Análisis de Overlord: La Leyenda Siniestra (Wii)
Overlord es una serie que nació en Xbox 360 y PC con muy buenas intenciones, intentando distanciarse de la competencia ofreciendo un estilo de juego completamente distinto a lo visto con anterioridad. Tildado de aventura y con un toque humorístico y estratégico más que evidente, la propuesta de Triumph Studios bajo el yugo de Codemasters recibió una aceptación más que notable, además de una repercusión mediática satisfactoria. Lejos de quedarse en un único título para la sobremesa de Microsoft y compatibles, pronto se mostraron nuevos proyectos de la serie, como una adaptación para Playstation 3 que incluía la expansión del juego ya publicada en los otros formatos, una secuela oficial que acaba de llegar al mercado y varios títulos para plataformas de Nintendo. La obra que hoy nos ocupa es, precisamente, la versión para la sobremesa de Nintendo.
Con una historia que nos enseña los sucesos anteriores al primer Overlord y con muy buenas vibraciones, llega a nuestro mercado Overlord: La Leyenda Siniestra, dispuesto a hacerse un hueco en el catálogo de la consola nipona. ¿Conseguirán los esbirros y demás compañeros de ultratumba convencer a los jugadores con la nueva propuesta de control, historia y novedades? La respuesta es clara como el agua.
La historia de un joven martirizado
Cuenta la historia que existía un próspero reino que en muy poco tiempo comenzó a ser testigo de multitud de sucesos catastróficos. Multitud de enemigos aparecían por todas partes haciendo temblar a los aldeanos, la cosecha se atrofiaba por momentos y se negaba a crecer de nuevo, y la corrupción y la mala vida comenzaron a hacer estragos dentro del majestuoso reino. Para evitar más desgracias, el rey partió con la intención de conseguir nuevos aliados, provisiones y, de paso, acabar con los enemigos, volviendo al poco tiempo con la espada entre las piernas y con una non grata sorpresa por parte de su mujer, la reina, que no tardó en fugarse con un chico más joven y musculoso de su círculo de amistades.
Harto de todo y aceptando su desdicha, el lamentado rey vuelve a salir a buscar una solución tangible, dejando a su hijo en manos de una pareja un tanto descuidada, que poco tardarán en despreciar al muchacho, haciendo de él una persona no demasiado alegre. Sin embargo, por causas del destino, en su decimosexto cumpleaños recibe un guante del mal, con el que poco a poco podrá convertirse en el mejor señor oscuro que exista sobre la faz de la tierra. Los enemigos tienen los días contados, puesto que el joven overlord ha venido con ganas de ponerlos a dormir a dos metros bajo tierra.
A medida que vayamos progresando en la aventura iremos conociendo a nuevos personajes (así como profundizar con antiguos conocidos de la serie), sabremos qué ha ocurrido con nuestro padre y el motivo de porqué han sucedido tantas desdichas en tan poco tiempo sobre nuestro reino, reino que, por otra parte, no para de sufrir problemas de traiciones, robos, y demás desgracias. Por suerte contamos con toda una legión de esbirros a nuestras espaldas, esbirros que, gracias a Dios, cuentan con la mejor característica que pueden tener: la lealtad hacia su amo y señor, es decir, a nosotros.
Mismo estilo. Nuevo juego
La mecánica del juego es bastante sencilla. Nos encontramos con un juego de aventura en tercera persona donde la gestión de compañeros será una constante para poder avanzar en el juego, dejando a un lado los recursos y demás componentes que tiran más hacia la estrategia pura y dura. Así mismo, nosotros asumiremos el control del joven overlord, dejando a la inteligencia artificial del juego el control de los leales esbirros. Así pues, y de la misma manera que funcionan Pikmin o Little King Story, nosotros apenas podremos hacer gran cosa en los escenarios, dejando la mayor parte de las tareas a los súbditos, dirigiéndolos hacia objetos destruibles, puzles y enemigos venideros. Pese a que nosotros somos el señor del mal, pocas veces nos mancharemos las manos de sangre, algo que sin duda encantará a los jugadores que gocen con la estrategia calculada al milímetro.
