo en el aspecto técnico. Pero hay que tener presente que lo que era un único juego se dividirá en tres partes, y que se incluye, claro, opciones de control por movimientos.
El control del juego permite, de hecho, tres configuraciones diferentes, por lo que está pensado para todos los públicos: el mando clásico, el mando remoto con nunchuk, y el mando remoto en solitario son nuestras opciones. Si optamos por el mando remoto solo no habrá grandes problemas; de hecho, responde especialmente bien a la detección de movimientos. Eso sí, se coge con el mando en horizontal, más en la línea de los juegos de carreras, que al estilo de Wii Sports Resort.
Los que quieran algo más tradicional, tienen en el mando clásico un sistema de control de toda la vida, usando la palanca analógica, que responde muy bien; resulta un poco extraño que el resto de acciones se concentren en la palanca analógica derecha, pero en cuanto uno se acostumbra, funciona muy bien, con escasas excepciones. Al usar el nunchuk, éste se usa por detección de movimientos, y aunque resulta algo más difícil de controlar, da unas sensaciones muy interesantes si le dedicamos suficiente tiempo.
Posiblemente, la mejor opción pasa por usar el mando remoto en solitario, pero lo cierto es que cada una de las tres opciones de control tienen unos pros y unos contras muy definidos, por lo que lo mejor es probarlos a fondo. En cualquier caso, creemos que todos los jugadores encontrarán un esquema de control que se adapte a sus preferencias.
Lo que se mantiene con respecto al original de PC es lo mejor del juego: una buena cantidad de misiones, escenas cinemáticas ocasionales (no hay muchas, pero algo hay), y un estilo visual que ofrece una calidad técnica por encima de la media de las producciones para WiiWare, el sistema de distribución digital de Nintendo para su consola doméstica. Esto, como decíamos, parece una bendición directa que llega desde la versión de PC que, aunque no alcanza las cotas de espectacularidad de los mayores exponentes gráficos de esta plataforma en la actualidad, sí lo sitúa a un muy buen nivel en el terreno de la consola de Nintendo.
El juego se presenta en pantalla en completas 3D que permiten que las batallas se ambienten en amplios escenarios, aunque el nivel de detalle de los mismos es bajo (en esencia, por la localización, que apuesta claramente por el mar), pero con espacio para momentos de gran belleza. Eso si tienes tiempo para verlos, porque hay secciones muy intensas. El escuadrón del que formamos parte suma una docena de pilotos, y podemos enfrentarnos incluso a muchísimos más, partiendo desde la misión epónima de Pearl Harbor.
De esa manera, Red Sun Rising sorprende desde el primer momento, con una recreación de la dura batalla de la II Guerra Mundial ante nuestros ojos aprovechando como pocos títulos en WiiWare la potencia de la consola, lo que le permite llenar la pantalla de aviones, barcos, explosiones, y demás parafernalia sin que ésta se resienta para nada. La resolución máxima, por supuesto, es de 480p, que es la máxima que soporta la consola, y eso lo sitúa por detrás de la versión de PC, pero está claro que los programadores han sabido adaptar el apartado gráfico a la menor resolución, y trabajar para que no se resienta de manera reseñable el apartado artístico.
Sin embargo, donde realmente brilla el juego no es en su destacado apartado gráfico, sino en la inteligencia de los enemigos, que consiguen que la experiencia de juego llega a ser todo un reto. Le falta, por desgracia, algo de flexibilidad a la hora de escoger, pues no nos permite modificar el nivel de dificultad, y esto se traduce, en última instancia, en que en algunos momentos el juego da un tirón notable en la concepción de la dificultad. Nos gusta, en líneas generales, la inteligencia de los rivales; eso hace que haya mucho jugo por sacarle, pero cuando de repente da un tirón o un bajón, la sensación es extraña. Y es que, sin ir más lejos, la primera de todas las misiones es una de las más complicadas.
Eso hace que el ritmo del juego se resienta un poco, y quizás le falta algún elemento icónico más que tenga tanta fuerza como la batalla de Pearl Harbor, pero la campaña tiene un buen desarrollo en su concepción general. Podemos afrontar ocho misiones jugando las campañas americana y japonesa, pero está claro que hay mucho más por venir en las próximas dos entregas.
Esas misiones nos permiten pilotar diferentes aviones, y afrontar retos diferentes, algunos de ellos muy diferentes a la línea genérica del título, lo que, unido a esas dos campañas, nos presenta un juego de acción aérea que, además, resulta muy rejugable. Debes escoger qué camino seguir, y, en todo caso, se nos recompensa al final de la primera pasada con un avión, aunque su uso estará restringido al modo de juego Dogfight.
Este modo de juego viene a ser el modo arcade, independiente de la historia principal. Son pequeñas misiones en las que los objetivos proponen hacer cosas como eliminar a una cantidad determinada de enemigos, o sobrevivir a las oleadas de ataques durante un tiempo dado. Se trata de retos que aportan una dificultad superior, pues nos enfrentamos solos a los enemigos, sin el respaldo de otros miembros del escuadrón, pero puede ser una manera perfecta de mejorar y practicar. En todo caso, si queremos algo tranquilo, tenemos una opción para volar por los diferentes escenarios del juego, sin enemigos; es relajante, y nos permite, en todo caso, practicar piruetas de todo tipo.
Conclusiones
Pearl Harbor Trilogy - 1941: Red Sun Rising adapta a WiiWare el juego Attack on Pearl Harbor, el lanzamiento de Legendo para PC, y lo hace con unos resultados muy positivos. La duración es bastante generosa para un juego digital, y si uno se queda con ganas de más, tan sólo tiene que esperar a las próximas entregas, que, esperamos, llegarán relativamente pronto. Las opciones de control son suficientes, y aunque ninguna es completamente perfecta, todas tienen buenos puntos a su favor, así que entrarán ahí los gustos personales. Eso sí, una curva de dificultad algo irregular (que se ve compensada por la satisfacción de la buena inteligencia artificial de los enemigos), y la ausencia de juego en línea (que sí se daba en PC) son sus puntos oscuros.