Análisis de Boom Blox Bash Party (Wii)
Cuando Steven Spielberg anunció que estaba metido dentro de la industria del videojuego los jugadores más dedicados comenzaron a imaginar qué se traería entre manos esta gran celebridad dentro del mundo del cine. El resultado fue, desde luego, impactante, y no dejó indiferente a nadie, puesto que el director americano anunció un videojuego de puzles basado en las físicas para la consola de nueva generación de Nintendo, alejándose así de todo lo imaginable dentro de la gran pantalla.
Bautizado como Boom Blox, esta fantástica obra de Electronic Arts y Steven Spielberg arrasó con todo, obteniendo muy buenas puntuaciones en la crítica y un éxito comercial satisfactorio para la multinacional, tanto es así que apenas un año después del lanzamiento del título original la desarrolladora ha decidido fuerte por la serie, anunciando su secuela directa ofreciendo nuevos puzles, novedades y una interacción con la comunidad online que nunca antes se había visto en la plataforma de Wii.
La historia sobra
Boom Blox: Bash Party es uno de esos juegos donde la historia carece completamente de sentido, puesto que la mayor baza del título es la jugabilidad del mismo.
De esta manera no encontraremos ningún hilo argumental trabajado, personajes que impacten en el jugador o escenas que nos pongan los pelos como escarpias, sino que más allá de todo esto -que no está dentro del juego- nos encontramos con un juego de puzles tremendamente adictivo, con una puesta en escena que recuerda mucho a los títulos de antaño, donde, lo único que importaba, era la jugabilidad.
El objetivo principal de Boom Blox no es otro que intentar destruir los bloques que aparecen en la pantalla en el menor número de acciones posible, generando así la acción de reto para el usuario. Así mismo, nos encontramos con una infinidad de estructuras y situaciones que no sólo requerirán nuestra fuerza para mover el wiimote, sino también el uso del cerebro, puesto que hay muchos puzles que sólo se podrán resolver si prestamos un mínimo de atención. Para entender completamente el concepto de Boom Blox, Electronic Arts ha preparado una fase inicial a modo de tutorial para sentar las bases de la obra, que, sin duda, vuelve a cautivar a los amantes de los juegos del género. Poco o nada tardaremos en entender la revisada fórmula, con una serie de retos sencillos que servirán para hacernos con el control. Todo es tan sencillo como lanzar una pelota hacia los bloques, cogerlos y lanzarlos a donde queramos esperando una reacción en cadena que acabe con todos los bloques posibles o infectando los demás bloques con el poder determinado, por citar algunos ejemplos . Simple, eficaz y tremendamente divertido.
Cada jugador libra su propia batalla
Uno de los aspectos más atractivos que tiene por ofrecer este Boom Blox es la capacidad para resolver un puzle de mil maneras diferentes, por lo que cada partida es completamente distinta. Para completar el puzle tendremos que hacer un uso exclusivo del wiimote, centrándonos en qué queremos hacer para destruir los bloques para, acto seguido, seleccionar el ángulo determinado (podremos mover la cámara a nuestro antojo) y poner las cartas sobre la mesa. Parece difícil de explicar, pero el mecanismo es muy sencillo. Por ejemplo, contamos con una estructura que alberga, en su cavidad superior un buen número de bloques azules a destruir. El cómo destruirlos es donde radica la diversión del título, pudiendo destrozar la base que protege a los objetos directamente o destruir los pilares inferiores para presenciar una caída espectacular, no sólo de los bloques, sino también de los personajes que pululan por la estructura.
Cada vez que terminemos un puzle obtendremos una puntuación en función del número de movimientos (o número de bloques, según el caso) que hayamos realizado, obteniendo una calificación que en forma de medallas de bronce, plata y oro. Conseguir nuestro primer oro no será demasiado complicado, pero a medida que avanza el juego nos damos cuenta de que la obra presenta una dificultad bastante considerable, haciendo que el sentimiento de reto aparezca enseguida. Por consiguiente, si no llegamos a la medalla de bronce habremos perdido y tendremos que volver a empezar de nuevo el puzle.
Para evitar que el transcurso de la obra se haga aburrido o repetitivo (puesto que contamos con 400 puzles creados para la ocasión), Electronic Arts ha propuesto nuevos elementos jugables para dotar al título de una variedad, que, sin ninguna duda, ha jugado plenamente a su favor. Tendremos varias formas de jugar, con una pelota de tenis y su correspondiente peso, pasando por esféricos mucho más densos y pesados así como una mano pegajosa con la que lanzar los bloques a donde nos convenga, por citar algunos casos. Además, las variantes del puzle no acabarán aquí, sino que también se presentan nuevos escenarios en los que disputar el reto mental. Por un lado tendremos los escenarios normales, con la gravedad típica del planeta, aunque también tendremos ocasión de solventar puzles debajo del agua -con lo que todo ello conlleva- y en pleno espacio, con gravedad cero. Las fisicas están muy bien trabajadas, y, con ello, la experiencia de juego es mucho más enriquecedora para el jugador.
