Análisis de Endless Ocean (Wii)

Con dos entregas a sus espaldas de la saga Everblue para PlayStation 2, está claro que Arika, el estudio de desarrollo que firma Endless Ocean para Wii conoce bastante bien el terreno en el que se mete al plantear un juego cuya principal baza es dedicarse a explorar los fondos marinos. Y no, no nos metemos en una ciudad sumergida llena de siniestros enemigos, ni vamos con un submarino futurista, ni conquistamos civilizaciones; simplemente nos sumergimos y buceamos en el océano dispuestos a dedicarnos a la noble tarea de la observación de la fauna marina.

Nintendo nos presenta este título dentro del marco de las conocidas como Touch! Generations, un nombre comercial bastante apropiado para todo el colectivo de entrenadores y "no-juegos" (una terminología tan divertida como absurda) que giran en torno a la pantalla táctil de Nintendo DS, pero que está siendo empleado también en Wii, lo que es en cierto modo una muy buena declaración de intenciones. Explorar los fondos marinos no es el trasfondo ni el contexto para dar pie a elementos jugables diversos, o elementos de acción, sino que es el objetivo último de este título. Quien espere, por ejemplo, que su planteamiento sea una excusa para cazar tiburones mutantes psicópatas que quieren conquistar el mundo va a llevarse un chasco.

De hecho, muy posiblemente ése es el principal problema al que se enfrenta Endless ocean: encontrar su público. No todo el mundo está dispuesto a realizar sesiones de exploración marina para ir llenando su libro de registro de avistamientos, o acercarse a un delfín y tocarle la panza virtual. Estamos ante un título que puede plantear retos, como conseguir ver a todas las especies, crear nuestro propio acuario con las especies más exóticas y luego meternos en él, buscar y contemplar tesoros... pero que no tiene un objetivo último concreto.

Y es que en realidad todo se basa en la experiencia de bucear, orientada a experimentar una sensación más de relax que otra cosa, con la opción incluso de escuchar nuestra propia música (guardada convenientemente en la tarjeta de memoria SD de la consola), pero no por ello se trata de un juego carente de retos para quienes busquen su vertiente más jugona. Así, si lo que queremos en buscar todas las especies, hay que tener en cuenta que al proponernos explorar un paraíso submarino, esta tarea puede llevarnos una cierta cantidad de sesiones, dada la amplia variedad de fauna que vamos a encontrarnos. Podemos alimentar a los peces para que se nos acerquen, interactuando con ellos, y de hecho todo el ecosistema responde a nuestras acciones, como tocar el coral o interferir en bancos de peces. Además, hay un importante componente de corte artístico al poder hacer fotografías de todo lo que vemos en nuestras inmersiones.



El sistema de control es terriblemente accesible, pues basta con coger el mando remoto, apuntar y pulsar el botón para dirigir el barco hacia la posición que deseemos en el mapa, y una vez allí, empezar a bucear, usando el botón A para interactuar, mientras nos impulsamos con B, o bien optar por pulsar simplemente el botón menos (-) y obtener un impulso constante. A bordo de la embarcación también veremos cuidados entornos como atardeceres en las playas, o las noches en un mar más abierto, mientras abajo, en las profundidades, nos esperan más de 200 especies diferentes, con algunas de ellas que pueden ser altamente difíciles de detectar.

Es evidente que un factor esencial del control es conseguir emular que la respuesta de nuestro buceador y su sistema de control sea similar a la que esperamos al estar sumergidos, y lo consigue por la combinación de efectos gráficos y de un manejo sencillo, accesible y verosímil que desde luego nos ha convencido.

Un elemento interesante será el entrenamiento de un delfín, al más puro estilo Flipper, aunque se plantea como cierto elemento "arcade" dentro de una experiencia de juego más cercana a la simulación... dentro de lo que cabe, pues no hay un sistema de emulación de apnea ni cosas así, claro. Además, si entrenamos a un delfín, el juego nos dará ciertos objetivos que pueden ser interpretados como misiones, pero dentro de la estructura de libertad del juego es decisión nuestra y sólo nuestra asumir esas propuestas jugables. Si no nos interesa, podemos dedicarnos a hacer lo que nos plazca.