Utilizar a los esbirros con el entorno es tan simple como intuitivo. Nada más comenzar tendremos la posibilidad de hacernos con cinco criaturas simples, que revolotearán detrás nuestro como si de colegialas se tratase. Nada más entrar en contacto con enemigos, estos monstruos del inframundo se pondrán manos a la obra automáticamente, siempre y cuando la zona de contacto esté cerca del personaje principal. Si poseemos la ley de la ventaja, siempre podremos mandar a nuestros amigos a realizar una ofensiva contra los contrincantes, apuntando directamente a los enemigos con el puntero y utilizando el botón trasero del mando principal. Nada más simple y eficaz.
Por otro lado, la gestión de esbirros es exactamente igual que en los demás títulos de la serie. En primer lugar necesitaremos conseguir almas providentes de animales, bichos o enemigos; que los esbirros las recojan y, una vez cerca de un portal de creación -hay muchísimos dispersados por la mayor parte de las zonas- hacer un simple toque de botón para llamar a los fieles monstruos o gestionarlos en función de sus habilidades, Además, para dotar de un sabor más variado a la obra, tendremos cuatro tipos de esbirros que cuentan con unas características especiales. Por un lado contamos con el típico luchador, de color marrón; el afín al fuego, que lanzará bolas de magma y apagará incendios que impidan nuestro paso; el de componente acuático, que podrá revivir a esbirros caídos en combate y nadar; y, por último, el de naturaleza, que empleará veneno y apuñala por la espalda a sus enemigos. Combinarlos correctamente es la salsa de jugabilidad que gusta tanto en la serie, y, por si fuera poco, con el control que se ha preparado para la consola de Nintendo el resultado es más que satisfactorio.
Además de eso, también contamos con unos estandartes, que servirán para afincar una serie de esbirros y que patrullen temporalmente por la zona. Por ejemplo, si existe un puente que no podemos cruzar porque existen arqueros que custodian el lugar, podemos poner un estandarte justo antes del precipicio, mandando así a esbirros afines al fuego -que cuentan con ataque a distancia-, atacándoles cada vez que se acerquen a patrullar la zona. El concepto es interesante, puesto que existen varias maneras de hacer las zonas, todo en función de la mentalidad que tenga el jugador.
La cosa no acabará ahí, sino que además, como "buen" señor del mal, contaremos con algún que otro ataque físico y espiritual para encargarnos personalmente de las hordas enemigas. El hacha es empuña el guerrero del inframundo es útil para según qué enemigos, aunque lamentablemente la vida y magia del protagonista hacen que tengamos que utilizar obligatoriamente a las tropas de esbirros. Pese a todo, contamos con varias magias para ultimar la ofensiva en caso de que los aliados hayan mordido el polvo, propiciando ataques que pueden otorgarnos la victoria, como el rayo devastador, que fulminará al enemigo en apenas unos instantes. Y si nos aburrimos, siempre podremos ensañarnos con nuestros propios compañeros, demostrando quién tiene la última palabra y quién es el que manda en el mundo.
Completo y directo
La historia principal de la aventura nos llevará por un extenso mapa que podremos consultar en el propio menú del juego. A medida que vayamos superando las misiones principales tendremos acceso a nuevas zonas, a las que podremos ir tanto andando como empleando los útiles portales de teletransportación que hay por cada escenario. Además, como todo buen juego de aventura, la obra cuenta con un buen puñado de misiones secundarias, dotando al mismo de una riqueza mucho más variada y mejorando, así, la experiencia de juego. Por otra parte, en el mismo menú del juego tendremos la posibilidad de consultar y conocer todo el vasto mundo de Overlord en forma de bitácora, profundizando un poco más tanto personajes como paraderos, sin olvidar tampoco el trasfondo moral maligno que ofrece la obra.
Para ayudarnos un poco más en la aventura y evitar perdernos en los grandes mapas que plantea el juego contaremos con un mini mapa que estará situado en la parte inferior de la pantalla, que nos mostrará los elementos clave de la misión y algunos puntos de interés -como los criaderos de esbirros, los teletransportes, etc.-.