Juego para rato
Boom Blox: Bash Party cuenta con tres modos de juego completamente diferenciados. El primero de todos es el modo para un jugador, en el que tendremos, como decíamos, más de 400 puzles creados de cero para nuestro disfrute, englobando distintos escenarios, y distintas propuestas jugables aprovechando las funcionalidades exclusivas del mando de Wii. El segundo modo de juego propone una vertiente multijugador que cuaja muy bien con la estética y propuesta de la obra, pudiendo jugar los distintos niveles en modos cooperativo y competitivos con un amigo más.
Sin embargo, la propuesta más creativa de Electronic Arts para la obra es, sin duda alguna, el modo de creación, con el que podremos crear escenarios exclusivos y compartirlos en el servidor dedicado para que otros jugadores puedan descargarlo y disfrutarlo. De la misma manera, Electronic Arts va incluyendo en su servidor nuevas propuestas para descargar completamente gratuitas, algo que sin duda agradecerán los usuarios que estén hartos de pagar por todo el contenido descargable. Así mismo, el proceso de creación es relativamente sencillo, siempre y cuando no queramos hacer una obra de arte de proporciones sobrehumanas, empleando el mando principal de la consola para colocar y distribuir los bloques de una manera sencilla y eficaz. A medida que vayamos consiguiendo dinero en el modo para un jugador, iremos desbloqueando nuevo contenido para el editor, por lo que los usuarios más creativos tendrán que completar primero el juego si quieren disfrutar del editor en todo su esplendor.
Además de los distintos modos de juego, Boom Blox: Bash Party incluye algo que sin duda agradecerán los usuarios más dedicados del momento: los logros. Pese a no estar vinculados con la consola como en PlayStation 3 (con sus trofeos) o en Xbox 360, el juego nos premiará cada vez que hagamos uno de los muchísimos logros que propone el juego. Algunos son relativamente fáciles, mientras que otros, para bien o para mal, harán que estemos varias horas intentándolo.
Modesto, pero potente
De todos es bien sabido que los videojuegos basados en puzles nunca han contado con un apartado gráfico superior a la media. En este caso, Electronic Arts no ha querido centrarse única y exclusivamente en la jugabilidad del título, sino que también ha dotado a éste de un acabado gráfico más que destacable, con los escenarios bien construidos, los personajes carismáticos y entrañables y, sobre todo, una física que hará que nos levantemos de la silla y aplaudamos el esfuerzo de los desarrolladores. Y es que uno de los puntos fuertes de la obra es la sensacional física con la que ha sido dotada la obra, haciendo que más de uno quede con la boca completamente abierta al hacer estallar los bloques con la gravedad cero activada, debajo del agua o simplemente en una zona ambiental normal. La sensación no podría ser mejor, basta un ligero toque en uno de los pilares maestros de la estructura del puzle y ver como poco a poco la montaña de piezas va cayendo cual edificio en ruinas. Además, los pequeños personajes que habitarán el puzle también caerán, haciendo que el jugador muestre alguna que otra sonrisa al ver a estos pobres animales caer desde lo más alto del edificio.
Si bien es cierto los personajes y los bloques no cuentan con un millón de polígonos para su caracterización, sí es cierto que han sido dotados con los suficientes para hacer la experiencia de juego muy divertida y amena. Por otro lado, alguna que otra vez hemos sufrido un leve -pero patente- bajón de la tasa de imágenes por segundo, mermando por apenas un segundo la diversión que acarrea ver caer una estructura completa, aunque nada que afecte a la jugabilidad en realidad.
La música de Boom Blox no destaca ni por su calidad ni por su cantidad a la hora de ofrecernos una variedad de temas a la altura de la nueva generación, sino que se limita a cumplir su cometido dentro de un título basado en este peculiar género. Curiosamente los primeros temas que aparecen en el juego recordarán a la serie Los Sims, también de Electronic Arts, por su uso variado de instrumentos y variedad a la hora de la composición. El juego carece de voces más allá de los soniditos típicos que hacen los personajes y que, como decíamos, añade humor a la estética inicial de la obra.
Buena secuela
En definitiva, Boom Blox: Bash Party es una buena propuesta del género de puzles que gustará a todos y cada uno de los seguidores de los videojuegos sencillos y adictivos, así como los usuarios de la primera versión de la serie. Las novedades incluidas, la mejorada física y la interacción entre los jugadores a la hora de subir nuevo contenido para hacer un videojuego -casi- infinito son algunos de los aspectos en los que las desarrolladoras deberían fijarse a la hora de realizar material para la consola de nueva generación de Nintendo, que ya ha demostrado en más de una ocasión que es una combatiente digna dentro de cualquier tipo de género.