Y es que, debemos insistir en ello, lo que hagamos o dejemos de hacer es decisión exclusiva del jugador, que en realidad debe sentarse ante este título buscando una experiencia de juego orientada hacia la relajación y olvidarse de un día largo. De hecho, en nuestra experiencia, el juego se disfruta mucho más en sesiones relativamente cortas, en torno a la media hora, para hacer unas inmersiones, buscar unos arrecifes, y relajarnos en el sillón mientras escuchamos las soberbias composiciones que interpreta, sin ir más lejos, Hayley Dee Westenra, la jovencísima soprano neozelandesa, que cosechó grandes éxitos dentro de la comúnmente conocida como música clásica gracias a su álbum Pure. Si no nos gusta, o nos apetece optar por otro estilo musical, basta con activar la reproducción de música desde la tarjeta de memoria, como dijimos antes, pero lo cierto es que lo que nos ofrece de serie el título proporciona una ambientación sublime y es, de hecho, uno de los aspectos técnicos más destacables del juego.

Un elemento que bien merece ser destacado es la posibilidad de intercambiar nuestros códigos de amigo con otros jugadores para aprovechar su opción de juego en línea con la Nintendo Wi-Fi Connection y poder, así, bucear junto a otro amigo a través de Internet (aunque con limitadas y predefinidas opciones de comunicación). Hay que recordar que ninguna de las especies incluidas en el juego atacarán nunca, no hay de hecho ninguna clase de peligro, así que se trata simplemente de ir descubriendo las diferentes zonas, pero en esta ocasión junto a otro jugador.



Desde luego, con algo más de 200 especies, hay muchos animales que no se han visto incluidos finalmente en el videojuego, pero sí hay una muestra muy representativa de la fauna marina general, de manera que nos vamos a ir encontrando con delfines, morsas, tiburones ballena, y, en general, con un amplio espectro de animales que abarcan todos los grupos principales de especies y ofrecen una sensación de variedad muy lograda, teniendo siempre en cuenta que hay especies poco comunes que nos puede costar mucho encontrar, en el ámbito de la ficticia región donde se localiza la acción de Endless Ocean.

Gráficamente, el juego presenta entornos maravillosos y diseños de animales sorprendentemente buenos y bien realizados. Y es que no sólo se trata de fondos marinos, y podremos encontrarnos a lo largo de nuestras exploraciones con ruinas en el fondo, y también buscar lugares secretos especiales. Con todo, el foco se ha situado en el diseño de los diferentes animales que, aunque en los planos más cercanos dejan patente que Wii no cuenta con el potencial técnico a nivel de texturización y poligonización de las consolas de Sony y Microsoft, sí puede ofrecer criaturas consistentes y convincentes.

El efecto del agua es igualmente bueno, y en definitiva el trabajo artístico es muy sólido, y se ve respaldado por una consistencia técnica que le sitúa en una muy buena posición dentro del catálogo de Wii. Tiene sus fallos, como lo que se ve cuando nos fijamos en la superficie, desde el fondo, que resulta excesivamente simple y desluce un poco el resultado, pero por otro lado los efectos de iluminación, tanto a nivel ambiental, como a la hora de crear atardeceres o ambientes nocturnos, como a la hora de introducir los rayos de sol por el agua y sus reflejos sobre el coral y demás superficies son de gran calidad. La zona del barco quizás no luce tanto, pero sigue siendo consistente, está bien realizada. Todo ello aprovechando la máxima resolución de Wii, esto es, 480p.

Endless Ocean es un título peculiar que aunque ofrece retos como buscar especies o localizar tesoros hundidos, tiene su punto fuerte en realidad en la experiencia del buceo, objetivo último de la experiencia jugable de este título para Wii. De hecho, aunque tiene misiones lo cierto es que por su planteamiento es el jugador el dueño y señor de afrontarlas o bien dedicarnos a simplemente explorar zonas por aquí y por allá. En realidad, lo más satisfactorio de todo el juego es eso mismo, y quizás por ello pueda resultar una desilusión para quien no sepa de antemano lo que se va a encontrar. Desde luego, en lo que propone, Endless Ocean es un título de gran calidad que muestra cómo el catálogo de una consola puede recibir videojuegos que se alejan de lo esperable y ofrecer no sólo experiencias de juego distintas, sino todo una estructura de desarrollo bien particular que, en definitiva, nos gusta y convence.