Las actualizaciones de armadura, armas y habilidades de nuestro personaje también estarán a la orden del día, utilizando como moneda de cambio el oro que recogeremos de la destrucción que propiciemos. También encontraremos objetos que nos ayudarán en la aventura y que los esbirros estarán encantados de transportar hasta el punto más cercano de nuestra "base", tal y como los pequeños pikmin hacen con los tesoros que encuentran esparcidos por el planeta, siendo nuestro principal cometido en este punto de la aventura protegerlos durante el trayecto.
Es importante recalcar que, pese a que en una primera instancia el juego puede parecer sencillo y fácil, a medida que completemos las primeras misiones y hayamos descubierto una buena porción del mapa, la dificultad de la obra comienza a ascender, sin llegar a extremos, pero sí propiciando un buen reto para los jugadores experimentados que estén hartos de que los videojuegos sean como un paseo por el prado.
A la altura de lo esperado
La obra original de Overlord se presentó para Xbox 360 y compatibles con un apartado gráfico preciosista y en una más que digna alta definición, potenciándola en su versión para Playstation 3 y actualizando el apartado con motivo de su segunda parte. Sin embargo, la entrega de Wii está hecha desde cero, sin ningún tipo de reciclado ni adaptación que merme las posibilidades tecnológicas de la videoconsola, y eso se nota desde los primeros compases de la aventura. Overlord: La Leyenda Siniestra cuenta con un apartado gráfico digno de la nueva generación y que, además, sobrepasa el apartado gráfico medio de la consola de Nintendo con creces. El diseño de los personajes y la ambientación son excelentes, con todo tipo de escenarios que dan vida a un mundo colorista -y no tan colorista en algunas zonas- que poco a poco enganchará al jugador.
Por otra parte, los niveles son bastante grandes y cuentan con un detalle -sobre todo los exteriores- que pueden dejar al jugador de Wii impresionado. El sistema de luces y sombras dinámicas es, desde luego, una maravilla, y sin duda hará las delicias de todos los amantes a la tecnología. La desarrolladora ha demostrado que Wii es capaz de mostrar gráficos a la altura de sus competidoras -dentro de lo que cabe, por supuesto-, animando así a que otras desarrolladoras no se dejen llevar por la vía fácil.
Lamentablemente, Overlord no está exento de errores, encontrando algunas incongruencias gráficas en forma de dientes de sierra -mínimos, pero existentes- y ralentizaciones que merman el apartado jugable en algunas ocasiones, sobre todo en los exteriores más grandes. Pese a que en su conjunto la obra aprueba con nota hay que puntualizar estos errores que podrían haberse perfilado con un poco más de tiempo en desarrollo.
La banda sonora del videojuego hace gala de multitud de pistas que encantarán a los usuarios. Contamos con unas melodías que recuerdan mucho a la de obras anteriores, con temas de todos los colores que harán que los momentos épicos sean épicos de verdad. Por desgracia, uno de los apartados más cuidados de anteriores entregas fue el estupendo doblaje, que, sumado al perfecto guión de la aventura proporcionó incontables sonrisas al jugador. Sin embargo, la obra para la consola de Nintendo ha llegado con un doblaje en inglés más que digno, todo sea dicho, pero que no deja de ocasionar una molestia al jugador tras haber escuchado el doblaje castellano anterior. Los subtítulos, eso sí, están en nuestro idioma.
Conclusiones
La entrada del señor del mal a las consolas de Nintendo no podría haber sido con mejor. La obra para la sobremesa japonesa cumple perfectamente su cometido, ahondando más en la historia de los overlord y potenciando un sistema de juego que cada vez está más patente dentro de la industria del videojuego. Su sistema de esbirros, los puzles, y el humor que destila el guión del título, hace de él una apuesta muy atractiva para el jugador que esté harto de jugar a los mismos videojuegos una y otra vez.
Sin duda, Overlord: La Leyenda Siniestra es un soplo de aire fresco al catálogo de la videoconsola, no sólo por su sistema de control -que ya está adoptado en otras obras-, sino por ese aire desenfadado y alejado del bien que emiten la aventura. Lamentablemente el juego cuenta con varios errores que empeoran el producto final y que podrían haberse corregido de cara al lanzamiento oficial. Pese a todo, estamos ante un buen juego que hará las delicias de los aficionados al género y que, sin duda, convencerá a todos los que se atrevan a darle una oportunidad.